MI CAMINO

sábado, 12 de septiembre de 2015


Romanos 2,17-29

 

El argumento Paulino que hemos estado viendo en los capítulos uno y dos es el justo juicio de Dios contra todo “hombre que detiene con injusticia la verdad” (Ro. 1:18). Primero lo vimos con respecto al gentil. Este es poseedor de la revelación natural de Dios y por tanto responsable, según su conciencia, de glorificar a Dios. Pero por el contrario, el hombre prefirió dar culto a la creatura antes que al Creador. Esto le llevó en una espiral de descenso, deshonrándose a si mismo y deshumanizándose, ya que la humanidad fue creada para reflejar a su Creador.

 

Pero como ya hemos visto el Evangelio de salvación no solo es para el gentil, sino que también y en primer lugar, es para el judío. (Ro. 1:16). En los versículos que trataremos hoy Pablo argumentará que el Judío, a pesar de poseer la revelación especial de Dios, tampoco glorificó a Dios y por lo tanto también necesita la salvación que solo viene por medio de oír con fe el anuncio (Evangelio) de Cristo Jesús.

 

 

Circuncisión y Ley.

La circuncisión y la Ley son las dos verdades centrales y fundamentales del judaísmo. Podemos decir que es lo que distingue al gentil del judío y por tanto lo convierte en el pueblo elegido por Dios. (Dt. 4:37; 7:6:8; 10:15; Isa. 44:1,2; 45:4; 65; 9, 15,22; Am. 32).

Dios entregó a circuncisión a Abraham como señal del pacto que hacía con él y su descendencia. Por medio de la circuncisión es que uno entraba a formar parte del pueblo elegido.

Elección era motivo de orgullo nacional y la base y confianza de salvación, aunque Juan el Bautista argumentaba lo contrario. (Luc. 3:8).

 

La Ley que Dios entregó por medio de Moisés también era motivo de orgullo nacional. En ella, este pueblo elegido, recibió la revelación de Dios, la instrucción para mantenerse en el pacto, el culto etc. (Ro. 9:4,5)

 

Ahora bien, el llamado y elección de Israel fue un llamado vocacional y no una lección particular y caprichosa.  Dios llamó a Abraham y por tanto a Israel para que todas las naciones fueran bendecidas. (Gen. 12:3; 18:18; 22:18; 26:4; Ro. 4:11; Ga. 3:8).

Dios llamó a Israel para que por medio de él pudiera deshacer o destruir el pecado que entró por medio de Adán. Para que fuera instrumento de salvación a las naciones. (Is. 49:6; 60:3).

 

Pero no solo que Israel no entiende su llamado vocacional, sino que llega a ser parte del problema deshonrando a Dios, como denuncia Pablo (Ro. 2:23,24) citando a Isa. 52:5. Ver también Ez. 36:20-23.

 

El argumento de Pablo.

Desde el verso 17 al 20 Pablo resalta la bendición de poseer la Ley; Se glorían en Dios, conocen su voluntad, pueden discernir lo bueno de lo malo, son guía de ciegos y luz a los que están en tinieblas, en la ley tienen el conocimiento perfecto y total de la vida.

Todo esto es verdad y bueno si al mismo tiempo cumplen lo que la Ley les ordena, de lo contrario en lugar de traer gloria a Dios traen deshonra.

 

El segundo argumento no solo es que están deshonrando a Dios entre los que tenían que santificar a Dios por medio de la obediencia, sino que al mismo tiempo están anulando el pacto y por tanto la elección.

En el verso 25 Pablo claramente expone que la permanencia en el pacto es a condición de guardar la Ley. Si el judío transgrede la Ley su circuncisión queda anulada y viene a ser incircunciso, esto es, igual que el gentil.

Esto nos da a entender que la obediencia a la ley no para ser salvo, sino para continuar en la salvación que viene por la elección y pacto. (Daremos una aplicación de esto en la conclusión).

 

 

E los dos últimos versículos (28,29) Pablo nos da su definición de lo que es ser Judío. Esta es la definición  que mantendremos en el estudio del libro de Romanaos, incluso cuando lleguemos a los capítulos, 9, 10,11. 

 

En estos versículos Pablo está haciendo un contraste entre la verdadera religión y la falsa al igual que Jesús lo hizo en el sermón del monte. Una es la religión externa, la de las apariencias, la que busca y vive para la alabanza de los hombres. La otra religión es la interna, la que se vive en lo secreto y busca la alabanza de Dios.

 

No hay ningún rito o ceremonia externa que nos pueda hacer salvos. Solo la obra de Dios por el Espíritu y en lo interior del hombre. Este es la religión que Dios siempre quiso de su pueblo. (Dt. 10:16; 30:6; Jer 4:4; Col. 2:11-12.) Como podemos ver en estos versos, pacto y Ley van estrechamente unidos. Esto es,  elección y obediencia.   

 

APLICACIÓN.

Es imposible no sentirnos aludidos como cristianos en una sincera lectura de estos versículos. Nosotros también hemos sido elegidos en Cristo. Nosotros también hemos entrado a formar parte de un Nuevo Pacto. Nosotros también hemos recibido una Ley escrita en nuestros corazones y nosotros también hemos sido llamados a ser “luz del mundo”

Sin embargo, al igual que el judío de texto que estamos viendo, nuestro testimonio entre los incrédulos en muchos casos no glorifica a Dios.

Las estadísticas de albortos, divorcio y relaciones sexuales ilícitas son prácticamente las mismas fuera que dentro de la iglesia.

Las palabras de Pablo en Ef. 4:4-6 “…un cuerpo y un Espíritu, como también fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre de todos…” Como digo, estas palabras han caído en oídos sordos ya que al momento hay más de 33.000 diferentes denominaciones de cristianos en todo el mundo.

 

Solo puedo pensar que al igual que Israel, que Dios guardó siempre un remanente por gracia, también en el cristianismo hay un remanente que Dios guarda por amor a su Nombre.   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 30 de agosto de 2015


Hebreos 6,2

 

En este estudio consideraremos la “doctrina de bautismos” que el autor menciona como uno de los fundamentos de la enseñanza de Cristo. Algunos comentaristas están de acuerdo en sugerir que en este caso particular el autor no se está refiriendo al bautismo cristiano tal y como lo conocemos hoy. Por el contrario, dicen que se refiere a las diferentes abluciones que los judíos practicaban. A mi entender, esta interpretación no sigue el contexto ya que el verso primero habla de los fundamentos de la doctrina de Cristo.

 

Si damos un vistazo rápido en el Nuevo testamento nos daremos cuenta que menciona diferentes bautismos. Pero antes es necesario que entendamos el significado de la palabra bautismo, ya que esta es una transliteración de la palabra griega “baptisma” Esta palabra viene de su raíz “bapto” y significa; Sumergir, hundir, bañar, o teñir, como en Ap. 19:13. Así que la idea es sumergir o introducir un objeto en agua o liquido. Esta será  la imagen que tendremos presente a lo largo de nuestro estudio.

 

Bautismo en agua. (Mat. 3:7; Mar. 1:4; Lc. 3:3; 7:9)

El primer bautismo que nos encontramos en el Nuevo Testamento es el bautismo que proclamaba  Juan el Bautizador. El bautismo de Juan era de arrepentimiento y preparación para recibir al Mesías prometido. Este bautismo iba acompañado de la proclamación de Reino que se acercaba en Jesús el Mesías. Este bautismo era simbólico de lavado de pecados, pero no por eso dejaba de ser fundamental, ya que el rechazo de este bautismo significaba rechazar los designios de Dios (Lc. 7:30; Mat. 21:25) Aquellos que aceptaban este bautismo, dice Lucas, justificaban a Dios (Lc. 7:29) esto es, reconocían su pecado y su necesidad de arrepentimiento para recibir al  Mesías y su Reino.

Juan mismo declara que este bautismo en sí no es suficiente en cuanto al plan salvífico de Dios, ya que él mismo predicaba; “ …Yo a la verdad os bautizo con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo” Mar. 1:8. Mat. 3:11; Lc. 3:16; Jn 1:33.  En estos dos últimos  textos Juan da a entender que la característica del Mesías era que solo Él podía bautizar con el Espíritu.

Dos incidentes vemos en el libro de hechos que nos muestran el aspecto preparatorio del bautismo de Juan y el aspecto de cumplimiento en el bautismo de Cristo. Hch. 18:24-26; Hch. 19: 1-6.

 

Algo que es importante destacar también es que Juan veía su bautismo en sentido escatológico. En Mat. 3:7ss anuncia el juicio que precede al Reino “…ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” y sigue advirtiendo “su aventador está en su mano y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” Por tanto venir al bautismo es “huir de la ira venidera

Así que el bautismo anticipa juicio para aquellos que en desobediencia no quieren someterse a él y desprecian la gracia. Jesús mismo confirma esto (Mar. 16:15,16) “…el que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado”

 

Otro aspecto importante del simbolismo del bautismo en agua es su relación que tiene con el Éxodo y la  Nueva Creación. Tres acontecimientos en el AT nos muestran esta realidad espiritual. El primero es el Diluvio. El apóstol Pedro dice que nuestro bautismo corresponde a aquel bautismo por el cual Dios juzgó con agua a los desobedientes. (1Pe. 3:21) y salvó a los que pasaron el mismo juicio en el Arca (Tipo de Cristo) pasando de muerte a resurrección o Vida Nueva. En Noé un tipo de Nueva Creación, nuevo pacto por el cual hay paz con Dios.

El segundo acontecimiento histórico nos lo proporciona el apóstol Pablo (1Co. 10:1ss) Nuevamente vemos características similares. Juicio a Egipto, éxodo del pueblo que obedece en fe y bautismo en agua al cruzar el mar Rojo.  En esta ocasión hay algo más que se agrega al bautismo en agua, que es el “bautismo en la nube” esto es una tipología clara del Espíritu Santo, que era la presencia de Dios que guiaba al pueblo. El aspecto de la Nueva Creación lo vemos en que este acontecimiento ocurrió en la primavera cuando la naturaleza despierta de su “muerte invernal”

Después del bautismo el pueblo es llevado por el Espíritu al monte Sinaí donde recibe el pacto por medio del cual entran en relación con Dios como pueblo.

 

Finalmente vemos otra clara simbología del bautismo en agua cuando el pueblo cruza el río Jordán para entrar en el Reposo de Dios (Jos. 1:1-5:12). Todos tenían que pasar por las aguas, incluso las tres tribus que heredaron al otro lado del Jordán. Sabemos nuevamente que era primavera, símbolo de nueva vida, porque era durante el deshielo del monte Hermón, cuando el Jordán rebalsa. También porque inmediatamente después de pasar celebraron la Pascua. Y no solo esto sino que toda la generación que había nacido en el desierto fueron circuncidados, dando a entender que el pacto es renovado o confirmado.

 

Cuando el creyente viene a las aguas del bautismo ha de saber que este acto es una experiencia real y no solo simbólica de su propio éxodo del mundo, porque el siglo presente está bajo el juicio divino y escapamos por medio del bautismo. (Mas adelante hablaremos del Bautismo en Cristo). También hemos de saber que bautismo tiene que ver con pacto. Podría haber una conexión entre circuncisión y bautismo en Col. 2:11,12. El bautismo es la ordenanza de Cristo por la que  la iglesia primitiva entendió que era el medio físico por la que los creyentes eran añadidos a la comunidad. Hch.2:41.

Finalmente hay una relación muy estrecha en toda la Biblia entre Agua y Espíritu. Podemos ver esto en Génesis en la creación; “…y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Lo vemos en el relato del diluvio, Gen. 8:1. Ya mencionamos que Israel fue bautizado en el agua y en la nube. Finalmente Jesús recibe el Espíritu cuando sale de las aguas. (Luc. 3:22) y no solo esto sino que hablando con Nicodemo, Jesús le dice; “…el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” Jn. 3:5.

Isaías y Jeremías profetizan concerniente a la obra de Dios en su pueblo que hará por medio de agua y Espíritu. (Isa. 44:3-5) y (Ez. 36:25-27).  Esto nos habla de lavamiento y regeneración por el Espíritu, como  lo pone Pablo en Ti. 3:5. El Espíritu en la Biblia siempre es el dador de la Vida, y el Bautismo cristiano nos habla de la vida que recibimos y que es el anticipo, arras o primicia  del mundo venidero.

 

En el siguiente estudio meditaremos sobre el Bautismo en Cristo o dicho de otra manera Unión con Cristo.

martes, 28 de julio de 2015


Hebreos 6,1

 

El autor de hebreos, exhortando a sus oyentes, les insta a que dejen los rudimentos de la doctrina de Cristo. Estos rudimentos son enumerados como el fundamento sobre los cuales debemos extendernos a la perfección. La palabra perfección que aquí usa el autor solo aparece dos veces más en el N T Esto es, Heb. 5:14 y Col. 3:14. Tiene el sentido de “completo”. Es esa madurez que los oyentes necesitan para entender la doctrina del sacerdocio de Cristo que seguirá explicando más detenidamente en los siguientes capítulos.

 

Las dos primeras doctrinas de Cristo, al igual que las demás, van emparejadas, estas son; “arrepentimiento de obras muertas y fe para con Dios”

¿A qué se  refiere el autor con la frase “obras muertas”? Los comentaristas apuntan que puede referirse a las obras que llevan a muerte, esto es, las obras que se practican antes de venir a Cristo. Pero también puede referirse a las obras que se practican con la intención de ganar mérito o favor delante de Dios.

 

Jaimeson-Fauset-Brown dice que  obras muertas son “obras que no surgen de principio vital de la fe y amor hacia Dios, y así tenidas, como el hacedor de ellas, muertas delante de Dios.”

 

Tambien Vincent´s Wor Studies dice que no se refiere a “obras en el sentido ordinario de la palabra, sino obras sin el elemento de vida que viene por medio de la fe en el Dios vivo. Hay una fuerte oposición entre obras muertas y fe. Ambas son contrarias.”

 

Obras muertas son aquellas que el individuo hace con la intención de ser aceptado por Dios o justificado delante de Dios. Son obras a las que atribuimos mérito personal en cuanto a nuestra relación con Dios.

Pablo nos demuestra claramente en sus epístolas que la justicia solo es posible por medio de la fe y no por las obras de la ley. (Ro. 3:28; 4:13; 9:32; Ga. 2:16; 3:1-13; Ga.5:4; Tit. 3:5-7).

Sin embargo, creo yo, que hay bastante ignorancia en el mundo evangélico al papel que las buenas obras juegan en la vida del creyente.

La reforma protestante nos regaló la gloriosa  verdad de la justificación por la fe y nos libró de las cadenas de las obras que tanto había enfatizado el catolicismo. Pero como se suele decir, parece que hemos tirado al bebé con el agua del baño.

Con esto quiero decir que se ha ignorado el papel importantísimo que juegan las buenas obras en la vida del cristiano. En este estudio daremos un vistazo rápido por el NT con el fin de tener una teología de las obras.

 

LAS OBRAS EN LOS CUATRO EVANGELIOS.

Jesús enseña que las buenas obras de los creyentes son luz a los hombres para que glorifican al Padre (Mat.5:16). Cuando Jesús venga en la gloria del Padre pagará a cada uno según las obras que haya hecho (Mat. 16:27) Exhorta a sus discípulos a que no hagan las obras de los fariseos que ponen cargas sobre los hombres, pero ellos no las cumplen y las que hacen solo es para ser vistos por los demás. (Mat. 23:3,5).

Juan el Evangelista nos revela la estrecha relación que tienen las obras que Cristo hizo y su vocación. Las obras daban testimonio de que el Padre le había enviado y también la unión que existía entre los dos. (Jn. 5:20,36; 9:4; 10:25, 32,37; 14:10,11) En este contexto de unión entre Él y el Padre es que anticipa a sus discípulos que ellos también harán las mismas obras por medio de la unión de Cristo y ellos por el Espíritu. (Jn. 14:12) En este contexto de la unión entre el Padre, Él y los discípulos es que Jesús enseña sobre la venida del Espíritu Santo y el símil de “La Vid Verdadera”  

También en este evangelio de Juan es que Jesús enseña sobre la procedencia de las obras en los hombres, o al menos en los fariseos de su tiempo (Jn. 8:39-41).  De igual modo las buenas obras de los que creen en Él tienen su origen en Dios. (Jn. 3:19-21). Por tanto es necesario creer o tener fe en Cristo para poder hacer las obras de Dios (Jn. 6:28,29). Esto nos anticipa la teología de Pablo sobre las obras.

 

LAS OBRAS EN HECHOS

Solamente aparece tres veces la palabra obra en Hechos. La primera es el pecado de idolatría del pueblo en el desierto que Esteban menciona en su defensa (Hch. 7:41) La segunda mención es con respecto al testimonio de Tabita, la cual “…abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía” El Espíritu Santo resalta el testimonio de esta mujer dando a entender, como veremos más adelante, que esto es de esperar de los creyentes.

Por último Pablo menciona las obras cuando resume en qué consiste su llamado a los gentiles (Hch. 26:20) Pablo predicaba “arrepentimiento”, “conversión a Dios” y “obras dignas de arrepentimiento”

Dos pasajes podemos conectar con este. El primero es nuestro texto de Hebreos que dice “…arrepentimiento de obras muerta y fe en Dios” Recordemos que este es el rudimento de la doctrina de Cristo.

El segundo pasaje es Luc. 3:8-14. Aquí vemos la proclamación de Juan el bautista exhortando a que se arrepintieran e hicieran “…frutos dignos de arrepentimiento” Estos dos textos dan a entender que obras y fruto son sinónimos por lo que sería necesario mirar en todo el NT los lugares que menciona la palabra “fruto” para tener un mejor entendimiento del tema.  Brevemente recordemos que Jesús enseña que el árbol se conoce por su fruto y que el pámpano que no lleva fruto es cortado al igual que la higuera son fruto es arrancada. También la semilla plantada en buena tierra da su fruto.

 

LAS OBRAS EN LAS EPISTOLAS DE PABLO

Pablo nos enseña clara y enfáticamente que la justificación o la declaración de justos juntamente con el llamado de gracia solo es por medio de la fe sin las obras de la ley (Ro.3:20,28; 4:2,6; 9:11,32; Ga. 2:16; Ef. 2:9; 2Ti. 1:9) de hecho que aquellos que dependen de las obras de la ley están bajo maldición (Ga. 3:10) Incluso el favor de Dios, esto es, maravillas y derramamientos del Espíritu,  no puede ser ganados o merecidos por las obras de la Ley (Ga. 3:2,5)  

Con respecto a las obras, para Pablo hay un antes y después. Antes andábamos según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (Ef. 2:2ss; Col. 1:21) en ese tiempo hacíamos “las obras de las tinieblas” las cuales tenemos que desechar (R0. 13:12) y por el Espíritu hacer morir (Ro. 8:13) permitiendo al Espíritu dar su fruto de amor (Ga. 5:22). Este es el propósito de la Nueva Creación en Cristo que podamos andar en buenas obras preparadas de antemano por Dios (Ef. 2:10) Cristo se dio a sí mismo para purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras (Tit. 2:14). La ocupación de los miembros de las iglesias de Pablo han de ocuparse en buenas obras (Tit. 3:8,14)  Las hermanas han de vestirse de buenas obras (1Tim. 2:10) Las viudas pueden recibir ayuda de la iglesia si tiene testimonio de buenas obras (1Tim. 5:10) Los ricos de la iglesia han de ricos en buenas obras, dadivosos y generosos (1Tim. 6:18) Los ancianos ser ejemplo de buenas obras (Tit. 2:7). A estos especialmente les advierte que sus obras ya sean buenas o malas, antes o después les serán reveladas. (1Ti. 5:25)

 

LAS OBRAS EN LAS EPISTOLAS GENERALES

En la epístola a los Hebreos vemos nuevamente la buenas obras (Heb. 10:24) a las que tenemos que estimularnos unos a otros y las obras muertas (Heb. 6:1) de las cuales solo la sangre de Cristo puede limpiar nuestra conciencia (Heb. 10:24). Aquellos que han entrado de pleno en el sacerdocio de Cristo han reposado de sus obras, han entrado en el Reposo de Dios que sigue obrando.

 

Para el apóstol Santiago las obras del creyente son la demostración clara de la fe (Sat. 2:14,17,17,20,22,26) de hecho que la fe sin obras es una fe muerta, esto es, no produce salvación.

 

LAS OBRAS Y EL JUICIO (APOCALIPSIS)

Apocalipsis es el libro de la revelación de Jesucristo como aquel que tiene autoridad y es digno de abrir los sellos del Libro. Esto es digno de hacer juicio, juicio a las naciones, a los vivos y a los muertos. Pero es necesario que el juicio empiece primero por la casa de Dios. Apocalipsis comienza primero con un mensaje particular a cada una de las siete iglesias. Cada una de ellas es juzgada por sus obras. “…Yo conozco tus obras” (Ap. 2:2, 9, 13,19; 3:1, 8,15) a los que han perdido el primer amor les aconseja que hagan las primeras obras (Ap. 2:5) a los que amonesta y no se arrepienten de sus obras les castigará con tribulación (Ap. 2:21-23) Tanto a los fieles como a los infieles  “dará a cada uno según sus obras” (Ap. 2:23)  los que guardan Sus obras hasta el fin, les dará autoridad sobre las naciones. (Ap. 2:26).

 

Aquellos que mueren en el Señor, descansan de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Ap. 14:13) Y el lino fino de la esposa son las acciones justas (obras) de los santos (Ap. 19:8). Esto nos indica claramente que toda obra que el justo hace en el Señor tendrá su recompensa en el dia del Señor cuando todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo

 

Finalmente Dios juzgará a “los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Ap. 20:12,13)

 

(Hablaremos más de este tema cuando veamos la doctrina de la resurrección y el juicio eterno)

 

CONCLUSIÓN:

Básicamente hemos visto tres clases de obras en nuestro estudio. Las obras malas son aquellas que provienen del Príncipe de este mundo. Las obras buenas son aquella cuyo origen es Dios y obras muertas son aquellas en sí mismas pueden ser buenas pero no originan en Dios sino en el hombre, y con la intención de buscar el favor divino. Dios ha de ser el origen, el medio y el final de toda obra buena en el hombre. De Él, por El y para El son todas las cosas. Pablo dique que Dios produce el querer y el hacer en el creyente. Cuando el hombre pecó abandonó a Dios como el Padre de las luces, de donde viene toda dadiva y don perfecto. Cada cual se fue por su propio camino dice Isaías.

Redención es el regreso a la voluntad y gloria de Dios. El abandono a mi independencia y el regreso a la sumisa dependencia de Dios, Cristo demostró esto haciéndose humano para glorificar al Padre por medio de las obras que el Padre le dio que hiciera y en ese acto de glorificar al Padre Jesús fue glorificado y reivindicado como Hijo. Nosotros también seremos reivindicados como hijos en la resurrección. Al igual que Cristo nosotros también estamos llamados a “ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios…para andar como es digno del Señor, agradándole y llevando fruto en toda buena obra…” Col. 1:9-10.

Estas obras que proceden de Dios fueron preparadas de antemano para que andemos en ellas. Ef. 2:10.

Obras son servicio a Dios y a los hombres en un espíritu de amor. Prácticamente cubren todos los aspectos de la vida del individuo si hacer distinción entre secular y religioso. Puede ser desde adorar a Dios hasta lavar los pies a los santos. Dios es el Siervo por antonomasia.

Finalmente las obras que hacemos ahora, aunque ya hemos dejado suficientemente claro que no tiene valor para ser justificados, si que tienen un valor fundamental en la resurrección. Todos seremos juzgados, recompensados y puestos en autoridad según las obras que hayamos hecho mientras en el cuerpo.

 

 

 

 

sábado, 4 de julio de 2015


Hebreos 5, 11-14

 

Es precioso ver como el autor de Hebreos, inspirado por el Espíritu, ha ido construyendo su argumento central que es el Sacerdocio de Cristo. Básicamente el capítulo uno nos habla del Hijo exaltado, en el capítulo dos nos habla del Hijo humillado identificándose con sus hermanos. El capítulo tres y cuatro nos habla del reposo de Dios y el ejemplo de los que no entraron por desobediencia. En el capítulo cinco introduce el sacerdocio de Cristo según el orden de Melquisedec, dando a entender que entrar en el reposo de Dios tiene que ver con un pleno entendimiento y apropiación por la fe de dicho sacerdocio.

Ahora desde 5:11 hasta 6:19, el autor abre un paréntesis con el fin de nuevamente amonestar y exhortar a sus oyentes sobre las serias consecuencias de no entender o entrar en los beneficios del sacerdocio de Cristo.

Después de este paréntesis, en el capítulo siete,  volverá a retomar el tema del sacerdocio de Cristo hasta el final del capítulo diez.

 

LA FRUSTRACIÓN DEL MAESTRO.

Parece ser que el autor toma un descanso de su tema, como he dicho anteriormente, para desahogar su frustración por la condición de sus oyentes. Fijémonos en estos cuatro versículos los calificativos que usa. Los llama perezosos u holgazanes en el oír (V.11). Personas que no han crecido o madurado lo suficiente como para ser útiles (V. 12).  Los llama niños (V. 13), inmaduros, con los sentidos embotados e incapaces de discernir (V.14).

¿Cómo nos sentiríamos si fuéramos nosotros los recipientes de esta epístola? Sin embargo a mi entender esta es en parte la condición de la iglesia actual. Nos gusta cantar, danzar y consumir “comida rápida” Queremos que la iglesia se convierta en espectáculo para nuestro entretenimiento. Pablo advirtió de tiempos similares a los que estamos viendo en la iglesia de occidente. (2Ti. 4:1ss).

Parece que esta condición ha estado siempre con el pueblo de Dios. El Señor mismo también amonesta por medio de su profeta Isaías, al extremo que han llegado al punto de no retorno. (Isa. 6:8-13) Este mismo pasaje bíblico usa el Señor para referirse a la generación que le esperaba y no le recibió. (Mat. 13:15ss). Y también Pablo a los judíos en Roma. Hch. 28:27.

 

Estos cristianos no eran recién convertidos. Por la fecha aproximada de la epístola podríamos pensar que algunos de ellos ya estarían en el Evangelio más de 25 años, lo suficiente para ser ya maestros capaces de digerir comida sólida. Sin embargo aún necesitaban leche al igual que la iglesia de Corinto. (1Co. 3:1ss) Es importante destacar que la madurez espiritual según Primera de Corintios, no consiste en “neumáticos” sino en “ágape.” No en los dones, sino en el amor como característica preeminente del carácter cristiano.

 

Los rudimentos de la palabra de Dios es el ABC de la doctrina de Cristo que menciona en 6:1,2. (Hablaremos de esto en el siguiente estudio) Pero ha sido mi experiencia y frustración por muchos años como pastor y maestro ver como muchos hermanos son incapaces de dejar la leche espiritual. Cuando han sido desafiados a pensar un poco más allá del ABC, se han sentido inseguros e incapaces de entender que en las Escrituras no todo es blanco o negro. Piensan como niños cuando quieren saber si “esto o lo otro es de Dios o de Satanás” Esto mismo es lo que les llevó a los Fariseos  decir que Jesús echaba los demonios por Belcebú, o no procedía de Dios porque no guardaba el Sábado. (Jn. 9:16). Otros están tan interesados en las experiencia espirituales que si no sienten “la Presencia de Dios” no están dispuestos a escudriñar las Escrituras, a pensar las Escrituras, a meditar las Escrituras con el fin de conocer a Dios y sus propósitos para orar y servir mejor.

 

 

EL DISCERNIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL

Siempre que estudiamos un versículo de la Biblia lo tenemos que entender en el contexto en que está escrito de lo contrario lo malinterpretaremos, como muchos han hecho con Heb. 10:26.

 

A simple vista parece que el discernimiento del bien y del mal se está refiriendo al aspecto moral, a diferenciar entre las buenas obras y las malas obras. Lo que está bien y mal moralmente. Pero este no es el contexto ni de la epístola en general no de la porción que estamos mirando. Como ya hemos dicho repetidas veces el contexto de la epístola es una exhortación a aquellos que después de haber profesado fe en Cristo y su obra de gracia estaban pensando volver atrás a los ritos y prácticas del Templo y el Antiguo Pacto.

El contexto de la porción que estamos tratando es el sacerdocio de Cristo y su aplicación o beneficios. Si nos fijamos el versículo anterior dice que ellos eran “…inexpertos en la palabra de justicia” que es el Evangelio de Jesucristo. Pablo dice que la justicia de Dios se revela en el evangelio (Ro. 1:17) También en 2Co. 3:9 el apóstol, hablando del “ministerio del nuevo pacto” lo llama “el ministerio de justificación”. Por tanto podemos concluir que el autor se está refiriendo a la revelación de Cristo y su obra según estaba anunciado y profetizado en el “Tanaj”.

 

¿Qué le había ocurrido a estos cristianos? Como dice en el verso 11, se habían vuelto holgazanes en escuchar la palabra sólida. Se estaban conformando con leche y rudimentos básicos. No estaban ejercitando para entender más y mejor las Escrituras. Esto les llevó a perder la sensibilidad de discernir entre doctrina buena y doctrina mala. En lugar de grano se conformaban con la paja y ya no sabían distinguir la diferencia entre paja y grano (Jer. 23:28). Esto es precisamente lo que les estaba dejando vulnerable a ser arrastrados de vuelta al templo y el sacerdocio levítico.

 

Como he mencionado anteriormente este es uno de los males que está sufriendo la iglesia actual, especialmente en occidente. Han salido un sinnúmero de seudo-predicadores o autoproclamados apóstoles y profetas, que están golosinando a sus oyentes con sicología moderna y promesas de prosperidad. Pero detrás de todo esto solamente están sus propios intereses de enriquecerse a costa de los ignorantes, como dice Pedro; “…y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” 2Pe. 2:3. Igualmente Judas advierte; “Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” Jud. 1:16.

 

La solución a este mal presente es que todo creyente sabio se sumerja totalmente en las Escrituras y en oración para no ser engañado y “…ser llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres…” Efe. 4:14.

 

El autor de hebreos también aconseja a sus oyentes, como ya hemos visto, “…a atender con más diligencia a las cosas que hemos oído” Heb. 2:1. Pero también “…a dejar los rudimentos de la doctrina de Cristo e ir adelante, a la perfecciónHeb. 6:1. Esto miraremos en el próximo estudio, Dios mediante.  

  

 

 

 

 

 

 

 

Ro, 2:1-16 cont.

“…el cual pagará a cada uno según sus obras”

En esta porción estamos considerando el argumento que Pablo levanta sobre el juicio que recibirán los judíos, juntamente con todos los hombres; “…en el día que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio,” (V.16).

Este juicio está basado “según las obras de cada uno” (V. 6) Para sorpresa del judío, el juicio divino no tendrá en cuenta la circuncisión o la incircuncisión, como más adelante explica en los versos 25,26 y también en (1Co. 7:19; Ga. 5:5,15; Col. 3:11). Definitivamente son las obras de cada uno lo que determina la sentencia final del Juez. Es el fruto lo que determina la clase de árbol que es. (Mat. 7:17-20).

De la misma manera que la circuncisión no tiene valor alguno a la hora del juicio, también podemos afirmar que el bautismo no tiene valor alguno a la hora en que aparezcamos, (o mejor dicho, seamos manifestaos) ante el tribunal de Cristo. (2Co. 5:10,11b; 1Co. 4:5; 2Jn. 1:8).

 

Vivimos tiempos donde se predica una gracia barata, un perdón sin arrepentimiento, un seguimiento sin cruz. Una justificación como entrada libre y sin compromiso al cielo. Un Dios distorsionado donde el atributo de amor ha anulado su justicia, santidad y verdad. Pablo nos advierte de tiempos donde vendrán hombres; “…que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” 1Tim. 3:5.

 

Sin desviarme mucho del tema quiero enfatizar que Cristo no solo vino a perdonar nuestros pecados y ofensas contra Dios, sino que vino para librarnos de todo lo que ofende una relación con un Dios santo. Ser salvo significa se librado. La palabra salvación tiene que ver con rescate y liberación.

Si solo somos perdonados pero no liberados es imposible la reconciliación ya que continuamos ofendiendo.

En 1Co.6:8-11 Pablo advierte del error de pensar que la fe y la justificación no traen un antes y un después a la vida del creyente. Él dice; “esto erais…mas ya habéis sido…”

 

 

Seis días tardó Dios en crear la tierra y seis mil años está tardando en restaurarla. Ese es el plan divino, exiliar de este planeta todo pecado, toda injusticia, todo lo que se opone a la verdad, para establecer nuevamente su Reino, su dominio, donde reina la justicia y la verdad.

 

Es por esto que Pablo diferencia a dos clases de personas en los versos que estamos considerando (Ro. 2:7-10)

 

El primero es el que busca gloria, honra e inmortalidad (v7)

El segundo es el que busca lo suyo propio (según traduce NVI) (V8)

 

Hay un tema poco predicado y sin embargo muy central en el NT. Es el tema de la Resurrección. Este tema ha sido desplazado por el énfasis en asociar la salvación con “ir al cielo” Este solo es un estado intermedio del cristiano pero no el estado final que es la resurrección y la eternidad en este planeta restaurado. La Nueva Creación.  (Este tema lo miraremos más adelante) Hoy nos basta enfatizar que toda obra del cristiano tiene una recompensa en la resurrección y en el cuerpo. La  inmortalidad a la que se refiere Pablo no es la inmortalidad griega del alma, sino la inmortalidad de un cuerpo incorruptible (1Co. 15: 53-58). Enfatizo el verso 58

 

 

sábado, 13 de junio de 2015


 

EL JUDIO TAMBIEN NECESITA EL EVANGELIO

Romanos 2: 1- 3:20.

 

REPASO:

En la meditación anterior estuvimos considerando de la manera que el apóstol demuestra su argumento de que todo el mundo necesita el Evangelio por cuanto la ira de Dios se rebela contra toda injusticia del hombre que detiene la verdad de Dios. Esto deja a todo hombre sin excusa delante de Dios.

Pablo comenzó su argumento demostrando que la “Revelación Natural” es suficiente para reconocer, glorificar y dar gracias a Dios. Pero el hombre se envaneció creyendo saber mejor y esto trajo tinieblas al corazón. En esas tinieblas entraron en idolatría. De la idolatría pasaron a la inmoralidad, deshonrando sus cuerpos (sea dicho de paso que el cuerpo del hombre/mujer  fue creado para Cristo y no para fornicación. Ver. 1Co. 6: 12-20). De la inmoralidad pasaron a toda clase de injusticia así no solo degradándose a sí mismos sino la sociedad y la familia.

En todo este proceso Dios revela su ira entregando al hombre a su propio destino que ha elegido y recibiendo en sí mismos el castigo de su propia injusticia.

 

CAPÍTULO 2 INTRODUCCIÓN

Pablo dijo que “el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego” Ro. 1:16.   En el argumento anterior demostró la necesidad del evangelio para el griego, el gentil. En este capítulo Pablo va a demostrar que el Evangelio es también necesario para el judío.

 

Comienza su argumento usando la primera persona del singular. (En el cap. Anterior usó la tercera persona del plural)

Es como si un judío imaginario hubiera estado oyendo a Pablo condenar a los gentiles y hubiera aplaudido  diciendo ¡¡Amen, Pablo!! ¡¡Amen. Dales duro!!  Pero el apóstol, al oír esto, se dirigió a él diciéndole; “Tú, tampoco tienes escusa, porque heces los mismo que estás condenando en los demás, y por tanto te estás condenando a ti mismo”

En los siguientes versículos Pablo explicará que el juicio de Dios es justo para todos los que practican la injusticia, por tanto  todos necesitan el Evangelio de Dios.

 

 

EL JUICIO DE DIOS (Ro. 2:1-16)

El judío confiaba básicamente en la circuncisión y en que Dios le había dado el Tora. Esto es, confiaban es su elección y revelación. Juan el Bautista  mismo les reprende  en cuanto a su elección (Mat. 3:8,9) y Jesús les reprende en cuanto a su revelación. (Jn. 5:39; 7:19)

Esto les daba una superioridad sobre el gentil, superioridad que les había llevado a la complacencia.  Ellos mismos se habían hecho  indulgentes y desobedientes.  Estos dos aspectos (elección y revelación) les daban autoridad, según ellos, de juzgar a los gentiles, sin darse cuenta que ellos mismos se estaban condenando al juzgar a los demás. Y no solo esto sino que estaban endureciendo su propio corazón. 

 

Pablo establece una base común de argumento con su interlocutor porque los dos son conocedores de que Dios se ha revelado como Juez justo de toda la tierra. (Gen. 18:25; Sal. 9:7,8; 11:7; 96:13; 145:17; Job. 34:17-19; Ap. 16:5)

 

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SEGÚN LAS OBRAS. (V.6-10)

Pablo no está contradiciendo su doctrina de la justificación que más adelante explicará detalladamente. Está estableciendo las bases del juicio de Dios para todo hombre sin diferencia de su raza o condición o incluso elección.

No solo el AT sino el NT, el Evangelio, nos enseña que el juicio de Dios es según las obras. Cada uno recibirá la recompensa debida a su obra. (Mat. 16:27; 2Co. 5:10; Ef. 6:8; Ap. 22:12).

Insisto en decir que el Evangelio no solo proclama “Justicia imputada” sino “Justicia impartida”  No es solo que Dios nos ha declarado justos sino que nos ha hecho siervos y esclavos de la justicia. Ro.6:16,18.

 

Así como el judío cayó en la complacencia de su elección, también el cristiano puede caer en la complacencia de su fe. Esto es por lo que el apóstol Santiago tiene que amonestar a aquellos que dicen tener fe pero no pueden mostrar las obras que la acompañan. (Snt. 2:14-26). El Señor claramente advierte de aquellos que tenían cierta “familiaridad y conocimiento” de Él, pero sin embargo fueron condenados por no producir las obras dignas del arrepentimiento. Mat. 25:31ss.

 

Del verso 7 al 10 Pablo hace la diferencia, no solo en el pago de las obras, sino en la actitud del corazón de aquellos que las hacen, ya sean buenas o malas. Unos buscan y perseveran en aquellos que glorifica a Dios. Los otros buscan aquellos que los promueve a ellos mismos, Pablo los llama “contenciosos”

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SIN FAVORITISMO (V. 11)

Es importante que entendamos que la elección de Israel no fue caprichosa sino que fue con la intención y propósito de que fueran “luz a las naciones.” La historia nos enseña que el Señor juzgó a su pueblo abandonando el Templo y destruyendo sus ciudades a causa de la idolatría.

La expresión “al judío primeramente y también al griego” nos da a entender que todos están a la misma altura y nivel en cuanto al Juicio, ya que está basado solo y exclusivamente en las obras. Es al judío primeramente porque a ellos se les dio la ventaja de la revelación. Ro. 3:1ss.

En el verso 16 del cap. 2 Pablo ya nos anticipó que la salvación que viene por el Evangelio es para el judío y el griego basado solo en la fe igualmente para los dos. Esto es la justicia de Dios y la salvación de Dios cortan a toda la humanidad por el mismo rasero.

 

DIOS ES JUSTO PORQUE JUZGA SEGÚN LEY (V12-16)

En estos versículos Pablo nos habla que toda la humanidad está bajo Ley. Aquellos que solo conocen la Revelación Natural están bajo la Ley de la conciencia que Dios ha escrito en sus corazones. Básicamente esta ley dice; “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.  Mat 7:12.

Pero la Revelación Especial de Dios (Tanaj) no solo es un privilegio, sino una responsabilidad y vara de medir.

Como la parábola del siervo infiel (Luc. 12:41-48) cada uno será juzgado según el conocimiento que su Señor le ha dado.; “…al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá 

 

CONCLUSIÓN

La intención de Pablo es poner al pecador (Judío y gentil) bajo el justo juicio de Dios con el fin de entregarles la Justicia de Dios que gratuitamente  ofrece por medio de la fe de Jesucristo.

La advertencia para nosotros es no seguir el ejemplo de Israel que en su complacencia no dieron el fruto que Dios esperaba.  Nuestra elección es para santificación y para su gloria. (Ef. 1:4ss.).

    

 

sábado, 23 de mayo de 2015


Romanos 1:19-32

 

INTRODUCCION: En el estudio anterior estuvimos mirando el verso 18. Hablamos sobre la manifestación de la ira de Dios contra toda impiedad e injusticia de los hombres. Hablamos del la ira venidera y el juicio final pero también del juicio de Dios, en Cristo, sobre la injusticia del hombre. En la cruz vemos la ira y el amor de Dios expresados. Como dice Salmo  85:10  “La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron”.

Los versículos que miraremos hoy son el comentario o la exposición del verso 18. Pablo va a demostrar como la impiedad y la injusticia llevó a hombre a la decadencia moral y espiritual por lo que el Evangelio, que es el poder de Dios para salvación, es la única respuesta y esperanza para la humanidad, ya que en el evangelio se revela la justicia de Dios.

 

LA REVELACIÓN NATURAL DEJA AL HOMBRE SIN ESCUSA Y EN DECADENCIA (19,23)

Dios se ha revelado a la humanidad por medio de su creación, al igual que el artista se revela o expresa por medio de su obra. (Sal. 8 y 19). Pablo dice que las cosas que Dios ha hecho muestran claramente “su eterno poder y deidad” Está caro que la creación solo puede venir de un Dios poderoso.

No solo porque la ha creado, sino porque la sustenta.En su discurso en Icono, Pablo dice que Dios da testimonio de sí mismo dándonos sustento, lluvia, etc. (Hch. 14:17).

En su discurso en Atenas demuestra que hay un Dios detrás de un orden (Hch. 17:27) y nos dice que la revelación natural es suficiente para buscar a Dios, aunque sea “palpando” También en (Ro. 1:21) nos dice que la Revelación Natural da un conocimiento de Dios suficiente para glorificar a Dios y darle gracias.

 

Para Pablo el comienzo de la decadencia del hombre es que después de haber tenido un inicial conocimiento de Dios no quisieron glorificarle como Dios ni dar le gracias. No quisieron honrarle y alabarle. Esto les llevó a envanecerse y entraron en oscuridad de corazón produciendo una religión propia que glorifica a la creatura antes que a Dios.

Así que la raíz del pecado es no glorificar a Dios. Es cambiar lo incorruptible por lo corruptible. Podemos ver claramente de que manera en el día presente se glorifica y alaba todo lo que es corruptible. Dinero, fama, poder, incluso deportistas, cantantes y artistas.

 

En estos cinco versos hemos visto la primera etapa de cómo el hombre detiene con injustica la verdad(de Dios) En los siguientes versos veremos como la ira de Dios se rebela contra esta impiedad e injusticia del hombre.

 

DIOS ENTREGA AL IMPIO A LA INMUNDICIA DE SU CORAZON.

El juicio de Dios sobre la idolatría del hombre es “entregarlos” a la inmundicia y las concupiscencias de sus corazones.

Cuando el hombre persiste en rebelarse y pecar, Dios lo rinde o lo entrega a su propio deseo, porque el propio deseo del hombre sin Dios es su propio juicio.

 

Debemos pensar que Dios es el Bien y fuera de Él no hay bien posible. Fuimos creados para reflejar Su imagen, cuando perdemos la imagen de Dios perdemos nuestra humanidad, perdemos lo que somos. Como la luna, el hombre no tiene luz propia. Dios es Luz.

Cuando leemos en las Escrituras; “…no te dejaré, ni te abandonare” es algo más que su ayuda y compañía. Es que en su presencia está todo el bien. Los Salmos están llenos del concepto de que no hay bien fuera de Él, estálleno de plegarias para que Dios no abandone, que Su rostro brille sobre nosotros, etc.

En todas estas plegarias del justo se identificó Cristo cuando estaba en la cruz. El sufrió allí el más absoluto y total abandono de Dios cuando cargaba con la o impiedad e injusticia del hombre (ver Salmo 22). Muerte espiritual o infierno, como lo querámoslo llamar, es el abandono total de Dios. ¿Has pensado que pasaría si la tierra insistiera en salir de su órbita y abandonara El sol?

 

Así que la ira de Dios se revela, no en tomar represalias sino en dejar que el rebelde llegue a recibir en sí mismo la consecuencia de su rebeldía,dejarlo que prosiga en su camino de alejamiento. Siempre con la finalidad de que despierte a su miseria, como el hijo prodigo, y regrese en arrepentimiento a su bien.

 

Cuando el hombre no quiere reconocer a Dios no darle gloria se convierte en un ser sensual, almico, y por medio de sus sentidos se da culto a sí mismo. Por lo tanto el siguiente paso es la inmoralidad

 

DE LA IDOLATRIA A LA INMORALIDA

Una vez Dios  ha entregado al hombre a la vanidad de su mente es que el hombre cae en la inmoralidad sexual. Es evidente que al no querer adorar al creador caigamos en la adoración de la criatura, esto es de nosotros mismos, nuestro placer se convierte en nuestra adoración y culto.

Judas, en su epístola da una descripción paralela a Romanos en la degradación del hombre y los ángeles, de estos dice; “…no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada” (Jud. 1:6) De los hombres dice que “mancillan la carne…y se corrompen como animales irracionales” (vs.8,10)

 

Lutero definió el pecado como; “Homo incurvatus in se” “El hombre curvado en sí” Como dije antes el hombre fue creado para reflejar la gloria de Dios. Cuando abandonamos a Dios y Él lo permite, una de las de las muchas cosas que perdemos es el Amor Divino en diferentes grados. Cuando esto ocurre nos volvemos a nosotros mismo en la capacidad de amar y nos vuelve “egocéntricos” yo diría “filocentricos

Esto es la simiente o el principio de nuestra propia destrucción, de nuestro exterminio total.

 

DE LA IMPIEDAD A LA INJUSTICIA

Lo que comenzó con la impiedad, esto es, no dándole a Dios la honra y la gloria que merece, por último nos llevó a la injusticia. Cuando no cumplimos el primer mandamiento, el cumplimiento del segundo se vuelve imposible. Vemos en la historia como la injusticia se ha apoderado del hombre en todos los niveles, social, político, cultural, personal, familiar, etc.

Pablo nos da una larga lista, aunque no exhaustiva, de la condición del hombre.

Hoy en día no solo estamos viendo toda esta injusticia, sino que estamos legalizándola. Pensemos en el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la explotación de los países pobres, (mirar: http://worldcentric.org/conscious-living/third-world-debt)

 

CONCLUSION.

Dios le entregó la tierra a Adán, este se vendió al pecado y la perdió. Cristo, que es, “Ben Adan” vino para juzgar al Príncipe de este mundo y traernos nuevamente la Justicia de Dios. Antes de ser exaltado a su trono dijo a seguidores; “toda potestad me es dad en el cielo y en la tierra, por tanto id” Esto es, llevad mi justicia y mi verdad a todo el mundo. Ahora, al igual que Adán, la iglesia ha quedado encargada de este planeta, no solo para salvar almas, sino para salvar cuerpos hambrientos también. No solo para prometerles un cielo cuando mueran, sino para darles una existencia decente ahora. No hagamos del milenio la bandeja de los casos difíciles. Dejemos de edificar catedrales y construyamos orfanatos y hospitales.  

Oremos; “…Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Amen.