MI CAMINO

sábado, 25 de abril de 2015

NOTAS EN ROMANOS


Romanos 1:18

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”

 

INTRODUCCION. Hemos estado siguiendo el argumento lógico de Pablo si estuviera hablando como con un oyente imaginario. Este argumento ha ido así;

Pablo: Pronto estoy a anunciaros el Evangelio.

Oyente: ¿Por qué?

Pablo: Porque no me avergüenzo del Evangelio.

Oyente: ¿Por qué no te avergüenzas, Pablo?

Pablo: Porque es poder de Dios para salvación a todos.

Oyente: ¿Cómo es eso, Pablo?

Pablo: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe.

Oyente: ¿Y para que se revela  la justicia de Dios?

Pablo: Porque la ira de Dios se está revelando desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.

Oyente: ¿Pero cómo es que los hombre han detenido con injusticia la verdad?

Pablo: Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto…pues habiendo conocido a Dios no le glorificaron como Dios. (vss.19,21).

 

LA IRA DE DIOS.

Mucho se predica y enseña hoy día sobre el amor de Dios y poco se predica y enseña sobre la ira de Dios, sin embargo la ira de Dios es un atributo esencial de su carácter.

Antes de definir lo que es la ira de Dios es necesario que la distingamos de la ira del hombre.

1.        La ira del hombre es una emoción y es una reacción a una situación o personas. La ira de Dios no es una emoción ni es una reacción a una situación.

2.       Dios es un ser integro en todos sus atributos, esto es, todos sus atributos están presentes y activos en todo momento. El es amor en su ira, es paciente y misericordioso en sus juicios.

3.       Su ira no es resentida, malévola, vengativa ni rencorosa. (Sal. 103:8-10)

 

Entonces podemos definir la ira de Dios como su actitud santa y justa hacia el pecado que es el causante de la destrucción de sus creaturas. Si no fuera por este atributo divino tendríamos un dios condescendiente y tolerante al pecado, la injusticia y todo aquello que es destructivo. Sería un Satanás. Podemos decir con certeza que no solo es su amor que nos conserva, sino que su ira hacia toda injusticia que ha guardado a la humanidad de autodestruirse.

 

LA REVELACIÓN DE LA IRA DE DIOS.

Desde que el pecado entró en el mundo, la ira de Dios se ha estado manifestando en justicia y juicio. La Biblia está llena de ejemplos como el Diluvio, Sodoma y Gomorra. El juicio sobre Egipto, Ninive, Babilonia, Persia incluso sobre el mismo Israel. La historia del mundo es el juicio del mundo. Todo esto han sido ejemplos y advertencias de lo que un día será “El día de la ira del Señor” donde lo vemos gráficamente en el libro de Apocalipsis. (Ap. 6:16,17; 19:15). Ese día de ira se revelará, como dice Ro. 2:5,8“…el justo juicio de Dios” sobre toda injusticia de los hombres.

 

Cuando Pablo menciona “toda impiedad e injusticia” parece ser que tiene en mente las dos tablas de la Ley. Impiedad es rebelión y deshonra a Dios. Injusticia es todo pecado en contra del prójimo. Hay que fijarse que Pablo dice “toda” esto es, incluye toda falta por pequeña o insignificante que nos parezca.

 

LA IRA DE DIOS SE REVELA EN CRISTO JESUS, (NUESTRA PROPICIACIÓN).

Aunque nos parezca difícil de entender, el lugar donde se revela la ira de Dios es en la persona de su Hijo, siendo clavado en la cruz. La cruz es la manifestación pública de la ira y el amor de Dios. La manifestación pública de la gracia y la justicia de Dios. La manifestación pública del poder y la debilidad de Dios, (en Jesús, 2Co. 13:4).

 

Pablo nos dice en Ro. 3:25 que Dios puso (a Cristo Jesús) como propiciación para perdón de nuestros pecados.

Algunos comentaristas y nuevas versiones de la Biblia no quieren usar esta palabra porque la consideran arcaica y no digna de un dios de amor. Por el contrario León Morris dice que “no nos gusta esta palabra porque hemos sentimentalizado nuestro concepto de Dios de una manera antibiblica”

Propiciar significa aplacar la ira de Dios y volverlo favorable. Está claro que el concepto bíblico es que Dios ha juzgado nuestro pecado en Jesús descargando la ira o el castigo que merecíamos. Más adelante Pablo nos Dice que “Dios es por nosotros” porque “no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros Ro. 8:31,32.

En definitiva podemos afirmar que la cruz era necesaria e inevitable en virtud de un Dios santo que es justo amoroso y aborrece el pecado. Entendemos pecado todo aquello que nos deshumaniza y destruye.

 

SALVOS DE LA IRA VENIDERA

La proclamación bíblica del evangelio casi siempre va acompañada de “la ira venidera” El concepto bíblico de la salvación es ser salvos del poder y las consecuencias del pecado, y esto tiene que ver con la ira que ha de ser revelada.

Todo hombre está bajo la ira de Dios, esa es su condición natural. (Jn. 3:36). El Evangelio nos ofrece la oportunidad de ser salvos de esta condición. (Ro. 9:22-24). Salimos o somos salvos de esa ira cuando creemos en Jesucristo y recibimos la justicia de Dios en Él. (Ro. 5:9; 1Te. 1:10; 5:9; Ef. 2:3. Col. 3:6)

 

El Evangelio son Buenas Noticias porque anuncian la salvación de la ira venidera y el establecimiento de la verdad de Dios. Hoy hemos convertido la Buenas Noticias en “Buenos Consejos.” Si es que no predicamos la necesidad de arrepentimiento y ser salvos de la ira venidera.  Cuando nos avergonzamos de un Dios de ira sobre el pecado y la injusticia del hombre, nos estaremos avergonzando de un Dios que es justo, y por lo tanto hacemos que la cruz sea innecesaria.

 

Creo necesario decir que cuando el cristiano peca, la actitud de Dios sobre ese pecado sigue siendo la misma. Dios no tiene favoritos ni hace acepción de personas. La única diferencia es que ahora en Cristo ya no hay condenación porque ese pecado ha sido condenado en Su carne. (Ro. 8:1-3) Es por lo que Pablo advierte a los cristianos que hagan morir las pasiones terrenales en ellos porque en los no creyentes esas mismas pasiones traen la ira de Dios. (Col. 3:5,6)

 

DETENIENDO LA VERDAD

El concepto de verdad en el Nuevo Testamento es más que veracidad, es realidad y es justicia (Ro. 2:8). Cada palabra o acción de injusticia es una actitud de resistencia, oposición y estorbo a Dios y su reino de justicia para los hombres. En los dos siguientes capítulos Pablo explicara este concepto y sus consecuencias.

Ahora bien, cuando el cristiano comete injusticia igualmente está deteniendo la verdad de Dios, porque somos luz a las naciones y sal a la tierra. Somos justicia de Dios y verdad de Dios en Cristo.

Sea nuestro ministerio y testimonio como el que declara en 2Co. 6:3-ss.  

 

 

 

martes, 21 de abril de 2015


Heb. 4, 3-11

 

Con este estudio concluimos el tema del reposo

 

En el verso tres el autor hace un cambio e introduce el concepto del autentico reposo. El reposo al que se refrió y que tiene que ver con la Tierra Prometida no es el verdadero reposo que él tiene en mente. Solo mencionó este reposo como tipo con el fin de poner un ejemplo de desobediencia con el fin de que sus oyentes y por lo tanto nosotros “no caigamos en semejante ejemplo de desobediencia” (V.11)´

 

El verdadero reposo que el autor tiene en mente es el Reposo en el séptimo día de la creación, donde Dios entró en su reposo significando el reposo de sus obras. Para dar a entender claramente el cambio de idea al autor introduce una nueva palabra, seguramente acuñada por él mismo. Hasta ahora para referirse al reposo ha usado la palabra “katapausis” Pero en el verso nueve introducen la palabra “sabbatismos” La traducción RV no hace diferencia pero si la RVA. “…Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios”

 

UNA INVITACIÓN CONTINUA

El autor tiene que explicar la declaración del verso tres; “Pero los que hemos creído entramos en el reposo.”  Sus oyentes, al igual que nosotros, podrían preguntar; ¿Pero qué reposo, si a nosotros no nos están ofreciendo una Tierra Prometida?  Para responder a esta pregunta el autor tiene que introducir el Reposo de la obra de creación, dando a entender que el reposo al que Dios siempre se ha estado refiriendo es a este séptimo día.

Los rabinos enseñan que el séptimo día de la creación no tiene fin porque a diferencia de los demás días nunca dice; “…Y fue la tarde y la mañana el día…” Esto quiere decir que el reposo en el cual Dios entró desde la creación es un reposo eterno y continuo. A este reposo fue invitado Adán y desde entonces toda la humanidad. Set y su descendencia entraron en el reposo, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, etc. Incluyendo a David quien da la invitación de Dios en el Salmo que hemos estado considerando.

 

Jesús mismo comienza su ministerio anunciando el Reposo del Jubileo, donde se pregona libertad a los cautivos y oprimidos, dar buenas nuevas a los pobres, sanidad a los quebrantados de corazón y anuncio del año agradable del Señor. (Mat. 4:16-21). Pero en esta ocasión, al igual que en muchas otras ocasiones en la historia de Israel, el mensaje es rechazado (Mat. 4:28,29).

 

La predicación del Evangelio es el anuncio que Dios  ha restaurado  y restablecido el reposo en la Nueva Creación por medio de la Resurrección de Cristo. Este reposo ha sido inaugurado ya y será consumado cuando la Jerusalén celestial descienda a esta Tierra y toda ella será un Templo donde Dios habitará en medio de su pueblo para siempre.

 

Mientras tanto la Iglesia no solo es anunciadora, sino que también es modelo de dicho reposo ya que posee las primicias del Espíritu que es la vida impartida del siglo venidero. Cuando el mundo mira a la Iglesia ha de estar viendo, por así decirlo, la antesala del Reino de Dios, que es el Sabbat Shalom de Dios para su pueblo.

 

UNA SEÑAL DE HABER ENTRADO.

El autor nos dice que “…el que ha entrado ha reposado de sus obras, como Dios de la suyas” Claramente el autor se está refiriendo al reposo final del Cristiano (Ap. 14:13), porque el siguiente versículo nos exhorta diciendo que “…procuremos entrar en aquel reposo”

Ahora bien, como ya hemos visto, todo lo que tiene que ver con la esperanza final del creyente tiene una manifestación anticipada y presente. (Heb. 6:4,5).

Así como la justificación es la declaración o sentencia  anticipada del juicio final que el creyente recibe ahora por la fe en Jesucristo, igualmente el que ha oído hoy su voz y por fe ha entrado ya en aquel reposo, puede reposar de sus obras ahora, esto es, todo obra que tiene que ver con nuestra aceptación delante de Dios.

 

Es imposible servir a Dios si el asunto de nuestra justificación y aceptación no están total y completamente resuelto. Si esto no es así todo nuestro esfuerzo se concentrará en agradar a Dios y sentirnos aceptados. Esto le dará pie al tentador para hacernos sentir que nunca hemos orado suficiente o trabajado más arduamente por el evangelio, etc. Como resultado creará en nosotros una conciencia turbia y una falta de confianza al acercarnos a Dios, y como resultado robará nuestro gozo, paz, confianza y reposo. Todo será un un esfuerzo y mal uso de nuestra enemiga espiritual.

El que ha entrado ha reposado de estas obras y sabe con certeza que es solo Dios quien ha hecho y terminado la obra por la cual somos aceptos en el Amado, y que Dios está completamente satisfecho y en reposo sobre este asunto.

Esto ya lo vimos brevemente cuando estudiamos el cap. 2, verso 15. Hemos sido libres de “la servidumbre” de las obras y la Ley. Ahora no obramos para ser salvos, sino que obramos porque somos salvos y hemos recibido el Espíritu que obra por amor.

 

UNA INVITACIÓN VIVIENTE Y ACTIVA.

Tres veces en el texto, el autor ha repetido la invitación divina del Salmo 95; “…si oyereis hoy su voz…” Esa palabra de Dios que invita  a entrar en el reposo es una palabra viva  y activa. Es una palabra que opera en lo más profundo del ser humano. Para aquellos que la reciben produce fe y para aquellos que no la reciben quedan desnudos, ya que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

La palabra de Dios nunca es una sugerencia o un simple consejo. Su palabra es viva, es operativa, es  creadora ya que su palabra es Aliento, es Soplo. Siempre es eficaz para el propósito que fue dada. (Is. 55: 11).

Nuestra fe, confianza y seguridad está en la palabra de salvación que Dios ha dicho de nosotros por medio de su Aliento (Espíritu) en base a la obra terminada de Cristo. Cuando Él dice que hemos sido adoptados, lo ha hecho por el Espíritu de adopción que hemos recibido (Ro. 8:15). Cuando él dice que somos Nueva Creación, lo ha hecho por medio de la regeneración del Espíritu (Tit. 3:5). Cuando dice que hemos sido santificados y justificados, lo ha hecho por medio del Espíritu. (1Co. 6:11).

 

Es por esto que debemos tener mucho cuidado de no ver las doctrinas bíblicas como simple enseñanza o información, como si fuera filosofía o cualquier otra materia. Toda doctrina bíblica de salvación es la revelación de la actividad divina del Espíritu en el creyente. Santificación es la operación viva y continua del Espíritu de Dios en el creyente. Regeneración es la acción divina en nosotros produciendo vida nueva. Jesús hablo de la salvación como “una fuente de agua que salta para vida eterna” Jun. 4:14. La idea que Jesús le dio a la samaritana es que no tenía  necesidad de venir a sacar agua cada vez, sino que el Espíritu creador, el Espíritu de Vida sería en ella y en todo creyente una principio de vida brotando continuamente. Dios es el Dios vivo t todo lo que hace y dice es viviente.

 

Si oyes hoy su voz y respondes en simple fe, esa invitación de Dios, esa palabra de Dios se hará vida y eficacia por el Aliento de Dios. Amen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 11 de abril de 2015


MADITACIONES EN HECHOS DE LOS APOSTOLES

 

Hechos 1:3

 

REPASO LECCION ANTERIOR.

Según vimos en la lección anterior el libro de los hechos es el segundo tomo que escribe Lucas a Teófilo.

Dejamos claro que el Evangelio trata de “…las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar” dando a entender con esto que el segundo tomo se trata de “las cosas que Jesús resucitado y glorificado continuo haciendo y enseñando por medio de su iglesia llena del Espíritu Santo”

 

En la conclusión de la lección anterior recalqué que como iglesia es necesario que tengamos la Visión del Reino de Dios delante de nosotros. Esto es precisamente lo que Jesús hizo con sus discípulos durante los 40 días entre la resurrección y la ascensión. (Hch. 1:3).

El énfasis de la enseñanza de Cristo antes de despedirse fue acerca  del Reino de Dios. Era necesario que sus discípulos entendieran claramente y tuvieran la visión del Reino.

 

¿QUÉ ES EL REINO DE DIOS?

En primer lugar el Reino de Dios no es un lugar geográfico donde los cristianos van cuando mueren. Para entender mejor lo que el Reino de Dios  lo tenemos que mira según sus sinónimos. Esto es; el Reino de Dios es la Soberanía de Dios, el gobierno de Dios, el dominio de Dios. Es todo lugar donde se recibe y se hace la voluntad de Dios en la Tierra. Así nos enseñó Jesús a orar.

Entramos en el Reino solo cuando nos arrepentimos de andar en nuestros caminos y voluntad, y acatamos la soberanía y voluntad de Dios haciéndonos sus siervos. En otras palabras, entramos en el Reino de Dios cuando hacemos a Jesucristo nuestro Señor. Lamentablemente muchos cristianos solo quieren que Jesús sea su Salvador.

 

Para entender mejor lo que es el Reino de Dios es necesario que demos un vistazo rápido y panorámico de la Biblia.

En Génesis vemos a Dios creando una Tierra que es buena donde pone al Hombre para que la rija como Virrey. El hombre se revela y se alía con el Príncipe de este mundo trayendo esclavitud, enfermedad, muerte, opresión y todo lo que vemos diariamente en la noticias. Dios, que no solo es creador pero restaurador elige a Abraham para que por medio de su simiente sean benditas todas las familias de la tierra. De esta simiente sale el pueblo que Dios elige para revelarse a ellos, habitar en medio de ellos y para que sean su Siervo con el fin de que sean “Luz a las Naciones,” Para que llenen la tierra del conocimiento de Dios y así vuelva el Dominio de Dios al Planeta y por tanto la Renovación.

Este pueblo malentiende la elección divina y fracasan rotundamente, por lo que Dios abandona el Templo y exilia a su pueblo.

Sin embargo los profetas comienza a ver y predecir que aunque las promesas no se cumplen en el pueblo, si que se cumplen en un Individuo representativo, que pagará por el pecado de todos y traerá en su fidelidad el Reino de Dios. Este es el Ungido de Jehová que; “será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” Luc. 1:32,33.

 

Podemos decir que la Biblia es la historia de la reconquista del planeta Tierra por Dios encarnado y culminando en la  Cruz, donde usurpo el dominio a Satanás; “…despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz.” Col. 2:15. Y también; Ef. 1:18-23.

Nos será muy difícil entender la Biblia, el cristianismo, la salvación y aún a Dios si no lo miramos todo bajo esta perspectiva del propósito eterno de Dios. Es como tratar de hacer un puzzle sin tener delante la foto del paisaje.

Después de 2000 años de cristianismo hemos individualizado a Dios, esto es, lo hemos hecho nuestro “diosito” que está ahí para nuestros intereses y aspiraciones personales.  Hemos trivializado al Mesías de Dios y su obra universal que vino a realizar creyendo que todo se reduce a llevarnos al cielo. 

 

EL REINO SE HA ACERCADO.

Con la venida del Mesías, esto es con la venida del Rey, el Reino de Dios se ha acercado, ha sido inaugurado. Este es el mensaje de Jesús en su ministerio terrenal y este es el mensaje que encarga a sus discípulos. (Mar. 1:14,15). Con la venida de Juan termina la ley y los profetas y el Reino se anuncia. (Luc. 16:16). Lucas Menciona 47 veces la frase Reino de Dios en su evangelio diciéndonos que; Jesús vino para anunciar el Reino (Luc. 4:43; 8:1.) El anuncio del Reino va acompañado de sanidades. (Luc. 9:2; 9:11: 10:9) La expulsión de demonios es señal de que el Reino se ha acercado (Luc. 11:20).  El Reino es semejante a una semilla de mostaza o un poco de levadura  que secretamente crecen (Luc. 13). La puerta del Reino es estrecha (Luc. 13:24) por lo tanto es necesario esforzarse para entrar (Luc. 16:16). y Poner la mano en el arado sin mirar atrás (Luc. 9:60). El reino viene sin advertencia y señales y está en medio nuestro (allí donde está Cristo, donde dos o tres se reúnen en su nombre) (Luc. 17:20, 21) Fuera del Reino es el lloro y el crujir de dientes. (Luc. 13:18).

 

En Hechos de los apóstoles, Lucas no menciona el Reino de Dios tantas veces pero lo engloba  mencionándolo en el primer y último capítulo. Y al igual que en el Evangelio la predicación del Evangelio es el anuncio del Reino de Dios con las señales que le siguen.

 

¿Y AHORA QUÉ?

Como he mencionado antes el Reino de Dios ha sido inaugurado con la venida del Rey y ha sido confirmado con su resurrección, por lo que dice; “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra por tanto id…” Los que hemos creído hemos recibido el Espíritu Santo que es el Espíritu del Siglo venidero. Hemos recibido un anticipo, una primicia de la vida del Reino venidero.

Es por medio de este Espíritu que esperamos la consumación del Reino, en la restauración de todas las cosas. Es por este Espíritu que “gemimos dentro de nosotros mismos”

 

Por tanto es la responsabilidad del creyente y sobretodo de la Comunidad del Rey (La Iglesia)

1.        Vivir, manifestar y mostrar al mundo la vida del Reino que ha de ser consumado y que ya opera en nosotros como anticipo por medio el Espíritu. La iglesia ha de ser para el mundo la muestra presente del Reino venidero, la expresión del Reino de Dios en amor, justicia y verdad.

2.       Es nuestra responsabilidad orar el Reino de Dios en la tierra como Jesús nos enseñó en el “Padre Nuestro” y como vemos a la iglesia primitiva que nació y creció en oración.

3.       Es nuestra responsabilidad anunciar, proclamar el Reino de Dios con y en el poder del Espíritu Santo que hemos recibido. “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” Ro. 14:17.

4.       Es nuestra responsabilidad implementar  el dominio sobre la huestes de las tinieblas  que Cristo realizo en la cruz. (Ef. 1:21; 3:10)

 

Como iglesia local es necesario que captemos esta visión y corramos con ella si no queremos caer en el espíritu de estos tiempos, espíritu individualista y egoísta ocupado en la prosperidad y realización personal.