MI CAMINO

sábado, 13 de junio de 2015


 

EL JUDIO TAMBIEN NECESITA EL EVANGELIO

Romanos 2: 1- 3:20.

 

REPASO:

En la meditación anterior estuvimos considerando de la manera que el apóstol demuestra su argumento de que todo el mundo necesita el Evangelio por cuanto la ira de Dios se rebela contra toda injusticia del hombre que detiene la verdad de Dios. Esto deja a todo hombre sin excusa delante de Dios.

Pablo comenzó su argumento demostrando que la “Revelación Natural” es suficiente para reconocer, glorificar y dar gracias a Dios. Pero el hombre se envaneció creyendo saber mejor y esto trajo tinieblas al corazón. En esas tinieblas entraron en idolatría. De la idolatría pasaron a la inmoralidad, deshonrando sus cuerpos (sea dicho de paso que el cuerpo del hombre/mujer  fue creado para Cristo y no para fornicación. Ver. 1Co. 6: 12-20). De la inmoralidad pasaron a toda clase de injusticia así no solo degradándose a sí mismos sino la sociedad y la familia.

En todo este proceso Dios revela su ira entregando al hombre a su propio destino que ha elegido y recibiendo en sí mismos el castigo de su propia injusticia.

 

CAPÍTULO 2 INTRODUCCIÓN

Pablo dijo que “el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego” Ro. 1:16.   En el argumento anterior demostró la necesidad del evangelio para el griego, el gentil. En este capítulo Pablo va a demostrar que el Evangelio es también necesario para el judío.

 

Comienza su argumento usando la primera persona del singular. (En el cap. Anterior usó la tercera persona del plural)

Es como si un judío imaginario hubiera estado oyendo a Pablo condenar a los gentiles y hubiera aplaudido  diciendo ¡¡Amen, Pablo!! ¡¡Amen. Dales duro!!  Pero el apóstol, al oír esto, se dirigió a él diciéndole; “Tú, tampoco tienes escusa, porque heces los mismo que estás condenando en los demás, y por tanto te estás condenando a ti mismo”

En los siguientes versículos Pablo explicará que el juicio de Dios es justo para todos los que practican la injusticia, por tanto  todos necesitan el Evangelio de Dios.

 

 

EL JUICIO DE DIOS (Ro. 2:1-16)

El judío confiaba básicamente en la circuncisión y en que Dios le había dado el Tora. Esto es, confiaban es su elección y revelación. Juan el Bautista  mismo les reprende  en cuanto a su elección (Mat. 3:8,9) y Jesús les reprende en cuanto a su revelación. (Jn. 5:39; 7:19)

Esto les daba una superioridad sobre el gentil, superioridad que les había llevado a la complacencia.  Ellos mismos se habían hecho  indulgentes y desobedientes.  Estos dos aspectos (elección y revelación) les daban autoridad, según ellos, de juzgar a los gentiles, sin darse cuenta que ellos mismos se estaban condenando al juzgar a los demás. Y no solo esto sino que estaban endureciendo su propio corazón. 

 

Pablo establece una base común de argumento con su interlocutor porque los dos son conocedores de que Dios se ha revelado como Juez justo de toda la tierra. (Gen. 18:25; Sal. 9:7,8; 11:7; 96:13; 145:17; Job. 34:17-19; Ap. 16:5)

 

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SEGÚN LAS OBRAS. (V.6-10)

Pablo no está contradiciendo su doctrina de la justificación que más adelante explicará detalladamente. Está estableciendo las bases del juicio de Dios para todo hombre sin diferencia de su raza o condición o incluso elección.

No solo el AT sino el NT, el Evangelio, nos enseña que el juicio de Dios es según las obras. Cada uno recibirá la recompensa debida a su obra. (Mat. 16:27; 2Co. 5:10; Ef. 6:8; Ap. 22:12).

Insisto en decir que el Evangelio no solo proclama “Justicia imputada” sino “Justicia impartida”  No es solo que Dios nos ha declarado justos sino que nos ha hecho siervos y esclavos de la justicia. Ro.6:16,18.

 

Así como el judío cayó en la complacencia de su elección, también el cristiano puede caer en la complacencia de su fe. Esto es por lo que el apóstol Santiago tiene que amonestar a aquellos que dicen tener fe pero no pueden mostrar las obras que la acompañan. (Snt. 2:14-26). El Señor claramente advierte de aquellos que tenían cierta “familiaridad y conocimiento” de Él, pero sin embargo fueron condenados por no producir las obras dignas del arrepentimiento. Mat. 25:31ss.

 

Del verso 7 al 10 Pablo hace la diferencia, no solo en el pago de las obras, sino en la actitud del corazón de aquellos que las hacen, ya sean buenas o malas. Unos buscan y perseveran en aquellos que glorifica a Dios. Los otros buscan aquellos que los promueve a ellos mismos, Pablo los llama “contenciosos”

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SIN FAVORITISMO (V. 11)

Es importante que entendamos que la elección de Israel no fue caprichosa sino que fue con la intención y propósito de que fueran “luz a las naciones.” La historia nos enseña que el Señor juzgó a su pueblo abandonando el Templo y destruyendo sus ciudades a causa de la idolatría.

La expresión “al judío primeramente y también al griego” nos da a entender que todos están a la misma altura y nivel en cuanto al Juicio, ya que está basado solo y exclusivamente en las obras. Es al judío primeramente porque a ellos se les dio la ventaja de la revelación. Ro. 3:1ss.

En el verso 16 del cap. 2 Pablo ya nos anticipó que la salvación que viene por el Evangelio es para el judío y el griego basado solo en la fe igualmente para los dos. Esto es la justicia de Dios y la salvación de Dios cortan a toda la humanidad por el mismo rasero.

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SEGÚN LEY (V12-16)

En estos versículos Pablo nos habla que toda la humanidad está bajo Ley. Aquellos que solo conocen la Revelación Natural están bajo la Ley de la conciencia que Dios ha escrito en sus corazones. Básicamente esta ley dice; “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.  Mat 7:12.

Pero la Revelación Especial de Dios (Tanaj) no solo es un privilegio, sino una responsabilidad y vara de medir.

Como la parábola del siervo infiel (Luc. 12:41-48) cada uno será juzgado según el conocimiento que su Señor le ha dado.; “…al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá 

 

CONCLUSIÓN

La intención de Pablo es poner al pecador (Judío y gentil) bajo el justo juicio de Dios con el fin de entregarles la Justicia de Dios que gratuitamente  ofrece por medio de la fe de Jesucristo.

La advertencia para nosotros es no seguir el ejemplo de Israel que en su complacencia no dieron el fruto que Dios esperaba.  Nuestra elección es para santificación y para su gloria. (Ef. 1:4ss.).