INTRODUCCIÓN AL TEXTO
BIBLICO
Antes de comenzar las meditaciones en particular creo conveniente que demos
un vistazo general el texto bíblico. Pero recuerda, esto no es un comentario
del Evangelio de Juan, es una guía para que puedas meditar con la intención de
seguir a Jesús como discípulo. Yo solo resaltare algunos puntos del texto que
te pueden ayudar, pero tu meditación es libre y personal, confiando en el
Espíritu Santo que conoce tu estado y progreso espiritual.
Juan nos dice claramente cuál fue el propósito que tenia para escribir su
evangelio. Esto nos lo dice
inmediatamente después del relato de la incredulidad de Tomás. (Jn. 20: 30,31). Juan escribió para que
creamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que creyendo tengamos
vida. Este corto epilogo nos anticipa lo que podemos esperar en nuestras
meditaciones. Primero es que tendremos una revelación de Jesús como Mesías y
como Hijo de Dios. Segundo es que nuestra fe en Jesús aumentará y será
fortalecida. Tercero tiene que ver con VIDA. El Evangelio de Juan tiene que ver
fundamentalmente con vida, vida eterna, que es la vida de Dios en el hombre. Ya
desde la principio vemos (v.4) como Juan introduce el tema de la VIDA y seguirá
repitiendo esta palabra 47 veces. Aparecerá como vida eterna, agua de vida, pan
de vida, palabras de vida, luz de la vida, resurrección y vida, etc. De hecho que Juan dice que Jesús es la
manifestación de la vida. (1Jn. 1:2).
En nuestro seguimiento de Jesús en este Evangelio podremos observar lo que
verdaderamente es la vida eterna que hemos recibido. En cierta medida nosotros
también somos manifestación al mundo de la VIDA ETERNA. (Jn. 6:57).
Juan suele usar conceptos o elementos opuestos en su relato, como por
ejemplo; Luz y Tinieblas. Ley y Gracia. Carne y Espíritu, etc. Esto lo hace,
creo yo, para diferenciar entre lo verdadero y lo falso. Él mismo dice que Él
es LA VERDAD Y LA VIDA que como camino llevan al Padre. Para demostrar esto a
lo largo de su relato irá trayendo a luz la oposición de los Fariseos como
representantes (no todos) de la religión falsa que no produce vida ni lleva al
Padre. Hasta tal punto que en una ocasión les tiene que decir claramente que ellos
“”son de su padre el diablo” (Jn. 8:44). Esto es un tema interesante
de observar a medida que vayamos meditando y siguiendo a Jesús como Verdad y al
mismo tiempo descubriremos la religión falsa.
Una nota aclaratoria es necesaria en este momento. Yo no estoy diciendo que
el Antiguo Testamento o la Ley de Moisés es una religión falsa. Una gran
mayoría de Escribas, Fariseos y Saduceos (Sacerdotes) eran más seguidores de la
tradición oral (Talmud) que de la Ley de amor y gracia que Dios les dio en el
Sinaí. Jesús mismo los reprende en este aspecto. (Mr. 7: 9-13). El Antiguo testamento es LUZ que alumbra y da
testimonio de Cristo y la Ley de Moisés fue dada en un acto de amor y gracia de
Dios, no solo a su pueblo, sino a todo el mundo.
Esta pequeña introducción es suficiente para darnos una idea del tema
central de este Evangelio que es VIDA ETERNA MANIFESTADA. No solo manifestada,
sino impartida a los hombres que creen en su NOMBRE. Esto es en contraposición
a la falsa vida que ofrece la religión falsa que el Diablo siempre ha querido
mezclar o diluir en la Palabra de Dios.
PRIMER
CAPÍTULO (Sugerencias para meditar)
Juan comienza su Evangelio obligándonos a mirar el relato de Génesis.
Génesis es el principio de la primera creación por la Palabra de Dios. El
Evangelio de Juan es el principio de la SEGUNDA CREACION, o Nueva Creación,
también por medio de la Palabra de Dios.
El igual que en la primera creación todo fue hecho por la Palabra y sin
ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Tenemos que considerar que en la
Nueva Creación nada es hecho que no sea por medio de la Palabra. A lo largo del
seguimiento iremos viendo enfáticamente que el Padre es el origen de todo, la
Palabra, (Jesucristo) es el medio por lo
cual todo es hecho y existe y el Espíritu en nosotros es el poder por el cual
todo es ejecutado. De ahí la importancia del seguimiento la comunión y la
obediencia. Idealmente toda obra o acción del cristiano ha de guardar este
importante principio espiritual, de lo contrario entramos en antagonismo con el
Espíritu que es LA CARNE o la religión falsa. Santificación básicamente es el
proceso por el cual somos purgados de la carne
o lo que pertenece al hombre natural no regenerado.
En Génesis también vemos un árbol plantado en medio del huerto que su fruto
es VIDA. Ese árbol nuevamente es plantado en la Tierra de la Promesa pero esta
vez es un Árbol Vivo del cual todos tienen que comer si quieren tener vida. (Jn. 6:54ss). Este árbol es nuestra
comida eterna para salvación y sanidad.
Ap. 2:7; 22:2,14.
Al igual que en la primera creación es la luz el primer acto de la creación
por la Palabra. También en la Nueva creación vemos que la Luz resplandece en
medio de las tinieblas. Luz es la manifestación visible de la VIDA (Jn. 8:12). Cuando la Vida viene a
nosotros comienza el proceso de disipación de tinieblas, no solo en nosotros,
sino en todo lo que nos rodea. Juan lo pone así en su primera epístola. (1Jn. 2:8).
Cuando el Señor terminó su primera creación, se gozó en ello y los bendijo.
Esto mismo vemos en la Nueva Creación. El Señor llenó aquellos hombres de luz y
les ordenó que se repartiesen por toda la tierra para que el mundo sea llenos
de la luz verdadera que alumbra a todo hombre.
Otro tema en el cual también podemos meditar es en el rechazo de Dios, el
rechazo de la vida. Adán rechazó la vida de Dios a cambio de su propia vida.
Son palabras muy tristes de oír las que dicen los versos 10 y 11. El mundo no
le conoció y los suyos no le recibieron. Pero siempre la gracia Divina
sobreabunda sobre el pecado. (Ro. 5:20)
porque Él ha llamado para que muchos crean en su Nombre y a estos les ha dado
la adopción en el Amado.
Esta adopción no es como la que pueden hacer el hombre que solo consiste en
un acto legal. Juan nos dice que es una adopción por medio de engendro. Al igual
que Juan, el apóstol Pedro nos dice que hemos sido engendrados por la Palabra de
Dios (1Jn. 1:23) y por ello somos “participantes
de la naturaleza divina…” (2Pe. 1:4).
Pero es importante el recalcar el énfasis que Juan le da a este acto divino.
Al igual que en la primera creación no hubo ninguna posible cooperación del hombre,
también en este acto de la nueva creación no hay ninguna colaboración del hombre.
No hay “voluntad de carne” ni “voluntad de varón” sino solo de Dios. Aleluya.
Dejamos aquí nuestra meditación. Creo que es más que suficiente para pasar dos
semanas en la presencia del Señor y tener santa comunión con estas preciosas y divinas
palabras. No tengas prisa, dale tiempo a que la palabra profundice en ti. Repítela
de muchas maneras. Un día puedes usarlas como alabanza y acción de gracias. Otro
día pomo petición para ti. Otro día como intercesión para tus amados.
Que el Señor te bendiga y te de la gracia de su presencia manifiesta.