MI CAMINO

jueves, 19 de junio de 2014


Heb. 1:8,9

 

Hemos estado mirando en tan solo siete versículos de esta carta como el autor nos ha dado una sublime exposición de Cristo. Nos ha dicho que él es la última, definitiva, final, y completa Palabra del Dios al hombre. Nos ha dicho que Él es el heredero, creador y sustentador de todo. También es la imagen de la sustancia de Dios y el resplandor de su gloria. Quien  ha purificado de nuestros pecados y  ahora está sentado a la diestra de la Majestad.

Él es quien ha honrado a Dios delante de los hombres y quien ha honrado al hombre (por ser él mismo Hijo del Hombre) delante de Dios. Y por último hemos visto que Él es verdadero Templo de Dios no hecho de manos porque en Él y solo en Él (Emanuel)  Dios se encuentra con el hombre. Solo por medio de Él es que podemos venir al Padre para adorar, orar y servir en Espíritu y verdad. El es el Templo, el Sacrificio (el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo) y el Sumo Sacerdote.

 

¿Qué nos está diciendo el Espíritu Santo en tan solo siete versículos? Yo creo que si miramos el contexto de esta epístola dirigida a una comunidad que estaba contemplando volver al sistema Antiguo, el sistema de la letra y los ritos, el sistema externo y físico de lo que se puede palpar (Heb. 12:18) Un sistema que ya había cumplido su función y estaba pronto a desaparecer. Si miramos la manera en que el Espíritu Santo quiere corregir este error en la iglesia, nos daremos cuenta que siempre ha usado el mismo método, esto es; presentar a Cristo en toda su gloria.

 

El libro de Apocalipsis está dirigido a una iglesia desgastada por la persecución y las diferentes herejías que la querían descarriar. La solución es La Revelación de Jesucristo a su siervo Juan para que la escriba a las siete iglesias.

Quizás los tres movimientos históricos más importantes de la iglesia han sido la revelación de Cristo como nuestra Justificación, nuestra santificación y nuestro bautizador.

Mi pregunta es ¿estamos viviendo tiempos donde necesitamos una nueva revelación de Cristo?

Mi respuesta es; “Desesperadamente SI” Nos hemos enamorado de las bendiciones y nos estamos olvidando del Bendito.

Pablo se encontraba con este mismo problema cuando dice; “Porque los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría” ¿no es esto una señal de nuestros tiempos, incluso de la iglesia? Buscamos en la Biblia la sabiduría de la vida y las fórmulas para obtener poder. La solución que ofrece  Pablo es la siguiente; “…pero nosotros predicamos a Cristo crucificado.” Ese Cristo, en la “debilidad” de la cruz, es la sabiduría de Dios y el poder de Dios. Hermanos dejemos de buscar poder y sabiduría y todas las demás cosas por las que tanto nos afanamos. Nunca lo alcanzaremos, porque El nos ha sido hecho sabiduría, justificación, santificación, redención, poder, fe…. Y todo lo que deseemos de Dios, pero no para poseer esas cosas, sino que poseyendo a Cristo crucificado lo tenemos todo sin poseer nada, sino solo a Cristo. A él sea la gloria.

 

 

“Mas del Hijo dice…”

En los versículos que meditamos hoy (Heb.1:8,9) el autor nos presenta al Hijo como el Rey ungido y eterno cuyo reino es un reino de justicia.

El Espíritu Santo nos lleva al Salmo 45. Este salmo es el cántico de una boda real. Como dice el salmista en la introducción es “Canción de amores.” Su corazón está rebosando de la revelación que ha recibido. Ha visto al Rey en gloria y hermosura contrayendo nupcias.

El salmo es también un “Masquil” esto quiere decir que es un salmo didáctico, que viene de una persona que ha recibido  entendimiento y escribe para instruir.

El Salomo se refiere a la relación de pacto entre Dios y su pueblo en el AT y la iglesia en el NT.

 

Desde el verso uno hasta el nueve nos da una descripción de este rey a quien el canto va dirigido. ¿Qué podemos conocer de Cristo en este maravilloso retrato?

“…eres el más hermoso de los hijos de los hombres”

Esta hermosura no necesariamente es física, sino espiritual. El profeta  Isaías nos dice (Isa 53:2) “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.”  No es la hermosura física de la que habla el salmista, sino de la verdadera hermosura, la interior. Dios es hermoso en su santidad y ese mismo parecer desea en sus hijos. Cuando la Biblia habla de hermosura es una referencia a la santidad. (Sal. 29:2; 27:4; 96:9.) Otro salmo que más adelante cita el autor también habla de la hermosura del Ungido asociándola a la santidad. Sal 110:3.

Contemplamos su hermosura y santidad al leer los Evangelios, pero no como se mira un paisaje o un cuadro. Lo contemplamos en el contexto de Jn.1:16; 1Jn.1:1-4. De esa hermosura somos partícipes en la comunión del Espíritu.

 

“…la gracia se derramó en tus labios

 Los que le vieron han dejado testimonio de esas palabras de gracia. Lc. 4:22; Jn. 6:68. Jn. 8:11. No son palabras de juicio o condenación que escucharon, sino de salvación, perdón, sanidad y consuelo.  La religión nos condena y acusa a nuestras conciencias paralizándonos y robándonos toda confianza para acercarnos a Dios. Pero Él vino para invitarnos si estamos cargados y cansados, si tenemos sed y hambre. Incluso se la hemos negado como el mismo Pedro.

 

“…ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente.”

Isaías (Isa. 63:1-6) Nos presenta un cuadro poderoso de este valiente que “…a  pisado él solo el lagar” Un hubo quien la ayudara ni estuviera con él. Él solo luchó con los enemigos de su Dios y su pueblo. Él solo es el fiel que hasta en la cruz, por un corto espacio de tiempo, fue desamparado, sufriendo toda la ira que merecía nuestros pecados. Todo enemigo de nuestra salvación ha sido vencido por ello él reinará sobre nosotros para siempre y nadie nos arrebatará de sus manos.

 

“…en tu gloria sé prosperado.”

Su gloria, la gloria con que fue prosperado en su proeza, con que venció a sus enemigos es la cabalgadura  que usó, es decir; Verdad, Humildad y Justicia. Esas fueron sus armas con las que luchó. No con artimañas del error como usaron sus enemigos, sino con el bien venció el mal. El profeta Zacarías le vio así entrando a Sión (Za.9:9)  Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”

Estas mismas armas poderosas y divinas nos ha dejado a nosotros para que aprendamos a esgrimir, porque el Reino de los cielos no puede edificarse de otra manera porque…..

 

“…Cetro de justicia es el cetro de tu reino.”

El gobierno de Cristo es un gobierno de justicia. El vino para que toda justicia tenga cumplimiento (Mat. 3:15) Así lo profetizó Jeremías “…He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.  En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra. Jer. 33:14-16. El es el Rey Justo del que habla el Salmo 72.

Jesucristo no solo vino para cumplir toda justicia, sino para que esa justicia sea cumplida en nosotros y establecer un trono de justicia en la tierra. El profeta Isaías nos habla continuamente de este Rey de justicia, el trono de justicia que ha de venir. (Isa. 32; 42; 26; 16;  etc. Para que Dios pudiera establecer ese reino de justicia en la tierra, primero tuvo que buscar entre los hombres a uno que fuera justo y según su corazón. Entre todos los hombres solo encontró un justo que pudiera “abrir el libro y desatar los sellos” (Ap. 5:1ss) El vino anunciando que el Reino de Dios se ha acercado y también invitando a todos los que tienen hambre y sed de justicia a que sean parte de este reino y que oren al Padre; “…venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”

Creo que uno de los problemas del cristianismo actual es que no nos estamos apropiando de la intención de nuestra salvación. Hemos hecho nuestra salvación demasiado personal, individual y subjetiva. Salvación es el rescate divino de un remanente de justicia para la gloria de su Nombre con el fin de quitar toda rebeldía de este planeta y establecer su gobierno. Cristo está levantando este reino y reclutando, por decirlo así, súbditos que sean su pueblo.

 

Solo lo que es edificado en justicia puede permanecer para siempre, por lo que dice; “…tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre.” Así que cada uno mire cómo edifica.

Nosotros hemos sido justificados por Su gracia, pero eso es nuestra justicia posicional. Dios ahora nos está llevando a la justicia actual y más tarde a la perfecta en su reino. (Ga. 5:5)

 

CONCLUSION

No podemos detenernos más tiempo en este salmo precioso por falta de tiempo, pero era necesario que lo miráramos ya que el Espíritu Santo lo trajo a nuestra atención. Nuevamente hemos visto al Hijo en su persona y su obra que son lo mismo, esto es, su obra es el fruto de su carácter.

Pero no podemos pasar por alto la segunda parte del salmo porque ahí nos habla de una “reina con oro de Ofir”  Claramente se está refiriendo a la iglesia que más tarde la vemos adornada para su esposo en Ap. 19. Pero algo peculiar que vemos en el salmo (Sal. 45:10-12) es que el cantor la habla a esta reina dándole un consejo; “…olvida tu pueblo y la casa de tu padre” Este es un principio espiritual clarísimo al que somos llamados todos los creyentes y es a salir de nuestra tierra y nuestra parentela, como lo hizo nuestro Padre de la fe (Abraham) con el fin de que Dios sea nuestro TODO. Es en esta condición que “…el Rey desea nuestra hermosura” La hermosura de un total rendimiento y dedicación a Cristo.

 

SI OYERES HOY SU VOZ

Pídele hoy a Dios que te de hoy una visión panorámica y teocéntrica de su plan de redención.

Pídele al Espíritu Santo que te muestre la misión que Cristo vino a cumplir a la tierra para su Padre.

Contemplemos hoy al Siervo sufriente en su hermosura y gracia usando las armas de justicia contra sus enemigos. “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. Porque el Señor Jehová me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.Isa 50:6,7.   Con estas armas de justicia venció tu Señor

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario