MI CAMINO

sábado, 4 de julio de 2015


Hebreos 5, 11-14

 

Es precioso ver como el autor de Hebreos, inspirado por el Espíritu, ha ido construyendo su argumento central que es el Sacerdocio de Cristo. Básicamente el capítulo uno nos habla del Hijo exaltado, en el capítulo dos nos habla del Hijo humillado identificándose con sus hermanos. El capítulo tres y cuatro nos habla del reposo de Dios y el ejemplo de los que no entraron por desobediencia. En el capítulo cinco introduce el sacerdocio de Cristo según el orden de Melquisedec, dando a entender que entrar en el reposo de Dios tiene que ver con un pleno entendimiento y apropiación por la fe de dicho sacerdocio.

Ahora desde 5:11 hasta 6:19, el autor abre un paréntesis con el fin de nuevamente amonestar y exhortar a sus oyentes sobre las serias consecuencias de no entender o entrar en los beneficios del sacerdocio de Cristo.

Después de este paréntesis, en el capítulo siete,  volverá a retomar el tema del sacerdocio de Cristo hasta el final del capítulo diez.

 

LA FRUSTRACIÓN DEL MAESTRO.

Parece ser que el autor toma un descanso de su tema, como he dicho anteriormente, para desahogar su frustración por la condición de sus oyentes. Fijémonos en estos cuatro versículos los calificativos que usa. Los llama perezosos u holgazanes en el oír (V.11). Personas que no han crecido o madurado lo suficiente como para ser útiles (V. 12).  Los llama niños (V. 13), inmaduros, con los sentidos embotados e incapaces de discernir (V.14).

¿Cómo nos sentiríamos si fuéramos nosotros los recipientes de esta epístola? Sin embargo a mi entender esta es en parte la condición de la iglesia actual. Nos gusta cantar, danzar y consumir “comida rápida” Queremos que la iglesia se convierta en espectáculo para nuestro entretenimiento. Pablo advirtió de tiempos similares a los que estamos viendo en la iglesia de occidente. (2Ti. 4:1ss).

Parece que esta condición ha estado siempre con el pueblo de Dios. El Señor mismo también amonesta por medio de su profeta Isaías, al extremo que han llegado al punto de no retorno. (Isa. 6:8-13) Este mismo pasaje bíblico usa el Señor para referirse a la generación que le esperaba y no le recibió. (Mat. 13:15ss). Y también Pablo a los judíos en Roma. Hch. 28:27.

 

Estos cristianos no eran recién convertidos. Por la fecha aproximada de la epístola podríamos pensar que algunos de ellos ya estarían en el Evangelio más de 25 años, lo suficiente para ser ya maestros capaces de digerir comida sólida. Sin embargo aún necesitaban leche al igual que la iglesia de Corinto. (1Co. 3:1ss) Es importante destacar que la madurez espiritual según Primera de Corintios, no consiste en “neumáticos” sino en “ágape.” No en los dones, sino en el amor como característica preeminente del carácter cristiano.

 

Los rudimentos de la palabra de Dios es el ABC de la doctrina de Cristo que menciona en 6:1,2. (Hablaremos de esto en el siguiente estudio) Pero ha sido mi experiencia y frustración por muchos años como pastor y maestro ver como muchos hermanos son incapaces de dejar la leche espiritual. Cuando han sido desafiados a pensar un poco más allá del ABC, se han sentido inseguros e incapaces de entender que en las Escrituras no todo es blanco o negro. Piensan como niños cuando quieren saber si “esto o lo otro es de Dios o de Satanás” Esto mismo es lo que les llevó a los Fariseos  decir que Jesús echaba los demonios por Belcebú, o no procedía de Dios porque no guardaba el Sábado. (Jn. 9:16). Otros están tan interesados en las experiencia espirituales que si no sienten “la Presencia de Dios” no están dispuestos a escudriñar las Escrituras, a pensar las Escrituras, a meditar las Escrituras con el fin de conocer a Dios y sus propósitos para orar y servir mejor.

 

 

EL DISCERNIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL

Siempre que estudiamos un versículo de la Biblia lo tenemos que entender en el contexto en que está escrito de lo contrario lo malinterpretaremos, como muchos han hecho con Heb. 10:26.

 

A simple vista parece que el discernimiento del bien y del mal se está refiriendo al aspecto moral, a diferenciar entre las buenas obras y las malas obras. Lo que está bien y mal moralmente. Pero este no es el contexto ni de la epístola en general no de la porción que estamos mirando. Como ya hemos dicho repetidas veces el contexto de la epístola es una exhortación a aquellos que después de haber profesado fe en Cristo y su obra de gracia estaban pensando volver atrás a los ritos y prácticas del Templo y el Antiguo Pacto.

El contexto de la porción que estamos tratando es el sacerdocio de Cristo y su aplicación o beneficios. Si nos fijamos el versículo anterior dice que ellos eran “…inexpertos en la palabra de justicia” que es el Evangelio de Jesucristo. Pablo dice que la justicia de Dios se revela en el evangelio (Ro. 1:17) También en 2Co. 3:9 el apóstol, hablando del “ministerio del nuevo pacto” lo llama “el ministerio de justificación”. Por tanto podemos concluir que el autor se está refiriendo a la revelación de Cristo y su obra según estaba anunciado y profetizado en el “Tanaj”.

 

¿Qué le había ocurrido a estos cristianos? Como dice en el verso 11, se habían vuelto holgazanes en escuchar la palabra sólida. Se estaban conformando con leche y rudimentos básicos. No estaban ejercitando para entender más y mejor las Escrituras. Esto les llevó a perder la sensibilidad de discernir entre doctrina buena y doctrina mala. En lugar de grano se conformaban con la paja y ya no sabían distinguir la diferencia entre paja y grano (Jer. 23:28). Esto es precisamente lo que les estaba dejando vulnerable a ser arrastrados de vuelta al templo y el sacerdocio levítico.

 

Como he mencionado anteriormente este es uno de los males que está sufriendo la iglesia actual, especialmente en occidente. Han salido un sinnúmero de seudo-predicadores o autoproclamados apóstoles y profetas, que están golosinando a sus oyentes con sicología moderna y promesas de prosperidad. Pero detrás de todo esto solamente están sus propios intereses de enriquecerse a costa de los ignorantes, como dice Pedro; “…y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” 2Pe. 2:3. Igualmente Judas advierte; “Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” Jud. 1:16.

 

La solución a este mal presente es que todo creyente sabio se sumerja totalmente en las Escrituras y en oración para no ser engañado y “…ser llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres…” Efe. 4:14.

 

El autor de hebreos también aconseja a sus oyentes, como ya hemos visto, “…a atender con más diligencia a las cosas que hemos oído” Heb. 2:1. Pero también “…a dejar los rudimentos de la doctrina de Cristo e ir adelante, a la perfecciónHeb. 6:1. Esto miraremos en el próximo estudio, Dios mediante.  

  

 

 

 

 

 

 

 

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