¿ERA ESTE ÁRBOL ALGO SOLO HISTORICO O ES TAMBIÉN PRESENTE?
No solo fue histórico y real en la vida de Adán y Eva sino que es algo presente para todos los hombres.
Ya hemos visto que el árbol de la vida era un tipo de Jesucristo y su fruto es la vida de Dios en el hombre. Cuando Jesucristo vino fue plantado, al igual que un árbol, en un madero para que todos lo vieran y vinieran a él buscando vida eterna. La vida que proviene de Dios. Porque creer es recibir a Cristo, o la vida de Dios en uno mismo. Por ello Juan dice que a los que creen les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales son engendrados de Dios. Jn. 1:13. . El que no cree ha rechazado la Vida de Dios y por lo tanto a caído en si mismo. Ha caído en sus propios recursos, en su propia vida.
Nadie tiene escusa. Nadie puede juzgar a Adán por haber comido del árbol del bien y del mal. Dios, en su amor a la humanidad, nos ha enviado nuevamente el Árbol de la vida en su Hijo Jesucristo para que todos vengan a Él y comamos gratuitamente. Por esto, cuando vino a nosotros dijo: “Yo soy la Vid verdadera el que permanece en mí….”
El hombre no solo ha comido de este árbol y sigue comiendo, sino que se deleita en él, lo adora, está orgulloso de todo lo que ha alcanzado sin necesidad de Dios. Pero los que tenemos entendimiento nos damos cuenta de que el gobierno del hombre en la tierra solo ha traído guerras, pobreza, injusticia y la destrucción del medio ambiente.
Cada imperio que se ha levantado desde la Torre de Babel hasta los imperios presentes, el capitalismo, el comunismo o el humanismo, todo imperio ha sido el intento del hombre de traer un gobierno justo por medio de su sabiduría y prescindiendo Dios. Esto es el culto al hombre.
Pero los que hemos creído sabemos que Babilonia será destruida y muchos lloraran pero los santos se regocijaran porque entonces vendrá el Reino de Dios y su Rey justo que reinará en justicia y verdad. Mientras tanto nuestro mandato es orar: “venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” Y no solamente orar para que su reino venga sino también vivirlo y exteriorizarlo como luz y testimonio porque su reino ya está en nosotros.
PUEDE UN CRISTIANO AUN COMER DE ESTE ARBOL
Lamentablemente que si, pero no en la misma manera que una persona que aun no ha recibido a Jesucristo como su vida, o su salvador. Porque aunque tenemos la vida de Dios en nosotros, aun no se ha manifestado lo que tenemos que ser. Somos como Rebeca que dentro de ella, en sus entrañas, llevaba dos reinos que luchaban entre si, y ella estaba en agonía. Esto es figura de lo que mas tarde Pablo nos explicaría en Romanos 7 sobre la lucha de la carne y el Espíritu en las entrañas del cristiano.
También el profeta Jeremías anuncia este principio espiritual refiriéndose al pueblo de Dios cuando dice. “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas.” Jer. 2:13.
Los cristianos hemos recibido a Cristo para que sea nuestra vida, y se supone que todos deberíamos vivir con la vida de Dios y así manifestar a Dios. Ahora bien, ha pesar de haber recibido esta vida de Dios por medio del Espíritu Santo, aun tenemos nuestra propia vida o la vida natural que recibimos de Adán y que es independiente de Dios. Pablo lo llama de diferentes maneras, a saber; la vida natural, la vida de la carne, el viejo hombre, ser niños, etc. En contraposición a esto esta la vida de Cristo en mi, la vida del Espíritu, el nuevo hombre, etc. Todos estos términos expresan la misma idea espiritual.
Cuando Adán comió del árbol, por así decirlo, cambio su DNA espiritual y produjo hijos o una descendencia que había sido envenenada por la serpiente cuyu deseo era ser igual a Dios y sentarse en el trono de Dios. Por ello Dios tuvo que enviar un segundo Adán (Cristo) que por medio de la resurrección engendrara hijos espirituales. (Ver 1Co. 15:) esto es la nueva creación. Hijos engendrados para hacer la voluntad de Dios con un corazón que desea complacer al Padre.
Pablo en Romanos 6,7, y 8 nos habla de lo que es el hombre carnal, natural y el hombre espiritual. Poniéndole sencillamente el hombre carnal es aquel que vive su vida confiando en su propia habilidad de obedecer a Dios y su ley. Es el cristiano que quiere agradar a y servir a Dios sin depender total y absolutamente en el Espíritu Santo y confiando en la carne.
Este cristiano cree que puede disciplinar su mente y corazón. Es el cristiano que siempre está haciendo promesas a Dios y siempre las esta rompiendo. El cristiano que cree que puede cumplir la ley de Dios y los diez mandamientos. Se propone orar más, leer más la Biblia, etc. Pero fracasa una y otra vez. Dios esta esperando que aprenda una lección muy importante y esta es que cristiano solo puede ser Cristo y nadie mas. Solo Jesús vivo una vida que agrado a Dios y esto lo hizo por sus propios medios. Jesús vivió por la ley y bajo la ley. El cristiano ha de saber que toda su vida ha de ser por fe y por gracia. Esto es confiando y esperando solo en Dios que por el Espíritu haga su obra en el.
Pablo nos ensena esto en Ga. 2:20. “con Cristo estoy crucificado y ya no vivo yo, sino Cristo en mi, y lo que ahora vivo lo vivo en la fe de Cristo. No ya mi fe, sino la fe de Cristo.
Así que nosotros debemos saber que por nosotros mismos no podemos sujetarnos a Dios y su ley, porque no podemos y porque no queremos. Ro.8:7. Pero la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús es la que me libra de la ley del pecado que opera en mi vieja naturaleza.
Jesús lo dijo muy claro a la Samaritana que el que adora a Dios, o sirve a Dios, u obedece a Dios ha de hacerlo en Espíritu t en verdad. Dios no recibe nada que pertenezca a nuestra naturaleza adámica, solo recibe de nosotros lo que pertenece a nuestra naturaleza de Cristo.
Lamentablemente estamos llenos de obras, pensamientos y proyectos que pertenecen a lo Adámico. No solo nosotros en nuestra vida cristiana personal, sino que nuestras iglesias están llenas de ideas, planes, proyectos, departamentos, etc. Que ha sido engendrado en la carne, son mantenidos por la carne y solo dan gloria a la carne o al hombre. Pero todo eso son trapos de inmundicia y obras de muerte.
Termino con un versículo muy interesante. Heb. 13:20,21. Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
¿Que interesante no? Haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de el por Jesucristo.
En otras palabras Dios quería ser complacido por el hombre, pero como ningún hombre pudo hacer esto. Envió a su Hijo en la persona de Jesús para que este le obedeciera y complaciera completamente. Por esto dijo. “Este es mi hijo amado, en el tengo complacencia” Y después envió al Espíritu de su Hijo para que volviera a vivir esa misma vida en nosotros.
A Dios sea toda la gloria.
SENOR nuevamente te he visto en Génesis tres. No solo como el árbol de la vida, sino como aquel segundo Adán donde comienza una nueva raza humana engendrada por tu Espíritu y con una nueva disposición, teniendo el mismo sentir que Cristo que se vació, se humilló, se hizo siervo y fue obediente a ti hasta la muerte. Padre esto es verdadera santidad, esto anhela mi alma.
Cuando vine a ti para salvación solo veía mi pecado y con tu sangre me lavaste. Luego me mostraste al Hijo y al verlo a Él y ver mi corazón comprendí que no solo querías salvarme de mis pecados sino que viniste para salvarme de mi mismo. Mi más profundo deseo es el del salmista cuando dice: “Yo en justicia veré tu rostro: Seré saciado cuando despierte á tu semejanza.” Sal 17:15
lunes, 4 de octubre de 2010
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