MI CAMINO

sábado, 10 de enero de 2015

NOTAS EN ROMANOS


Romanos 1 :16
 
INTRODUCCION: En el verso anterior (15) Pablo declara a los romanos lo deseoso y dispuesto que está de ir a Roma para anunciarles el evangelio. Para él, el anuncio del Evangelio de su Dios era una necesidad, de tal manera que en la carta a los Corintios dice así; “…pues si anuncio el evangelio, no tengo porque gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡Ay de mí si no anunciare el evangelio!” 1Co. 9:16. Pablo había recibido de Dios el Evangelio de su Hijo Jesucristo y esto le había puesto en deuda con toda la humanidad; “…a griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor” Ro. 1:14. Pero no solamente era la carga y la responsabilidad de su apostolado que la había hecho deudor, sino que había experimentado algo más maravilloso con respecto al anuncio de la cruz. Esto es lo que meditaremos en el verso de hoy.
 
PABLO SE GLORÍA EN EL EVANGELIO.
Pablo había sido apartado para el evangelio de Dios (Ro. 1:1) que es la glorioso, según (1Ti. 1:11). Su vida consistía en ministrar el evangelio de Dios (Ro. 15:16).  Incluso sus sufrimientos los consideraba como un provecho para el evangelio (Fil. 1:12). Su gloria era la cruz de nuestro Señor Jesucristo. (Ga. 6:14)
 
Sin embargo en el pasaje que estamos considerando en lugar de declarar que se gloría en el evangelio, lo pone en sentido negativo diciendo que no se avergüenza del evangelio. ¿Cuál es la razón? Jesús mismo advirtió a sus discípulos acerca de avergonzarse de Él (Mr. 8:38) y Pablo advirtió a Timoteo con respecto a lo mismo  (2Tim. 1: 8). Esto nos demuestra que avergonzarse de Cristo o del Evangelio es una gran posibilidad en la vida cristiana. De hecho que Martin Lloyd-Jones dice que si alguien nunca ha sido tentado en esta área es porque quizá nunca ha comprendido el verdadero mensaje del evangelio. Claramente Pablo habla así teniendo en mente a aquellos que estaban pasando por esta tentación en Roma.
 
LA LOCURA DE LA PALABRA (1Co. 1:18—25)
Llevaría demasiado tiempo para entrar en los detalles de este pasaje, pero Pablo está exhortando a una iglesia que, entre otras cosas, estaba dejando la sencillez de Cristo para buscar sabiduría. Esto es  por lo que llagaron a decir que Pablo era tosco en su predicación y la palabra menospreciable (2Co.10: 10 y 11:6)  Pero Pablo sabía que la palabra de la cruz es locura para el mundo. El mensaje de Cristo es una ofensa para el hombre natural. (Ga. 5:11), porque el Evangelio denuncia su perdición, su ruina y demuestra su total incapacidad de redención. Por ello Pablo no predicaba filosofía, ética o moral, ni mucho menos autorrealización o autoayuda. El predicaba a Cristo y este crucificado (1Co. 1:23). Esta frase (Cristo crucificado) es una contradicción en sí misma porque la palabra Cristo (Mesías) lleva la connotación  poder, esplendor, triunfo, y crucifixión significaba debilidad, humillación, derrota. Esto era tropezadero para los judíos y locura para los gentiles.
 
El Evangelio declara que un carpintero nacido en pobreza y vergonzosamente crucificado es el salvador del mundo que resucitará a los muertos. Cuando Pablo habló así le llamaron charlatán (Hch. 17:32)
 
Es en esta locura de la predicación, del mensaje de un Mesías sufriente y resucitado que a Dios le ha agradado salvar a los que hemos creído (1Co. 1:21) por lo que Pablo sabía que no es por medio de palabras persuasivas de humana sabiduría, que ha de predicarse el evangelio, sino con demostración del Espíritu y poder. (1Co. 1:17; 2:1-5)
 
EL EVANGELIO ES PODER DE DIOS
Si nos fijamos atentamente el apóstol está siendo muy lógico en su exposición usando la palabra “porque” que aparece 8 veces en la primera parte del capítulo. Así que su argumento sigue así; estoy pronto a anunciaros el evangelio en Roma  “porque” no me avergüenzo del evangelio “porque” es poder de Dios para salvación…”porque” en el evangelio se revela la justicia de Dios…”porque” la ira de Dios se revela…
 
Pablo no se avergüenza del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación del hombre. En esta locura, en esta debilidad, a Dios le ha placido esconder su poder.
 
El evangelio es el llamado eficaz de Dios, por medio del Espíritu Santo, a todos los que van a ser salvos, basado en la obra redentora de Cristo.
 
Cuando el evangelio es anunciado en fe y en verdad, el Espíritu de Dios colabora con la Palabra proclamada produciendo fe  y vida nueva en aquellos que han sido ordenados para vida eterna llamándoles a salvación. (Hch. 13:48) Así que por medio del Espíritu el Evangelio se convierte en Palabra creativa de Dios.  Es la Palabra de Dios que permanece para siempre y que nos purifica por medio del Espíritu Santo (1Pe. 22-25) Y también en (1Pe. 1:12) podemos ver que el evangelio fue predicado por medio del Espíritu Santo.
Esto es por lo que El Señor, después de haber instruido a sus discípulos por 40 días con respecto al Evangelio, le dijo que esperaran la venida del Espíritu que acompañaría a la proclamación.
La iglesia primitiva sabía que la palabra tiene que ir acompañada de “la mano de Dios” que es el Espíritu Santo.  (Hech 4: 29:31,33) Así que al igual que en Génesis  vemos la Palabra y el Espíritu en la primera creación, también en Hechos y las epístolas vemos la Palabra y el Espíritu en la Nueva creación.
 
La primera mención que Pablo hace del Espíritu Santo en sus epístolas es precisamente con respecto a la relación del evangelio y el Espíritu. 1Tes. 1:5.  Su llegada a Tesalónica no “fue con palabra solamente” sino en poder y en Espíritu Santo, de tal manera que recibieron esa palabra como palabra de Dios mismo la cual actúa en los creyentes.
Igualmente en 1Co. 2:4 y Ro. 15:19. Pablo declara que la predicación de su evangelio van acompañados de la actividad poderosa del Espíritu Santo.
 
CONCLUSIÓN
Pablo se gloria y no se avergüenza de la proclamación de la Cruz porque es en verdad Palabra de Dios con demostración del Espíritu Santo en poder y eficacia de salvación.
Esta palabra es locura e insensatez (motivo de burla) ante la sabiduría de este mundo, pero es en esta aparente insensatez de Dios que su poder es demostrado para salvación de la humanidad.
 
El problema está cuando la iglesia busca la manera de que su mensaje sea más aceptable por el mundo, más inteligente y accesible, entonces cae en la retorica, en la filosofía, la sicología, lo que Pablo llama; “palabras persuasivas de humana sabiduría” Esto es cuando la cruz de Cristo se hace vana. Es como tratar de vencer a Goliat con armadura, yelmo y espada, en lugar del nombre de Jehová. Como bien dice A. Nygren, “El evangelio no es la presentación de una idea, sino la operación de un poder”
 
Hermanos, el glorioso Evangelio de Dios nos ha sido confiado en esta generación. Nuestra actitud debería ser como la de Pablo (1Te. 2:3-12) y nuestra oración como la iglesia de Jerusalén (Hech.  4:39-31)
 
 
 
 
 

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