MI CAMINO

martes, 21 de abril de 2015


Heb. 4, 3-11

 

Con este estudio concluimos el tema del reposo

 

En el verso tres el autor hace un cambio e introduce el concepto del autentico reposo. El reposo al que se refrió y que tiene que ver con la Tierra Prometida no es el verdadero reposo que él tiene en mente. Solo mencionó este reposo como tipo con el fin de poner un ejemplo de desobediencia con el fin de que sus oyentes y por lo tanto nosotros “no caigamos en semejante ejemplo de desobediencia” (V.11)´

 

El verdadero reposo que el autor tiene en mente es el Reposo en el séptimo día de la creación, donde Dios entró en su reposo significando el reposo de sus obras. Para dar a entender claramente el cambio de idea al autor introduce una nueva palabra, seguramente acuñada por él mismo. Hasta ahora para referirse al reposo ha usado la palabra “katapausis” Pero en el verso nueve introducen la palabra “sabbatismos” La traducción RV no hace diferencia pero si la RVA. “…Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios”

 

UNA INVITACIÓN CONTINUA

El autor tiene que explicar la declaración del verso tres; “Pero los que hemos creído entramos en el reposo.”  Sus oyentes, al igual que nosotros, podrían preguntar; ¿Pero qué reposo, si a nosotros no nos están ofreciendo una Tierra Prometida?  Para responder a esta pregunta el autor tiene que introducir el Reposo de la obra de creación, dando a entender que el reposo al que Dios siempre se ha estado refiriendo es a este séptimo día.

Los rabinos enseñan que el séptimo día de la creación no tiene fin porque a diferencia de los demás días nunca dice; “…Y fue la tarde y la mañana el día…” Esto quiere decir que el reposo en el cual Dios entró desde la creación es un reposo eterno y continuo. A este reposo fue invitado Adán y desde entonces toda la humanidad. Set y su descendencia entraron en el reposo, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, etc. Incluyendo a David quien da la invitación de Dios en el Salmo que hemos estado considerando.

 

Jesús mismo comienza su ministerio anunciando el Reposo del Jubileo, donde se pregona libertad a los cautivos y oprimidos, dar buenas nuevas a los pobres, sanidad a los quebrantados de corazón y anuncio del año agradable del Señor. (Mat. 4:16-21). Pero en esta ocasión, al igual que en muchas otras ocasiones en la historia de Israel, el mensaje es rechazado (Mat. 4:28,29).

 

La predicación del Evangelio es el anuncio que Dios  ha restaurado  y restablecido el reposo en la Nueva Creación por medio de la Resurrección de Cristo. Este reposo ha sido inaugurado ya y será consumado cuando la Jerusalén celestial descienda a esta Tierra y toda ella será un Templo donde Dios habitará en medio de su pueblo para siempre.

 

Mientras tanto la Iglesia no solo es anunciadora, sino que también es modelo de dicho reposo ya que posee las primicias del Espíritu que es la vida impartida del siglo venidero. Cuando el mundo mira a la Iglesia ha de estar viendo, por así decirlo, la antesala del Reino de Dios, que es el Sabbat Shalom de Dios para su pueblo.

 

UNA SEÑAL DE HABER ENTRADO.

El autor nos dice que “…el que ha entrado ha reposado de sus obras, como Dios de la suyas” Claramente el autor se está refiriendo al reposo final del Cristiano (Ap. 14:13), porque el siguiente versículo nos exhorta diciendo que “…procuremos entrar en aquel reposo”

Ahora bien, como ya hemos visto, todo lo que tiene que ver con la esperanza final del creyente tiene una manifestación anticipada y presente. (Heb. 6:4,5).

Así como la justificación es la declaración o sentencia  anticipada del juicio final que el creyente recibe ahora por la fe en Jesucristo, igualmente el que ha oído hoy su voz y por fe ha entrado ya en aquel reposo, puede reposar de sus obras ahora, esto es, todo obra que tiene que ver con nuestra aceptación delante de Dios.

 

Es imposible servir a Dios si el asunto de nuestra justificación y aceptación no están total y completamente resuelto. Si esto no es así todo nuestro esfuerzo se concentrará en agradar a Dios y sentirnos aceptados. Esto le dará pie al tentador para hacernos sentir que nunca hemos orado suficiente o trabajado más arduamente por el evangelio, etc. Como resultado creará en nosotros una conciencia turbia y una falta de confianza al acercarnos a Dios, y como resultado robará nuestro gozo, paz, confianza y reposo. Todo será un un esfuerzo y mal uso de nuestra enemiga espiritual.

El que ha entrado ha reposado de estas obras y sabe con certeza que es solo Dios quien ha hecho y terminado la obra por la cual somos aceptos en el Amado, y que Dios está completamente satisfecho y en reposo sobre este asunto.

Esto ya lo vimos brevemente cuando estudiamos el cap. 2, verso 15. Hemos sido libres de “la servidumbre” de las obras y la Ley. Ahora no obramos para ser salvos, sino que obramos porque somos salvos y hemos recibido el Espíritu que obra por amor.

 

UNA INVITACIÓN VIVIENTE Y ACTIVA.

Tres veces en el texto, el autor ha repetido la invitación divina del Salmo 95; “…si oyereis hoy su voz…” Esa palabra de Dios que invita  a entrar en el reposo es una palabra viva  y activa. Es una palabra que opera en lo más profundo del ser humano. Para aquellos que la reciben produce fe y para aquellos que no la reciben quedan desnudos, ya que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

La palabra de Dios nunca es una sugerencia o un simple consejo. Su palabra es viva, es operativa, es  creadora ya que su palabra es Aliento, es Soplo. Siempre es eficaz para el propósito que fue dada. (Is. 55: 11).

Nuestra fe, confianza y seguridad está en la palabra de salvación que Dios ha dicho de nosotros por medio de su Aliento (Espíritu) en base a la obra terminada de Cristo. Cuando Él dice que hemos sido adoptados, lo ha hecho por el Espíritu de adopción que hemos recibido (Ro. 8:15). Cuando él dice que somos Nueva Creación, lo ha hecho por medio de la regeneración del Espíritu (Tit. 3:5). Cuando dice que hemos sido santificados y justificados, lo ha hecho por medio del Espíritu. (1Co. 6:11).

 

Es por esto que debemos tener mucho cuidado de no ver las doctrinas bíblicas como simple enseñanza o información, como si fuera filosofía o cualquier otra materia. Toda doctrina bíblica de salvación es la revelación de la actividad divina del Espíritu en el creyente. Santificación es la operación viva y continua del Espíritu de Dios en el creyente. Regeneración es la acción divina en nosotros produciendo vida nueva. Jesús hablo de la salvación como “una fuente de agua que salta para vida eterna” Jun. 4:14. La idea que Jesús le dio a la samaritana es que no tenía  necesidad de venir a sacar agua cada vez, sino que el Espíritu creador, el Espíritu de Vida sería en ella y en todo creyente una principio de vida brotando continuamente. Dios es el Dios vivo t todo lo que hace y dice es viviente.

 

Si oyes hoy su voz y respondes en simple fe, esa invitación de Dios, esa palabra de Dios se hará vida y eficacia por el Aliento de Dios. Amen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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