Hebreos 6,1
El autor de hebreos, exhortando a sus
oyentes, les insta a que dejen los rudimentos de la doctrina de Cristo. Estos
rudimentos son enumerados como el fundamento sobre los cuales debemos
extendernos a la perfección. La palabra perfección que aquí usa el autor solo
aparece dos veces más en el N T Esto es, Heb. 5:14 y Col. 3:14. Tiene el
sentido de “completo”. Es esa madurez que los oyentes necesitan para entender
la doctrina del sacerdocio de Cristo que seguirá explicando más detenidamente
en los siguientes capítulos.
Las dos primeras doctrinas de Cristo, al
igual que las demás, van emparejadas, estas son; “arrepentimiento de obras
muertas y fe para con Dios”
¿A qué se
refiere el autor con la frase “obras muertas”? Los comentaristas apuntan
que puede referirse a las obras que llevan a muerte, esto es, las obras que se
practican antes de venir a Cristo. Pero también puede referirse a las obras que
se practican con la intención de ganar mérito o favor delante de Dios.
Jaimeson-Fauset-Brown dice que obras muertas son “obras que no surgen de principio vital
de la fe y amor hacia Dios, y así tenidas, como el hacedor de ellas, muertas
delante de Dios.”
Tambien
Vincent´s Wor Studies dice que no se refiere a “obras en el sentido ordinario
de la palabra, sino obras sin el elemento de vida que viene por medio de la fe
en el Dios vivo. Hay una fuerte oposición entre obras muertas y fe. Ambas son
contrarias.”
Obras muertas
son aquellas que el individuo hace con la intención de ser aceptado por Dios o
justificado delante de Dios. Son obras a las que atribuimos mérito personal en
cuanto a nuestra relación con Dios.
Pablo nos
demuestra claramente en sus epístolas que la justicia solo es posible por medio
de la fe y no por las obras de la ley. (Ro. 3:28; 4:13; 9:32; Ga. 2:16; 3:1-13;
Ga.5:4; Tit. 3:5-7).
Sin embargo,
creo yo, que hay bastante ignorancia en el mundo evangélico al papel que las
buenas obras juegan en la vida del creyente.
La reforma
protestante nos regaló la gloriosa
verdad de la justificación por la fe y nos libró de las cadenas de las
obras que tanto había enfatizado el catolicismo. Pero como se suele decir,
parece que hemos tirado al bebé con el agua del baño.
Con esto quiero
decir que se ha ignorado el papel importantísimo que juegan las buenas obras en
la vida del cristiano. En este estudio daremos un vistazo rápido por el NT con
el fin de tener una teología de las obras.
LAS OBRAS EN LOS
CUATRO EVANGELIOS.
Jesús enseña que
las buenas obras de los creyentes son luz a los hombres para que glorifican al
Padre (Mat.5:16). Cuando Jesús venga en la gloria del Padre pagará a cada uno
según las obras que haya hecho (Mat. 16:27) Exhorta a sus discípulos a que no
hagan las obras de los fariseos que ponen cargas sobre los hombres, pero ellos
no las cumplen y las que hacen solo es para ser vistos por los demás. (Mat.
23:3,5).
Juan el
Evangelista nos revela la estrecha relación que tienen las obras que Cristo
hizo y su vocación. Las obras daban testimonio de que el Padre le había enviado
y también la unión que existía entre los dos. (Jn. 5:20,36; 9:4; 10:25, 32,37;
14:10,11) En este contexto de unión entre Él y el Padre es que anticipa a sus
discípulos que ellos también harán las mismas obras por medio de la unión de
Cristo y ellos por el Espíritu. (Jn. 14:12) En este contexto de la unión entre
el Padre, Él y los discípulos es que Jesús enseña sobre la venida del Espíritu
Santo y el símil de “La Vid Verdadera”
También en este
evangelio de Juan es que Jesús enseña sobre la procedencia de las obras en los
hombres, o al menos en los fariseos de su tiempo (Jn. 8:39-41). De igual modo las buenas obras de los que
creen en Él tienen su origen en Dios. (Jn. 3:19-21). Por tanto es necesario
creer o tener fe en Cristo para poder hacer las obras de Dios (Jn. 6:28,29).
Esto nos anticipa la teología de Pablo sobre las obras.
LAS OBRAS EN
HECHOS
Solamente
aparece tres veces la palabra obra en Hechos. La primera es el pecado de
idolatría del pueblo en el desierto que Esteban menciona en su defensa (Hch. 7:41)
La segunda mención es con respecto al testimonio de Tabita, la cual “…abundaba
en buenas obras y en limosnas que hacía” El Espíritu Santo resalta el
testimonio de esta mujer dando a entender, como veremos más adelante, que esto
es de esperar de los creyentes.
Por último Pablo
menciona las obras cuando resume en qué consiste su llamado a los gentiles
(Hch. 26:20) Pablo predicaba “arrepentimiento”, “conversión a Dios” y “obras
dignas de arrepentimiento”
Dos pasajes
podemos conectar con este. El primero es nuestro texto de Hebreos que dice
“…arrepentimiento de obras muerta y fe en Dios” Recordemos que este es el
rudimento de la doctrina de Cristo.
El segundo
pasaje es Luc. 3:8-14. Aquí vemos la proclamación de Juan el bautista
exhortando a que se arrepintieran e hicieran “…frutos dignos de
arrepentimiento” Estos dos textos dan a entender que obras y fruto son
sinónimos por lo que sería necesario mirar en todo el NT los lugares que
menciona la palabra “fruto” para tener un mejor entendimiento del tema. Brevemente recordemos que Jesús enseña que el
árbol se conoce por su fruto y que el pámpano que no lleva fruto es cortado al
igual que la higuera son fruto es arrancada. También la semilla plantada en
buena tierra da su fruto.
LAS OBRAS EN LAS
EPISTOLAS DE PABLO
Pablo nos enseña
clara y enfáticamente que la justificación o la declaración de justos juntamente
con el llamado de gracia solo es por medio de la fe sin las obras de la ley
(Ro.3:20,28; 4:2,6; 9:11,32; Ga. 2:16; Ef. 2:9; 2Ti. 1:9) de hecho que aquellos
que dependen de las obras de la ley están bajo maldición (Ga. 3:10) Incluso el
favor de Dios, esto es, maravillas y derramamientos del Espíritu, no puede ser ganados o merecidos por las
obras de la Ley (Ga. 3:2,5)
Con respecto a
las obras, para Pablo hay un antes y después. Antes andábamos según la
corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (Ef.
2:2ss; Col. 1:21) en ese tiempo hacíamos “las obras de las tinieblas” las
cuales tenemos que desechar (R0. 13:12) y por el Espíritu hacer morir (Ro.
8:13) permitiendo al Espíritu dar su fruto de amor (Ga. 5:22). Este es el
propósito de la Nueva Creación en Cristo que podamos andar en buenas obras
preparadas de antemano por Dios (Ef. 2:10) Cristo se dio a sí mismo para
purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras (Tit. 2:14). La ocupación de
los miembros de las iglesias de Pablo han de ocuparse en buenas obras (Tit.
3:8,14) Las hermanas han de vestirse de
buenas obras (1Tim. 2:10) Las viudas pueden recibir ayuda de la iglesia si
tiene testimonio de buenas obras (1Tim. 5:10) Los ricos de la iglesia han de
ricos en buenas obras, dadivosos y generosos (1Tim. 6:18) Los ancianos ser
ejemplo de buenas obras (Tit. 2:7). A estos especialmente les advierte que sus
obras ya sean buenas o malas, antes o después les serán reveladas. (1Ti. 5:25)
LAS OBRAS EN LAS
EPISTOLAS GENERALES
En la epístola a
los Hebreos vemos nuevamente la buenas obras (Heb. 10:24) a las que tenemos que
estimularnos unos a otros y las obras muertas (Heb. 6:1) de las cuales solo la
sangre de Cristo puede limpiar nuestra conciencia (Heb. 10:24). Aquellos que
han entrado de pleno en el sacerdocio de Cristo han reposado de sus obras, han
entrado en el Reposo de Dios que sigue obrando.
Para el apóstol
Santiago las obras del creyente son la demostración clara de la fe (Sat.
2:14,17,17,20,22,26) de hecho que la fe sin obras es una fe muerta, esto es, no
produce salvación.
LAS OBRAS Y EL JUICIO
(APOCALIPSIS)
Apocalipsis es
el libro de la revelación de Jesucristo como aquel que tiene autoridad y es
digno de abrir los sellos del Libro. Esto es digno de hacer juicio, juicio a
las naciones, a los vivos y a los muertos. Pero es necesario que el juicio
empiece primero por la casa de Dios. Apocalipsis comienza primero con un
mensaje particular a cada una de las siete iglesias. Cada una de ellas es
juzgada por sus obras. “…Yo conozco tus obras” (Ap. 2:2, 9, 13,19; 3:1, 8,15) a
los que han perdido el primer amor les aconseja que hagan las primeras obras
(Ap. 2:5) a los que amonesta y no se arrepienten de sus obras les castigará con
tribulación (Ap. 2:21-23) Tanto a los fieles como a los infieles “dará a cada uno según sus obras” (Ap.
2:23) los que guardan Sus obras hasta el
fin, les dará autoridad sobre las naciones. (Ap. 2:26).
Aquellos que
mueren en el Señor, descansan de sus trabajos, porque sus obras con ellos
siguen (Ap. 14:13) Y el lino fino de la esposa son las acciones justas (obras)
de los santos (Ap. 19:8). Esto nos indica claramente que toda obra que el justo
hace en el Señor tendrá su recompensa en el dia del Señor cuando todos
comparezcamos ante el tribunal de Cristo
Finalmente Dios
juzgará a “los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según
sus obras” (Ap. 20:12,13)
(Hablaremos más
de este tema cuando veamos la doctrina de la resurrección y el juicio eterno)
CONCLUSIÓN:
Básicamente hemos visto tres clases de obras en nuestro estudio. Las
obras malas son aquellas que provienen del Príncipe de este mundo. Las obras
buenas son aquella cuyo origen es Dios y obras muertas son aquellas en sí
mismas pueden ser buenas pero no originan en Dios sino en el hombre, y con la
intención de buscar el favor divino. Dios ha de ser el origen, el medio y el
final de toda obra buena en el hombre. De Él, por El y para El son todas las
cosas. Pablo dique que Dios produce el querer y el hacer en el creyente. Cuando
el hombre pecó abandonó a Dios como el Padre de las luces, de donde viene toda
dadiva y don perfecto. Cada cual se fue por su propio camino dice Isaías.
Redención es el regreso a la voluntad y gloria de Dios. El abandono a mi
independencia y el regreso a la sumisa dependencia de Dios, Cristo demostró
esto haciéndose humano para glorificar al Padre por medio de las obras que el
Padre le dio que hiciera y en ese acto de glorificar al Padre Jesús fue
glorificado y reivindicado como Hijo. Nosotros también seremos reivindicados
como hijos en la resurrección. Al igual que Cristo nosotros también estamos
llamados a “ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios…para andar como
es digno del Señor, agradándole y llevando fruto en toda buena obra…” Col.
1:9-10.
Estas obras que proceden de Dios fueron preparadas de antemano para que andemos
en ellas. Ef. 2:10.
Obras son servicio a Dios y a los hombres en un espíritu de amor. Prácticamente cubren todos los aspectos de la vida del individuo si hacer distinción entre secular y religioso. Puede ser desde adorar a Dios hasta lavar los pies a los santos. Dios es el Siervo por antonomasia.
Obras son servicio a Dios y a los hombres en un espíritu de amor. Prácticamente cubren todos los aspectos de la vida del individuo si hacer distinción entre secular y religioso. Puede ser desde adorar a Dios hasta lavar los pies a los santos. Dios es el Siervo por antonomasia.
Finalmente las obras que hacemos ahora, aunque ya hemos dejado
suficientemente claro que no tiene valor para ser justificados, si que tienen
un valor fundamental en la resurrección. Todos seremos juzgados, recompensados
y puestos en autoridad según las obras que hayamos hecho mientras en el cuerpo.