Heb.
4, 3-11
Con este estudio concluimos el tema del
reposo
En el verso tres el autor hace un cambio e
introduce el concepto del autentico reposo. El reposo al que se refrió y que
tiene que ver con la Tierra Prometida no es el verdadero reposo que él tiene en
mente. Solo mencionó este reposo como tipo con el fin de poner un ejemplo de
desobediencia con el fin de que sus oyentes y por lo tanto nosotros “no
caigamos en semejante ejemplo de desobediencia” (V.11)´
El verdadero reposo que el autor tiene en
mente es el Reposo en el séptimo día de la creación, donde Dios entró en su
reposo significando el reposo de sus obras. Para dar a entender claramente el
cambio de idea al autor introduce una nueva palabra, seguramente acuñada por él
mismo. Hasta ahora para referirse al reposo ha usado la palabra “katapausis”
Pero en el verso nueve introducen la palabra “sabbatismos” La traducción RV no
hace diferencia pero si la RVA. “…Por
tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios”
UNA INVITACIÓN CONTINUA
El autor tiene que explicar la declaración
del verso tres; “Pero los que hemos creído entramos en el reposo.” Sus oyentes, al igual que nosotros, podrían
preguntar; ¿Pero qué reposo, si a nosotros no nos están ofreciendo una Tierra
Prometida? Para responder a esta
pregunta el autor tiene que introducir el Reposo de la obra de creación, dando
a entender que el reposo al que Dios siempre se ha estado refiriendo es a este
séptimo día.
Los rabinos enseñan que el séptimo día de la
creación no tiene fin porque a diferencia de los demás días nunca dice; “…Y fue la tarde y la mañana el día…”
Esto quiere decir que el reposo en el cual Dios entró desde la creación es un
reposo eterno y continuo. A este reposo fue invitado Adán y desde entonces toda
la humanidad. Set y su descendencia entraron en el reposo, Noé, Abraham, Isaac,
Jacob, etc. Incluyendo a David quien da la invitación de Dios en el Salmo que
hemos estado considerando.
Jesús mismo comienza su ministerio anunciando
el Reposo del Jubileo, donde se pregona libertad a los cautivos y oprimidos,
dar buenas nuevas a los pobres, sanidad a los quebrantados de corazón y anuncio
del año agradable del Señor. (Mat.
4:16-21). Pero en esta ocasión, al igual que en muchas otras ocasiones en
la historia de Israel, el mensaje es rechazado (Mat. 4:28,29).
La predicación del Evangelio es el anuncio
que Dios ha restaurado y restablecido el reposo en la Nueva Creación
por medio de la Resurrección de Cristo. Este reposo ha sido inaugurado ya y
será consumado cuando la Jerusalén celestial descienda a esta Tierra y toda
ella será un Templo donde Dios habitará en medio de su pueblo para siempre.
Mientras tanto la Iglesia no solo es
anunciadora, sino que también es modelo de dicho reposo ya que posee las
primicias del Espíritu que es la vida impartida del siglo venidero. Cuando el
mundo mira a la Iglesia ha de estar viendo, por así decirlo, la antesala del
Reino de Dios, que es el Sabbat Shalom de Dios para su pueblo.
UNA SEÑAL DE HABER
ENTRADO.
El autor nos dice que “…el que ha entrado ha reposado de sus obras, como Dios de la suyas”
Claramente el autor se está refiriendo al reposo final del Cristiano (Ap. 14:13), porque el siguiente
versículo nos exhorta diciendo que “…procuremos entrar en aquel reposo”
Ahora bien, como ya hemos visto, todo lo que
tiene que ver con la esperanza final del creyente tiene una manifestación
anticipada y presente. (Heb. 6:4,5).
Así como la justificación es la declaración o
sentencia anticipada del juicio final
que el creyente recibe ahora por la fe en Jesucristo, igualmente el que ha oído
hoy su voz y por fe ha entrado ya en aquel reposo, puede reposar de sus obras
ahora, esto es, todo obra que tiene que ver con nuestra aceptación delante de
Dios.
Es imposible servir a Dios si el asunto de nuestra
justificación y aceptación no están total y
completamente resuelto. Si esto no es así todo nuestro esfuerzo se concentrará en agradar a
Dios y sentirnos aceptados. Esto le dará pie al tentador para hacernos sentir
que nunca hemos orado suficiente o trabajado más arduamente por el evangelio,
etc. Como resultado creará en nosotros una conciencia turbia y una falta de
confianza al acercarnos a Dios, y como resultado robará nuestro gozo, paz,
confianza y reposo. Todo será un un esfuerzo y mal uso de nuestra enemiga
espiritual.
El que ha entrado ha reposado de estas obras y sabe con
certeza que es solo Dios quien ha hecho y terminado la obra por la cual somos
aceptos en el Amado, y que Dios está completamente satisfecho y en reposo sobre
este asunto.
Esto ya lo vimos brevemente cuando estudiamos
el cap. 2, verso 15. Hemos sido libres de “la servidumbre” de las obras y la
Ley. Ahora no obramos para ser salvos, sino que obramos porque somos salvos y
hemos recibido el Espíritu que obra por amor.
UNA INVITACIÓN
VIVIENTE Y ACTIVA.
Tres veces en el texto, el autor ha repetido la
invitación divina del Salmo 95; “…si
oyereis hoy su voz…” Esa palabra de Dios que invita a entrar en el reposo es una palabra viva y activa. Es una palabra que opera en lo más
profundo del ser humano. Para aquellos que la reciben produce fe y para
aquellos que no la reciben quedan desnudos, ya que discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón.
La palabra de Dios nunca es una sugerencia o
un simple consejo. Su palabra es viva, es operativa, es creadora ya que su palabra es Aliento, es Soplo.
Siempre es eficaz para el propósito que fue dada. (Is. 55: 11).
Nuestra fe, confianza y seguridad está en la
palabra de salvación que Dios ha dicho de nosotros por medio de su Aliento
(Espíritu) en base a la obra terminada de Cristo. Cuando Él dice que hemos sido
adoptados, lo ha hecho por el Espíritu de adopción que hemos recibido (Ro. 8:15). Cuando él dice que somos Nueva
Creación, lo ha hecho por medio de la regeneración del Espíritu (Tit. 3:5). Cuando dice que hemos sido
santificados y justificados, lo ha hecho por medio del Espíritu. (1Co. 6:11).
Es por esto que debemos tener mucho cuidado
de no ver las doctrinas bíblicas como simple enseñanza o información, como si
fuera filosofía o cualquier otra materia. Toda doctrina bíblica de salvación es
la revelación de la actividad divina del Espíritu en el creyente. Santificación
es la operación viva y continua del Espíritu de Dios en el creyente.
Regeneración es la acción divina en nosotros produciendo vida nueva. Jesús
hablo de la salvación como “una fuente de agua que salta para vida eterna” Jun.
4:14. La idea que Jesús le dio a la samaritana es que no tenía necesidad de venir a sacar agua cada vez,
sino que el Espíritu creador, el Espíritu de Vida sería en ella y en todo
creyente una principio de vida brotando continuamente. Dios es el Dios vivo t
todo lo que hace y dice es viviente.
Si oyes hoy su voz y respondes en simple fe,
esa invitación de Dios, esa palabra de Dios se hará vida y eficacia por el
Aliento de Dios. Amen
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