MI CAMINO

sábado, 3 de septiembre de 2022

 

Dios quiere que seamos santos, esa es su voluntad eterna y es para esto mismo que nos eligió en Cristo. (Lev. 20:7; 1Pe. 1:15,16) Dios lo quiere así porque Él mismo es Santo, porque es en esta Santidad que Él ha puesto la gloria que espera de nosotros, el gozo con el cual él quiere satisfacernos.

 

¿Pero qué es ser Santo? Como ya vimos en la meditación anterior, nuestra santidad solo consiste en una participación de la santidad de Dios. Pero para entender que es Santidad primero tenemos que considerar qué es Santidad en Dios.

Solo Dios es Santo en esencia. O dicho de otra manera, él es Santo en sí mismo. Santidad es la perfección divina, es la hermosura de su ser (1Cro. 16:9; 20:21; Sal. 27:4; 29:2; 96:9) Esta hermosura divina es el objeto de contemplación de todos los seres que le rodean en Su presencia. Sabemos esto porque solo dos veces en todas las Escrituras nos hablan de un cielo abierto. Isaías 6 y Apocalipsis 4. En ambas ocasiones podemos ver seres que proclaman Su santidad tres veces, dándonos a entender lo más sobresaliente de Su ser.

 

¿Pero en qué consiste La santidad de Dios? En Dios todo es simple. Sus perfecciones son en él realmente idénticas a él mismo, Él es absoluta verdad o realidad en sí.

 

Siempre nos faltarán palabras y conceptos para  hablar de Dios en su esencia, pero humanamente hablando, podemos decir que la santidad de Dios se compone de dos elementos, uno negativo y otro positivo. El negativo es la distancia infinita en El de todo lo que es imperfecto o impuro y esto es la distancia de todo lo que no es Dios mismo. En el aspecto positivo, Dios se adhiere por un acto inmutable y siempre presente de su voluntad al Bien Infinito; que viene a ser Él mismo.

 

Dios se conoce a sí mismo perfectamente. Su omnisciencia le presenta su propia esencia, como la norma Suprema de su actividad.

Dios nada puede querer, o hacer o aprobar que no esté de acuerdo al bien supremo, que es su esencia divina. Esta adhesión inmutable, esta suprema conformidad de la voluntad divina a la Esencia Infinita es perfecta porque en Dios la voluntad es idéntica con su esencia.

 

La Santidad divina es entonces el más perfecto amor y la Suprema fidelidad inquebrantable con la que Dios se ama a sí mismo. Y como su sabiduría suprema le muestra a Dios que Él mismo es absoluta perfección, el único ser necesario, establece su Santidad divina como el fundamento y el ejemplo universal de la única Fuente de toda Santidad creada. Esto nos lleva a entender que necesariamente al amarse a sí mismo con perfección infinita Dios también quiere que toda creatura que exista para la manifestación de su gloria le amen.

 

En base a lo que venimos diciendo ahora podemos entender el verdadero sentido del primer mandamiento; “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tus fuerzas. “ Dt. 6:5. El  mandamiento deja de ser mandamiento para convertirse en consejo y dirección amorosa del Padre a sus hijos adoptivos, para que alcancen la más grande bienaventuranza, que es la manifestación de su Gloria. Es en esta contemplación amorosa de su santidad que somos transformados a su imagen y hermosura.

 

 Por tanto, nuestra Santidad será más alta en cuanto a que haya en nosotros una mayor dependencia amorosa a Dios y conformidad de nuestra voluntad a la suya. En cuanto más nos unimos a Dios por medio de separarnos de todo lo que no es Dios, más será nuestra santidad.

 

jueves, 1 de septiembre de 2022

 

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestes en Cristo. Según nos escogió en él antes de la Fundación del mundo,  para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo asimismo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. Ef. 1:3-6

Así comienza Pablo su carta a los Efesios, bendiciendo a Dios porque nos ha revelado su plan eterno y también la manera, la única manera de alcanzarlo. ¿Cuál es el plan? Nuestra santificación. ¿Cómo se propone alcanzar este plan? Por medio de nuestra adopción en Cristo. ¿Cuál es el fin de este plan? La gloria de Dios.

Me gustaría compartir una serie de meditaciones sobre nuestra santidad basado en estos versículos, pero antes es de una importancia que aclare algo.

Entre los muchos cristianos que buscan la santidad muy pocos lo alcanzan, y esto es porque no tienen una idea clara de lo que es santidad. Al ser ignorantes del plan trazado por la Sabiduría Eterna y dejándolo de lado hacen de la santidad ciertos conceptos formulados solo por su propio entendimiento.  Quieren ser guiados por sí mismos apegados a ideas puramente humanas que ellos mismos han ideado y de alguna manera tratan de avanzar fuera del camino que ha trazado Dios y por tanto son víctimas de sus propias ilusiones. Pablo nos advierte en Col. 2:8 “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas según las tradiciones de los hombres conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo.”

Debemos conocer lo mejor posible la idea divina de la santidad para adaptarnos al plan trazado por Dios mismo. Si somos Santos de acuerdo a nuestra propia voluntad nunca seremos verdaderamente Santos, debemos serlo de acuerdo a la voluntad de Dios dándole plena libertad a la idea divina que opere en nosotros. Si nos adaptamos a este plan en amor y fidelidad nuestra vida  será extremadamente fructífera y nos podrá llevar a la más sublime santidad.

La santidad a la que somos llamados por Dios es por medio de la participación en la vida Divina que nos ha sido procurada por medio del Hijo y del Espíritu.

Dios es la causa  primaria de toda criatura, la providencia de todo el mundo y el final de todas las cosas. Así nos lo dice Pablo; “…porque de Él y por Él   y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amen.” Ro. 11:36. Esto nos enseña que hay una paternidad inefable en Dios. Dios es padre.  Este es el dogma fundamental donde todos los demás se basan.  Dios es Padre y engendra un Hijo, no en tiempo, sino en un continuo y eterno engendro a quién le comunica su naturaleza y su vida porque engendrar es comunicar ser y vida. 

En Dios hay vida comunicada al Hijo, el cual es en persona lo que el Padre conoce y expresa de sí mismo. (Heb. 1:2 y 3) De esa unión del Padre y el Hijo, procede la tercera persona de la trinidad, en ese abrazo sustancial de amor.   

Por ese amor de la trinidad y, no para añadir a su plenitud, sino para enriquecer a otros seres, Dios extiende su paternidad y decreta llamar a criaturas a compartir su vida divina, una vida tan trascendente que solo Dios tiene el derecho a ella por naturaleza, esta vida eterna comunicada por el Padre al Hijo y por medio de ellos al Espíritu Santo, es derrama desde el seno de la divinidad para alcanzar y bendecir a otros seres rescatados de la nada y elevándolos por encima de su naturaleza.

Por naturaleza, Dios solo tiene un Hijo pero por amor él quiere tener una multitud innumerable, y esa es la gracia de la adopción sobrenatural.

El hijo de Dios que mora eternamente en el seno del Padre se une a sí mismo, en tiempo, a una naturaleza humana. Esta vida Divina, comunicada en su plenitud a esta humanidad produce el primogénito de todos aquellos que le reciben y así Él es constituido la cabeza de una multitud de hermanos a quienes les concederá la gracia de la vida divina.

Así que la misma vida divina que procede del Padre al Hijo y del Hijo a la humanidad de Jesús pasará  por Cristo a todos aquellos que le reciban y esta misma vida divina los llevará al santo seno del Padre, donde Cristo ha ido delante de nosotros.

En esto consiste toda santidad, en recibir la vida divina de Cristo y por medio de Él, quién posee la plenitud de esta vida y quién ha sido constituido el único mediador para mantener esta vida divina en nosotros e incrementarla por medio de una cada vez más íntima unión con aquel que es la fuente.

Santidad, es, pues, el misterio de la vida divina comunicada y recibida; Comunicada en Dios del Padre al Hijo y por medio del Hijo a la su humanidad en la encarnación y luego restaurada a las almas por su Espíritu, de tal manera que Cristo es verdaderamente la vida del alma. Él es la fuente y el dador de la vida.

Para entender mejor en que consiste nuestra santidad es necesario que tratemos de entender en lo posible en qué consiste la santidad de Dios. Eso miraremos en la siguiente meditación.

 

miércoles, 29 de agosto de 2018


INTRODUCCIO A LA CARTA (CONTINUACION)
En el primer viaje misionero, Pablo y Bernabé, predicaron el Evangelio en la región de Galacia. (Hch. 13 y 14) Allí dejaron varias iglesias plantadas y “constituyeron ancianos en cada iglesia y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído...” (Hch. 14:23)
Al poco tiempo de haber ellos partido vinieron algunos judíos de Jerusalén convertidos a la fe de Cristo. Ellos  insistían que además  de la fe en Jesucristo era necesario que guardaran ciertos requerimientos mínimos de la ley de Moisés, (circuncisión, fiestas y alimentos), para  tener plena entrada a formar parte del pueblo de Dios. Decían que la circuncisión era necesaria para entrar en el Pacto de Dios con su pueblo elegido y así serían hijos de Abraham. Posiblemente también insinuaban que si descartaban la Ley de Moisés, la libertad de la que presumían se convertiría en libertinaje.
En Hch. 15:1ss Lucas narra el problema que estaba ocurriendo en las iglesias que Pablo y Bernabé estaban plantando y es lo que llevó a celebrarse el primer concilio en Jerusalén. Nos dice Lucas que eran “…de la secta de los fariseos que se habían convertido” Hch. 15:5. Ellos enseñaban que era necesario que los gentiles conversos se circuncidaran y guardaran la Ley de Moisés.
Pablo y Lucas usan la misma palabra en griego para referirse a ellos; “los que os perturban” Hch. 15:24; Ga. 1:7; 5:12. En griego (anastatos) se refiere a aquellos que excitan tumultos para causar sedición al estado. Son insurrectos que se han sublevado. De ahí que Pablo los trata de anatemas, esto es, malditos, reservados por Dios para destrucción.

No solamente estaban “…pervirtiendo el Evangelio de Jesucristo” Ga. 1:7, sino que para convencer a las iglesias estaban desacreditando a Pablo como apóstol, alegando que él no era de los doce y por tanto no había recibido el Evangelio directamente del Señor. Le acusaban que ganar más convertidos estaba predicando un “Evangelio fácil sin Ley ni circuncisión, agradando así a los hombres”
Como podemos ver la reacción de Pablo es muy severa dado al peligro con que se encontraban estos hermanos.  Pablo les advierte que se estaban alejando de Dios (1:6). Los llama insensatos en estado de desobediencia el Evangelio (3:1). Estaba regresando a esclavizarse cumpliendo reglamentos rudimentarios (4:9). Pablo temía que su labor con ellos había sido en vano, que el fruto se había perdido (4:11). Si querían ser hijos de Abraham por medio de lay, llegarían a serlo, pero no por la línea de Isaac, sino por la de Ismael que no heredó las promesas de Dios. Y quizás lo más severo es que si se circuncidan y guardan la Ley para alcanzar la justicia ellos mismos se descalifican de la Gracia y Cristo crucificado será de no efecto para ellos (5:1-4).

Pero a pesar de la severidad de Pablo con los Gálatas, también podemos ver su ternura pastoral (Ga. 4:12-15; 19,20). Pablo recuerda el amor con que al principio le recibieron a él y su evangelio. Los llama “Hijitos” porque al igual que los Corintios, los engendró Él por medio del Evangelio y ahora vuelve a “…tener dolores de parto” para que vuelvan al Evangelio de la Gracia donde Cristo es todo y nada más.
Que importante es que estudiemos y conozcamos nuestra Biblia ella es “antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que el día aclarezca.”  Que imprescindible  es que podamos discernir lo que es evangelio y lo que es “pseudo-evangelio” Que necesario es que estemos llenos de la Palabra del Evangelio, para que como Pablo y miles que han dado la vida, podemos “contender ardientemente por la fe una vez dada a los santos.”

Desde aquí hago un llamado a que, no solamente leamos la Biblia de una manera devocional sino que la estudiemos minuciosamente, pidiendo al Espíritu Santo que nos revele “las inescrutables riquezas de Cristo.
En el siguiente estudio propondré la manera en que vamos a enfocar esta carta. Esto es, cuál va a ser la perspectiva desde donde vamos a mirar el argumento de Pablo. Lo que sería nuestra TESIS.
Estoy convencido que si llegas a entender esta carta desde la perspectiva que propongo vas a dar un paso de gigante en tu vida cristiana y en la manera de entender todas las cartas de Pablo.


TEMA CENTRAL DE LA CARTA
El hacer un estudio de esta carta no es algo que me ha venido de la noche a la mañana. Hace casi dos años que ha estado de continuo en mi mente. He leído la carta muchas veces y ha consultado muchos comentarios. Cada uno de ellos mira la carta desde diferentes ángulos, (todos ellos buenos e instructivos). Unos lo hacen desde el ángulo de "la justificación por la fe” otros sobre el ángulos de “la libertad en Cristo” otros lo titulan “La vida en el Espíritu” o simplemente comentario a la carta de los Gálatas.
Una de las preguntas que me hecho al estudiar esta carta han sido; Si yo o  hubiera estado en la misma situación de Pablo ¿Cómo habría afrentado tan serio problema? ¿Qué argumento o argumentos hubiéramos levantado y de qué manera hubiera tratado de recuperar a aquellos que se estaban alejando de Cristo y que estaban a punto de “caer de la gracia”?
Yo propongo, y esta será mi tesis, que la única manera posible  es la que veo que toma Pablo, esto es “PRESENTAR NUEVAMENTE A CRISTO COMO CRUCIFICADO”

Pablo, de principio a fin, solo tiene un mensaje para esta iglesia y de hecho para todas las iglesias. No importa cuál sea el problema, para él solo tiene una solución y es ver claramente a Cristo como crucificado y confiar en el Espíritu para que su beneficio nos sea aplicado. ¿No les dice a los Corintios? “…Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado.” (1Co. 2:2)
Ya sea que miremos cualquier epístola en sus problemas y necesidades particulares, para todas ellas la respuesta es presentar LA CRUZ DE CRISTO en la riqueza de su gloria y la supereminente grandeza de su poder. Pablo se llama a sí mismo “administrador de la gracia de Dios que es en Cristo” y esta gracia solo es posible por la Cruz.

LA ESTRATEGIA DE LA CRUZ
Pablo menciona la Cruz de Cristo ocho veces en esta corta epístola (1:4; 2:20; 3:1; 3:13; 5:11; 5:24; 6:12; 6:14.). Cada una de estas menciones de la cruz está colocadas estratégicamente demostrando que la aplicación de la Cruz, al igual que la serpiente levantada en el desierto, es suficiente para la sanidad del pueblo.  

Algunos, al igual que los perturbadores, piensan que la Cruz es el principio de la vida cristiana, donde los pecados nos son perdonados y recibimos la promesa del cielo. Nada más lejos de la verdad del Evangelio. La Cruz de Cristo es desde el principio al fin. No es entrada por gracia y perfección por obras, es Cristo, gracia y Espíritu de principio a fin.A los Colosenses dice; “…hasta alcanzar todas las riquezas del pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo…Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en Él. (Col. 2:2,5)
Hoy  muchas iglesias están cambiando la “insensatez de la Cruz” por la sabiduría humana.  Se predica mucha sicología, mucho sermón y enseñanza sobre la “superación personal, prosperidad, motivación y autoestima. Pero hemos perdido el poder del Espíritu Santo que nos fue dado para confirmar el mensaje de la Cruz. El Espíritu y la Cruz están ligados de tal manera que el uno no es sin el otro. Dios desde la creación opera solo por medio de la Palabra y el Espíritu, y la predicación de la Cruz es el “Poder de Dios para salvación a todo hombre.”

Está claramente demostrado que todo avivamiento que ha experimentado la Iglesia en su historia ha ocurrido cuando la Iglesia ha descubierto y desempolvado el mensaje de Cristo crucificado simple y sin añadiduras.  Esta será la línea que con la ayuda del Espíritu santo trataré de presentar en el estudio de esta carta. Por así decirlo reiteradamente CRISTO CRUCIFICADO será nuestra tesis
Bendiciones

Próximamente miraremos la Salutación. Cap.  1:1-5






lunes, 6 de agosto de 2018


LA CARTA A LOS GÁLATAS



INTRODUCCIÓN

Todos sabemos que fundamental fue la carta de los Gálatas para la iglesia cuando Lutero entendió por el Espíritu que el hombre es justificado delante de Dios solamente por la fe y no por las obras de la Ley. Esta pequeña carta encendió la reforma protestante y sacó a millones de las garras de la esclavitud. Fue como un nuevo éxodo para el pueblo De Dios.

Es por ello que muchos comentaristas han subtitulado sus comentarios como “La Carta de la Libertad” aludiendo a las palabras de Pablo en el Ca. 5 verso uno; “Estad pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud." 

Es esta libertad del creyente que me ha llevado a estudiar esta carta para mi propio provecho y compartirlo con otros, no con la intención de entrar en polémicas, sino con el sincero deseo de entrar en un diálogo de mutua edificación.

Digo esto porque en los últimos tiempos estoy viendo un fuerte resurgir judaizante en la Iglesia de Cristo. Quiero decir con esto que muchos hermanos se están absteniendo de ciertos alimento que nos “cosher” Están guardando el Sabbath, las fiestas judías, he incluso hay una cierta reverencia a todo lo que es Judío o viene de Israel. Es lo que llaman una vuelta a las raíces hebreas.

Mi pregunta es si verdaderamente esto es requerimiento Señor o si es necesario y provechoso para crecer y madurar como cristianos. O quizás son cargas innecesarias que se están poniendo sobre algunos recién llegados al Evangelio. Lo peor del caso podría ser que estos ritos y costumbres podrían estar desviando a algunos de lo que Pablo califica como la verdadera vida cristiana que es “andar en el Espíritu”

Estudiando esta carta veremos temas de suma importancia para nuestra vida y crecimiento cristianos como por ejemplo el que he mencionado antes;

¿Qué significa andar en el Espíritu y en qué contexto dice esto Pablo?

¿Qué significa estar crucificado con Cristo?

¿Qué es el pacto con Abraham y que tiene que ver con los gentiles?

¿Para que fue dada la Ley y qué relación tiene con el cristiano?

¿Qué significa no estar bajo la ley sino bajo la gracia?

Quien son los verdaderos hijos de Abraham?

¿Cuántas Jerusalén hay, y la importancia de pertenecer a una u otra?

¿Quién es el pueblo de Dios o el verdadero Israel?



Temas como este y otros más iremos desarrollando en el Estudio de esta carta con el fin de que experimentemos la verdadera libertad con que Cristo nos hizo libres y así podamos servir al Dios Vivo.



Te invito a estudiar juntos esta joya de la literatura cristiana. Si es asi toma el tiempo para leer varias veces esta carta pero cada vez que la leas has de leer los seis capítulos de un tirón. Trata de descubrir cuál era el problema que llevó a Pablo a escribir esta carta fuerte y tierna al mismo tiempo. Busca los argumentos que proponen el apóstol y cuál puede ser el argumento central que engloba todos los demás argumentos. Lo podríamos llamar la tesis. Si descubres esto te ayudara a entender todas las cartas de Pablo y tu darás un paso de gigante en tu entendimiento de la vida Cristiana. Te lo prometo





Vuelvo a reiterar lo dicho anteriormente. El motivo que me ha llevado a estudiar esta carta a los Gálatas ha sido principalmente para afirmar mi fe en Cristo y su obra completa.  Y el motivo que me lleva a compartir el estudio no es para polémica ni con intención de juzgar a nadie sino para entrar en dialogo con amor y respeto. También para ayudar a cualquiera que se ha estado haciendo las mismas preguntas que yo y está dispuesto a escuchar otra opinión.

Pero sobre todo para que de alguna manera Dios pueda ser glorificado por este siervo inútil.




lunes, 6 de junio de 2016


JUAN EL BAUTISTA, UN MINISTERIO MENGUANTE



En nuestro seguimiento de Jesús a través del Evangelio de Juan es necesario que consideremos  a Juan el Bautista y su ministerio. Podemos aprender mucho cuando observamos la relación entre el ministerio de Juan y Jesús. Todo cristiano tiene un ministerio, un área de servicio que Dios nos ha dado cuando hemos recibido La Unción (el Espíritu Santo).  Entre otras cosas el Espíritu nos ha sido dado para que Dios pueda hacer su obras por medio de nosotros.

Los versos 6 al 8 nos dicen claramente de Juan que fue enviado de Dios para que diese testimonio de la Luz. Ya en estos primero versos podemos ver un principio espiritual importantísimo. Todo ministerio y todo don ha venir por iniciativa divina. Incluso Jesús aseguró en muchas ocasiones que Él no vino ni hacia obra alguna por iniciativa propia, sino que fue enviado por el Padre.

Cuando Pablo introduce el tema de los dones en su primera de Corintios dice; “…hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos…” 1Co. 12:6.

Siempre, y hoy más que nunca, se han levantado autoproclamados apóstoles, profetas que más que avanzar, estorban la obra.

Cuando los discípulos vieron la gloria de Jesús en el monte santo tomaron la iniciativa de sugerir al Señor levantar tres enramadas. No tardó en venir la corrección del Cielo diciendo; “…este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia a él oíd…” (Mt.17:5)

Por el contrario Juan dice de sí mismo; “…Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo…”; (Jn. 1:33). En este verso Juan claramente nos muestra sus credenciales al decir; “…el que me envió a bautizar” El poder y la autoridad del siervo  reside en el poder y autoridad del que le envía. Si nosotros somos los que nos enviamos, ese será nuestro poder y autoridad.



Este mismo verso que hemos leído nos muestra otro principio espiritual importante. Cuando Juan fue enviado a bautizar, fue enviado con un mensaje, que básicamente diciendo;  “detrás de mi viene uno que bautiza con el Espíritu Santo.” Juan andaba predicando de uno que no conocía hasta que se cumplió la señal que recibió mientras aperaba la Palabra de Dios en el desierto. (Lc. 3:2). La señal era: “Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.” (Jn. 1:33). El principio al que me refiero es que todo ministro ha de tener una revelación de Cristo. Esa revelación suele ir en proporción al ministerio que ha de desarrollar. Pedro recibió esa revelación (Mt. 16:18). Pablo recibió esa revelación (Ga. 1:15). Al fin y al cabo todo ministro ha de saber que es  Cristo que ministramos. No es salvación que ministramos, no es conocimiento, nos es ciencia o consejos buenos. Es Cristo, para que Él sea todo en todos. (Hablaremos un poco más de este tema más adelante).

Es necesario que el mensajero conozca su mensaje, esté familiarizado con su mensaje. No podemos dar testimonio de algo o alguien que no conocemos. Pablo le dice a los Corintios; Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios…me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado” (1Co. 2:1,2). Nosotros hemos sido enviado a ser testigos o dar testimonio de Jesucristo (Hch. 1:8). A Cristo anunciamos y a Cristo hemos de conocer.



El Evangelio de Juan es conocido por “Las Siete Señales” que Jesús hizo y por “Los siete YO SOY” que Jesús pronunció a lo largo de su ministerio. En contraste a esto podemos ver que una característica del ministerio y la persona de Juan es el énfasis en la idea de “YO NO SOY”

“No era él la luz…” Jn. 1:8; “Yo no soy el Cristo” Jn. 1:20; “No soy Elías” Jn. 1: 21; “No soy el profeta” Jn. 1:21. “Yo no soy digno de desatar la correa de su calzado” Jn. 1:27.   En cierto modo Juan declara que él no es el que bautiza con el Espíritu Santo Jn.1:33, ni es el esposo. Jn. 3:29.   

En resumidas cuentas Juan dice de sí mismo, “…yo soy la voz de uno que clama en el desierto” (Jn. 1:23). Y de su ministerio dice; “…Es necesario que él crezca, pero que yo mengue” (Jn. 3:30).



Creo que es fácil descubrir aquí el principio espiritual al que me refiero. La gloria del mensajero no está en él mismo, sino en el mensaje que lleva. La atención no ha de estar puesta en el mensajero, sino en el mensaje. En cuanto más desapercibido sea el mensajero, más resaltará el mensaje que lleva. Las señales de tráfico en la carretera han de dar un mensaje claro sin llamar demasiado la atención a sí mismas no sea que al distraernos tengamos un accidente.

 Y esto es en ocasiones lo que he visto, accidentes espirituales, cuando hay líderes o pastores que por su personalidad o habilidad oral llaman demasiado la atención a sí mismos. Otros causan accidentes por su influencia personal o abuso de autoridad.

Cuando a Juan le dijeron que sus discípulos se estaban yendo tras Jesús, respondió con la más gloriosa respuesta que ha de gobernar todo ministerio. (Jn. 3:27-31).

Hermanos, que nuestro ministerio sea menguante y nuestro gozo será cumplido a medida que vemos la Luz de Cristo aumentar  en el rosto de los que estamos sirviendo.

Nuestro servicio o ministerio será más eficaz a la medida que Cristo va creciendo en nosotros al tiempo que manguamos. Esto es por medio de la llenura del Espíritu.

Pedro y Juan cuando se encontraron con el cojo a la puerta del templo, reconocieron su pobreza al tiempo que supieron de su riqueza en Cristo. Cuando la Iglesia aprenda que todo enriquecimiento en habilidad natural y posesiones no es más que pobreza, comenzará a recuperar su gloria en Cristo.



Hemos estado considerando tres principios espirituales que se dejan ver en la relación de Juan el Bautista con el Señor. Sería bueno que hoy nos pusiéramos delante del Señor en meditación para considerarnos a nosotros mismos bajo estas tres mismas reglas. Quizás no te sientes totalmente identificado porque tú no eres un pastor u ocupas un lugar de liderazgo en tu iglesia. Pero has de saber que todo lo que hacemos, incluso en lo que “llamamos vida secular” es ministerio.  Pablo nos muestra una regla que puede ser aplicada a todo, cuando dice; “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” (1Co. 10:31). ¿Has pensado alguna vez que por el hecho de ser habitado por el Espíritu de Cristo, todo lo que haces y dices es ministerio? Qué bueno y provechoso sería que en todo momento fuéramos conscientes de que somos Embajadores de Dios. Que en todo lugar que estamos llevamos la fragancia de Cristo. No necesitamos un diploma que diga que somos ministros. No necesitamos credenciales de ninguna organización terrenal. Dios el Padre te ha acreditado cuando te confió Su Espíritu. Eres un diplomático y embajador  de la Sion celestial. En todo momento y lugar representas tu Nación y tu Rey.



Termino con esta breve  sugerencia      Lucas nos dice así de Juan; “…vino palabra de Dios a Juan….en el desierto” (Lc. 3:2) El primer llamado que Juan recibió no fue para ir a predicar ni a bautizar. El primer llamado fue a esperar la palabra de Dios en el desierto. Cada momento que esperamos en Su presencia para escuchar su palabra no es tiempo perdido. El leñador no pierde tiempo cuando afila su hacha.

Si eres siervo las palabras de Samuel deben de estar continuamente en tu boca; “Habla, Jehová, porque tu siervo oye.” (1Sa. 3:10.)



¡¡Señor vacíanos de todo lo que no eres TÚ!! Que tu riqueza en nosotros sea tu Don celestial. Que entendamos que nuestra gloria está en nuestra humillación porque tu resistes al hombre que confía en si mismo pero das gracia al humilde.

Espíritu Santo llénanos de Cristo a servirlo a los que nos rodean.










lunes, 9 de mayo de 2016


INTRODUCCIÓN AL TEXTO BIBLICO



Antes de comenzar las meditaciones en particular creo conveniente que demos un vistazo general el texto bíblico. Pero recuerda, esto no es un comentario del Evangelio de Juan, es una guía para que puedas meditar con la intención de seguir a Jesús como discípulo. Yo solo resaltare algunos puntos del texto que te pueden ayudar, pero tu meditación es libre y personal, confiando en el Espíritu Santo que conoce tu estado y progreso espiritual.



Juan nos dice claramente cuál fue el propósito que tenia para escribir su evangelio. Esto  nos lo dice inmediatamente después del relato de la incredulidad de Tomás. (Jn. 20: 30,31). Juan escribió para que creamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que creyendo tengamos vida. Este corto epilogo nos anticipa lo que podemos esperar en nuestras meditaciones. Primero es que tendremos una revelación de Jesús como Mesías y como Hijo de Dios. Segundo es que nuestra fe en Jesús aumentará y será fortalecida. Tercero tiene que ver con VIDA. El Evangelio de Juan tiene que ver fundamentalmente con vida, vida eterna, que es la vida de Dios en el hombre. Ya desde la principio vemos (v.4) como Juan introduce el tema de la VIDA y seguirá repitiendo esta palabra 47 veces. Aparecerá como vida eterna, agua de vida, pan de vida, palabras de vida, luz de la vida, resurrección y vida, etc.  De hecho que Juan dice que Jesús es la manifestación de la vida. (1Jn. 1:2). En nuestro seguimiento de Jesús en este Evangelio podremos observar lo que verdaderamente es la vida eterna que hemos recibido. En cierta medida nosotros también somos manifestación al mundo de la VIDA ETERNA. (Jn. 6:57).



Juan suele usar conceptos o elementos opuestos en su relato, como por ejemplo; Luz y Tinieblas. Ley y Gracia. Carne y Espíritu, etc. Esto lo hace, creo yo, para diferenciar entre lo verdadero y lo falso. Él mismo dice que Él es LA VERDAD Y LA VIDA que como camino llevan al Padre. Para demostrar esto a lo largo de su relato irá trayendo a luz la oposición de los Fariseos como representantes (no todos) de la religión falsa que no produce vida ni lleva al Padre. Hasta tal punto que en una ocasión les tiene que decir claramente que ellos “”son de su padre el diablo” (Jn. 8:44). Esto es un tema interesante de observar a medida que vayamos meditando y siguiendo a Jesús como Verdad y al mismo tiempo descubriremos la religión falsa.

Una nota aclaratoria es necesaria en este momento. Yo no estoy diciendo que el Antiguo Testamento o la Ley de Moisés es una religión falsa. Una gran mayoría de Escribas, Fariseos y Saduceos (Sacerdotes) eran más seguidores de la tradición oral (Talmud) que de la Ley de amor y gracia que Dios les dio en el Sinaí. Jesús mismo los reprende en este aspecto. (Mr. 7: 9-13). El Antiguo testamento es LUZ que alumbra y da testimonio de Cristo y la Ley de Moisés fue dada en un acto de amor y gracia de Dios, no solo a su pueblo, sino a todo el mundo.



Esta pequeña introducción es suficiente para darnos una idea del tema central de este Evangelio que es VIDA ETERNA MANIFESTADA. No solo manifestada, sino impartida a los hombres que creen en su NOMBRE. Esto es en contraposición a la falsa vida que ofrece la religión falsa que el Diablo siempre ha querido mezclar o diluir en la Palabra de Dios.





 PRIMER CAPÍTULO (Sugerencias para meditar)

Juan comienza su Evangelio obligándonos a mirar el relato de Génesis. Génesis es el principio de la primera creación por la Palabra de Dios. El Evangelio de Juan es el principio de la SEGUNDA CREACION, o Nueva Creación, también por medio de la Palabra de Dios.



El igual que en la primera creación todo fue hecho por la Palabra y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Tenemos que considerar que en la Nueva Creación nada es hecho que no sea por medio de la Palabra. A lo largo del seguimiento iremos viendo enfáticamente que el Padre es el origen de todo, la Palabra, (Jesucristo) es el medio  por lo cual todo es hecho y existe y el Espíritu en nosotros es el poder por el cual todo es ejecutado. De ahí la importancia del seguimiento la comunión y la obediencia. Idealmente toda obra o acción del cristiano ha de guardar este importante principio espiritual, de lo contrario entramos en antagonismo con el Espíritu que es LA CARNE o la religión falsa. Santificación básicamente es el proceso por el cual somos purgados de la carne  o lo que pertenece al hombre natural no regenerado.



En Génesis también vemos un árbol plantado en medio del huerto que su fruto es VIDA. Ese árbol nuevamente es plantado en la Tierra de la Promesa pero esta vez es un Árbol Vivo del cual todos tienen que comer si quieren tener vida. (Jn. 6:54ss). Este árbol es nuestra comida eterna para salvación y sanidad. Ap. 2:7; 22:2,14.



Al igual que en la primera creación es la luz el primer acto de la creación por la Palabra. También en la Nueva creación vemos que la Luz resplandece en medio de las tinieblas. Luz es la manifestación visible de la VIDA (Jn. 8:12). Cuando la Vida viene a nosotros comienza el proceso de disipación de tinieblas, no solo en nosotros, sino en todo lo que nos rodea. Juan lo pone así en su primera epístola. (1Jn. 2:8).

Cuando el Señor terminó su primera creación, se gozó en ello y los bendijo. Esto mismo vemos en la Nueva Creación. El Señor llenó aquellos hombres de luz y les ordenó que se repartiesen por toda la tierra para que el mundo sea llenos de la luz verdadera que alumbra a todo hombre.



Otro tema en el cual también podemos meditar es en el rechazo de Dios, el rechazo de la vida. Adán rechazó la vida de Dios a cambio de su propia vida. Son palabras muy tristes de oír las que dicen los versos 10 y 11. El mundo no le conoció y los suyos no le recibieron. Pero siempre la gracia Divina sobreabunda sobre el pecado. (Ro. 5:20) porque Él ha llamado para que muchos crean en su Nombre y a estos les ha dado la adopción en el Amado.

Esta adopción no es como la que pueden hacer el hombre que solo consiste en un acto legal. Juan nos dice que es una adopción por medio de engendro. Al igual que Juan, el apóstol Pedro nos dice que hemos sido engendrados por la Palabra de Dios (1Jn. 1:23) y por ello somos “participantes de la naturaleza divina…” (2Pe. 1:4).

Pero es importante el recalcar el énfasis que Juan le da a este acto divino. Al igual que en la primera creación no hubo ninguna posible cooperación del hombre, también en este acto de la nueva creación no hay ninguna colaboración del hombre. No hay “voluntad de carne” ni “voluntad de varón” sino solo de Dios. Aleluya.



Dejamos aquí nuestra meditación. Creo que es más que suficiente para pasar dos semanas en la presencia del Señor y tener santa comunión con estas preciosas y divinas palabras. No tengas prisa, dale tiempo a que la palabra profundice en ti. Repítela de muchas maneras. Un día puedes usarlas como alabanza y acción de gracias. Otro día pomo petición para ti. Otro día como intercesión para tus amados.



Que el Señor te bendiga y te de la gracia de  su presencia manifiesta.




jueves, 28 de abril de 2016


SIGUIENDO A JESUS EN EL EVANGELIO DE JUAN (INTRODUCCIÓN)



Como ya mencionamos anteriormente el propósito de estos estudios (si los podemos llamar así) es hacer un seguimiento de Jesús tomando al discípulo Juan como testigo presencial y al Espíritu Santo como guía e intérprete.

Esto no es un estudio teológico o exegético  del texto bíblico. Podemos tener la interpretación correcta y verdadera del texto bíblico y sin embargo no ver a Jesús. Juan nos da testimonio que algunos judíos de su tiempo tenían un buen conocimiento de la palabra de Dios y sin embargo no pudieron ver a Dios, la Palabra encarnada. Jn. 5:39.Aquel Verbo Eterno de Dios vino a nosotros velado en carne humana y es necesario que el Padre nos permita ver dentro del Velo para declarar como Pedro; “…tú eres el Cristo, el hijo de Dios” Esto no les debía haber extrañado a los judíos de aquel tiempo porque Dios estuvo con ellos en el Tabernáculo velado con pieles de cabra.



Nuestro propósito es entrar en la escena bíblica en adoración, amor  y reverencia, y allí tener comunión con Jesús. Por medio de la imaginación y el texto bíblico podemos ser testigos presenciales.  Podemos escuchar las conversaciones y las reacciones. Podemos hacer presente a Jesús y hacerle las mismas preguntas o diferentes. Podemos adorarle como ciego que ha recibido la vista o como leproso que ha sido limpiado. Podemos ungir sus pies con el perfume de nuestra adoración y reclinarnos en su pecho en un acto de amor.



Lo importante es hacer presente a Jesús y dejar que nos hable por medio del Espíritu. Esa impresión en nuestra mente de Su presencia y de la palabra que el Espíritu nos dé, será la clave de comunión para el resto del día.

Sabemos que cada día trae su propio afán y como Marta, es necesario que atendamos a mil cosas. Es en ese sin fin de acciones, pensamientos y reacciones, todo ello necesario, que perdemos esa comunión y presencia lo cual nos hace caer en pequeñas faltas. Son estas pequeñas pifias que agotan nuestro espíritu. Como dice el cantor de Israel que “…son las pequeñas zorras que echan a perder las viñas” (Can. 2:15). Es necesario volver una y otra vez a Su presencia a lo largo del día para beber del agua de vida, para oír la voz del Señor, para ver las obras que el Padre nos quiere mostrar.

Algo que está claramente documentado en los evangelios es que Jesús estaba continuamente consciente del Padre  y moviéndose en Su presencia. Esto mismo es lo que en Jn. 15 enseña a sus discípulos antes de su partida.



Para hacer este seguimiento de Jesús es necesario que afinemos de nuevo o quizá aprendamos la disciplina de la meditación bíblica. Lamentablemente esta disciplina se está perdiendo entre los cristianos, si no es que se ha perdido ya. Me pregunto cuántos de nosotros hemos asistido a un seminario de meditación bíblica organizado por la iglesia a la que pertenecemos.

Nuestra lectura bíblica suele ser fundamentalmente para adquirir conocimiento, o en el peor de los casos  para seguir un programa rutinario de lectura, que acalle nuestra conciencia. Esto produce cristianos superficiales o envanecidos, como dice Pablo; “ …el conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1Co. 8:1).

Es necesario que el texto bíblico pase de la mente al corazón, al hombre interior, que es el asiento de nuestra voluntad y emociones.

Esto es posible cuando le permitimos al Espíritu Santo tomar la Palabra y escribirla en las tablas del corazón.

Esa palabra tiene que ir calando y calando profundamente como lluvia suave que ablanda la tierra que ha de ser labrada. Y no como lluvia torrencial (acumulación de información bíblica, cursos rápidos, seminarios, etc.). Todo esto solo  llena de información nuestra libreta de notas que al fin y al cabo nos dejará igual que antes sin haber transformación. Seguimos siendo el mismo, solo con un poco mas de información.



Cuando Dios estaba preparando a Josué para tomar la tierra prometida, uno de los requerimientos para el éxito de la conquista era que meditara en el libro de la ley. Igualmente el Salmo uno habla de las bendiciones de aquellos que meditan en la ley de día y de noche. La palabra hebrea para meditar ( (hagah) se traduce en otros textos como “murmurar, susurrar, gemir, imaginar y rugir”



George Whitefield dejó escrito en su diario “…comencé a leer las Santas Escrituras de rodillas, dejando de leer todos otros libros, y orando si era posible en cada línea y palabra. Esto demostró ser para mi verdadera comida y bebida para mi alma. Diariamente recibí nueva vida, luz y poder de lo alto. Adquirí más conocimiento verdadero leyendo el Libro de Dios en un mes, de lo que podría haber recibido de todos los escritos de los hombres”



En nuestro seguimiento de Jesús no será necesario leer porciones largas del Evangelio. Los antiguos puritanos solían tomar dos o tres versos de la biblia y meditar por semanas enteras antes de pasar a leer otros dos o tres versos. Lo importante no es la cantidad que leemos sino la cantidad que le permitimos al Espíritu Santo instruir en nuestro espíritu. Solo nos transforma lo que Dios sella en nuestro ser interior.



ASPECTOS PRÁCTICOS PARA MEDITAR LA PALABRA.

Antes de continuar quisiera repasar algunos aspectos prácticos en nuestra hora de meditación.



El primer paso es tomar la decisión firme de darle fielmente una hora de mi día al Señor para buscar su PRESENCIA.  Cuando le doy mi tiempo, me estoy dando a mí mismo, me estoy rindiendo en amor y expectación.

No solo es importante encontrar el tiempo, sino encontrar un lugar, un Betel donde nos encontramos con Dios. Cuando Judas buscaba a nuestro Señor para entregarle sabía que estaba en el lugar que frecuentaba para encontrarse con el Padre.  Abraham edificaba un altar cada vez que movía el campamento. Cuando Jacob experimentó su segundo avivamiento Dios le llamó a Betel. Y así podríamos seguir mencionando la importancia de tener un lugar donde nos encontramos en su presencia. Muchas veces experimentaremos que antes de entrar a ese lugar Él ya nos está esperando y nos lo confirmara sintiendo Su amorosa presencia.



Creo que es importante prepararnos mental y emocionalmente cuando venimos delante de Él. Vivimos en un mundo de prisas, tensión, violencia, etc. Nada de esto existe en la presencia de Dios. Cuando Jesús nos invita, lo hace al descanso para nuestras almas. Jesús nos dice; “…no se turbe vuestro corazón…”

Es necesario que entremos y sentados o de rodillas o postrado, cualquiera sea la posición que prefieras, deliberadamente dejemos toda tensión, toda agitación de espíritu. En su presencia nada importa, Él está en control de todas las cosas y circunstancias. Delante de Él toda tensión, ansiedad, preocupación, frustración, todo se disipa como vapor.



Ahora en un acto deliberado buscamos Su presencia, o los hacemos conscientes de Su presencia. Él está presente en nuestro espíritu. Jesús dijo; “vendremos a él y haremos morada en él” Este es el Don inefable del Espíritu Santo. Él está presente en nuestro espíritu, él mora en el centro de nuestro ser. Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos.

Este concienciarnos de Su presencia lo podemos hacer con una adoración suave, como si le estuviéramos hablando al oído recostados en su pecho. Usamos frases cortas como; “Gras Señor” o “Te amo mi Dios” “Gloria a tu Nombre” etc. Lo hacemos dejando un espacio entre frase y frase esperando su respuesta. Lo hacemos con verdad e intención de corazón. No lo hacemos como si fuera  meditación oriental que usa un mantra para concentrarse y vaciar la mente de distracciones.



Una vez ya somos conscientes de Su presencia, como por así decirlo, cuando ya tenemos su atención, pero que en realidad es Él que tiene nuestra atención, podemos pasar a la oración, la intercesión o la lectura bíblica.

Para nuestro caso, que es el seguimiento de Jesús en el libro de Juan, pasaremos a la lectura bíblica.



Tomamos un texto corto, no más de dos o tres versos y los usamos como tema de oración o de alabanza o acción de gracias. Dejamos que el Espíritu Santo nos llena la mente y la boca al mismo tiempo que vamos haciendo el texto nuestro.



Pongo un simple ejemplo en Jn. 1:1

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”



“OH Señor, tú eras en el principio, desde antes del principio y hasta la eternidad Tu eres. En ti está el origen de todo. Tú que eres eterna bondad, sumo bien, amor perfecto. En ti está mi origen, Desde ese principio y por todas las generaciones has llegado a mi, tu siervo que te escucha.”



Cuando sentimos que hemos agotado esa porción, simplemente pasamos a la otra



“Señor, tú eres el Verbo de Dios, la Palabra de Dios al mundo y a mí. En ti está revelado todo lo que Dios es y quiere. Cuando te veo clavado en la Cruz, tú eres palabra de Dios para mí. Cuando te veo resucitado y exaltado, Tú eres palabra de Dios para mí. Cuando te veo limpiando los pies a tus discípulos. Tú eres palabra de Dios para mí. Cuando te veo perdonando a un pecador, limpiando un leproso. Tú eres palabra de Dios para mí. Hoy te recibo como palabra de Dios, como voluntad de Dios, como imagen a la que estoy siendo transformado. Te alabo y le pido a tu Espíritu que me conforme a esa divina Palabra.”



Y así podemos ir usando el texto para orar, adorar, meditar y permitir que el Espíritu nos vaya instruyendo de una manera personal según nuestra necesidad del momento.

Por medio de este método sencillo de meditación alcanzamos muchos beneficios. Primero es que por medio de la Palabra y el Espíritu hacemos al Dios presente y personal. Segundo es que cuando dejamos nuestro altar nos daremos cuenta que a todo lo que hemos dicho el Espíritu Santo ira añadiendo a lo largo del día y así andaremos en su presencia y comunión. Tercero es que la lectura de la Biblia toma un carácter más personal y más intimo. También iremos creciendo en entendimiento del sagrado libro y sin darnos cuenta iremos madurando, ya que lo que hemos declarado en voz alta ira siendo formado en el corazón por el Espíritu. También con este método nos daremos cuenta que nuestra fe irá aumentando, ya que la fe viene por oír la PALABRA DE DIOS.



Hay mucho más que podría añadir a este método sencillo de meditación, pero el espacio no me permite. Solo dar una advertencia. Es importante saber que para la práctica de la meditación y la busque intima de Dios es importante la manera en que vivimos. Quiero decir que la manera en que vivimos afectara nuestro tiempo de meditación, y nuestra meditación afectará la manera en que vivimos.



La próxima reunión entraremos de lleno en el texto de Juan. Tratare de dar una pequeña introducción del texto solo como guía por si lo necesitas pero prefiero que no dependas demasiado de lo que yo escriba. Recuerda no es un estudio o comentario de Juan que estamos haciendo. Es un seguimiento de Jesús por medio del texto.