MI CAMINO

sábado, 28 de febrero de 2015


Hebreos 3,7

Después de haber mirado brevemente el significado del Reposo de Dios en el AT volvemos ahora a nuestro texto de Hebreos. Desde el cap. 3:7 hasta el 4:13 es todo una exhortación a la fidelidad que el creyente ha de tener si ha de entrar en el Reposo de Dios.

“Somos casa, dice el autor, si retenemos hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”

Esto lleva al autor al considerar la generación que no alcanzó la promesa de Dios poniéndola como ejemplo a nosotros que aún oímos la voz de Dios y aún tenemos que llegar a nuestro Reposo Eterno.

 

Este símil entre el éxodo de Israel y la iglesia lo vemos en todo el Nuevo Testamento. Pablo mismo lo usa para exhortar a los Corintios. 1Co. 10:1-12 a que corran la carrera de tal manera que obtengan el premio. La congregación del Nuevo Pacto experimenta en Cristo la realidad de todo lo que la congregación del desierto experimentó en sombra. Cristo es nuestro Cordero Pascual. En Cristo hemos sido bautizados, simbolizado por el mar Rojo. De Cristo comemos y bebemos, simbolizado por el maná y la Roca. De Cristo somos hechos participantes, simbolizado por la Tierra prometida.

 

El verso 7 conecta el verso 6 con el 12 dejando la cita del Salmo 95 como un paréntesis. Podemos leerlo así; (v.6) “ …la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza…(v.7) …por lo cual, …((v12) …Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”

 

SALMO 95

El autor cita la segunda parte del salmo 95. Este salmo se cantaba en el servicio del Templo en el preparativo del Shabat. El salmo está dividido en dos partes. La primera parte, (1-7) es una invitación a la alabanza y a considerar la grandeza de Dios como creador del universo y como creador y cuidador de su pueblo. El que rehúsa esta invitación de alabanza es comparado al la generación del desierto que tentaron y probaron a Dios y que por lo tanto no entraron en la Promesa.

La segunda parte del salmo (7-11) es la que nuestro autor toma para exhortar a sus oyentes. Él introduce el Salmo diciendo; “…como dice el Espíritu Santo” trayendo así el oráculo de Dios al tiempo presente.

 

Lo que nos interesa en este salmo es ver aquellas características de la generación que no entraron para que nos sirva a nosotros de ejemplo.

 

Tentación y contienda.

El pasaje que el salmista está citando es Dt. 17,  el incidente de la roca. En aquella ocasión dos cosas nos llaman la atención. La primera es la pregunta que el pueblo hace a Moisés y por tanto a Dios ¿por qué nos has sacado de Egipto? Y la segunda pregunta es ¿Está, pues,  Jehová entre nosotros, o no? Mucho podemos decir sobre esta actitud del pueblo, pero básicamente vemos que es un pueblo que no tenía ninguna visión ni entendimiento espiritual y para ellos lo más importante era satisfacer sus necesidades físicas inmediatas.

El Señor Jesús respondió a estas dos tentaciones diciendo; “No solo de pan vivirá el Hombre.” Y “No tentarás al Señor tu Dios”

Mucho del evangelio que se predica hoy en día va enfocado a satisfacer la necesidad del individuo y está produciendo un cristianismo hedonista  que solo reconoce a Dios en medio de él, si son bendecidos o prosperados.

Israel llevó esta condición del corazón hasta Kadesh-barnea, las mismas puertas de la promesa, pero por esa falta de visión espiritual y sensualidad, ni vieron ni entraron en la promesa.

 

Otra ocasión donde Israel tentó a Dios es cuando cansados de maná le pidieron carne (Núm. 11). Dios, como dice más tarde el salmista, (Sal. 106:14,15) “…les dio lo que pidieron pero envió a sus almas debilidad” (RVA). La disciplina y preparación que Dios estaba dando a su pueblo con el fin de prepararlos para entrar en la Promesa (Det. 8:2,3), no estaba dando el resultado esperado por la condición de sus corazones. Como podemos ver, no toda oración contestada es una bendición o es el propósito divino. Como padres sabemos que no todo lo que concedemos a nuestros hijos es nuestra perfecta voluntad, porque los caprichos no producen carácter.

 

Una de las lecciones que continuamente vemos al Señor enseñando a sus discípulos es a tener visión celestial. Siempre trataba, Jesús, de que sus discípulos levantaran los ojos a los cielos. Siempre tratando de darles el punto de vista celestial. Siempre enseñándoles que lo principal son “los negocios del Padre” Siempre enseñando que lo espiritual es eterno y lo terrenal pasajero.

El cristiano que vive en el reposo de Dios es aquel que tiene visión celestial no mirando a las cosas que se ven, como también dice Pablo, sino las que no se ven. (2Co.4:18).

 

 

Diez veces, dice Dios, que aquella generación le tentó en el desierto (Núm. 14:20-23), lo que le llevó a jurar que no entrarían en la tierra prometida.  Dios mismo diagnostica la condición de sus corazones diciendo; “…siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos

 

Creo que es importante que atendamos a este diagnostico divino para no caer en semejante error.

Una mirada rápida en la concordancia tomando el libro de los salmos (Sal.18:21,32; 27:11; 32:8; 37:5; 50:23; 84:5; 103:7; 119:5) nos dará la idea de que andar en los caminos de Dios es andar en obediencia, en justicia y según sus mandamientos. Sabemos también que vagar es deambular, andar sin rumbo fijo, sin propósito y meta final. Por lo tanto el problema del pueblo era desobediencia y resistencia a la voluntad de Dios por falta de visión y entendimiento espiritual. Esteban lo pone muy bien en su discurso ante el concilio; (Hch. 7:39,51) “…al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto”…”¡duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo como vuestros padres

 

El castigo de Dios sobre aquella generación no solo fue el no entrar y poseer la promesa y propósito de Dios. El salmista nos dice así; “…Por tanto, consumió sus días en vanidad. Y sus años en tribulación” (Sal. 78:33) Esto es una definición bastante triste del cristiano que no ha sabido vivir en el Reposo de Dios. Posiblemente en la gracia de Dios alcance su salvación, pero en resumen su vida espiritual en la tierra puede haber sido vacía. El apóstol exhorta a los Efesios diciéndoles; “…Mirad pues con diligencia, cómo andáis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. (Ef. 5:15-17).

 

El propósito que Dios tenía con aquel pueblo era darse a conocer a sí mismo. Introducirles en una tierra donde se pudiera revelar y establecer el Reino de Dios, esto es su gobierno, su justicia y amor. Hacer de ellos una nación de reyes y sacerdotes para que fueran luz a todas las naciones y así extender su reino en toda la tierra y dar a conocer a Dios.

Si nos fijamos bien el propósito de Dios no ha cambiado, pero ahora bajo un Nuevo Pacto, un nuevo sacerdocio, un nuevo “Moisés”, y no bajo la Ley, sino bajo el Espíritu.

Es por esto que nuestra visión como cristianos ha de ir más allá de la satisfacción de nuestras necesidades personales. El Reino de Dios no tiene tanto que ver con nosotros como con el Rey y su gloria.

Esta es la visión celestial a la que el autor irá llevando a sus lectores a través de la epístola.

 

Esta exhortación ha llegado a nosotros porque aún se dice hoy. (Heb. 3:13)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Romanos 1:17

“Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito; Mas el justo por la fe vivirá”

 

Continuamos mirando la manera lógica que tiene Pablo de ir desarrollando su epístola. Comenzamos con la prontitud de Pablo de ir a Roma para anunciarles también a ellos el Evangelio. Esta disposición es “porque” no se avergüenza del Evangelio, y esto es “porque” el Evangelio es el poder de Dios para salvación. Y a su vez, esto es “porque” en el Evangelio se revela la justicia de Dios.   

De esta manera lógica hemos llegado a uno de los temas centrales de la epístola, a decir, “La justicia de Dios” o la justificación. Este tema tendrá a Pablo ocupado hasta el capítulo cinco.

 

LA JUSTICIA DE DIOS

Este versículo fue clave en la vida de Lutero y por tanto fundamental para la reforma. Cuando Lutero leía este versículo lo entendía como el atributo de justicia de Dios. Esto es, el atributo por medio del cual Dios es justo, requiere justicia y por lo tanto juzga al pecador.

La pregunta que él se hacía era “¿Cómo puedo salvarme siendo Dios justo y yo injusto? La respuesta la encontró en el texto que hoy meditamos en lo que él llamó “La experiencia de la Torre” Por revelación divina vio que la justicia que Dios demandaba, también la otorgaba por la fe en Cristo. Según la descripción del propio Lutero, semejante experiencia lo liberó de la ansiedad, del temor y del pecado y lo llenó de paz y de sosiego.

 

CRISTO, LA JUSTICIA DE DIOS.

En el Antiguo Testamento Dios reveló su justica al pueblo de Israel  por medio de la Ley, los estatutos, decretos y juicios.  Como dice en Lev. 18:4,5. La vida está en el cumplimiento de esta justicia divina. “…por tanto guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos…”  La historia de este pueblo nos demuestra que ninguno pudo cumplir con tan pesada carga (Hch. 15:10). No solamente esto, sino que Dios envió a su Hijo  para que en Él todos fuéramos testigos de la justicia de Dios. Cristo es la Justicia de Dios, la Tora de Dios, el que como hombre ha sido exaltado a la diestra de Dios y glorificado por satisfacer la justicia divina y por tanto el único que recibe los beneficios de cumplir la Ley de Dios.

Según esa Plomada somos juzgados y hallados faltos. Muchos se excusan diciendo que ellos no han hecho mal a nadie y por lo tanto Dios no los condenará. Pero no saben que serán medidos según Cristo y condenados por no llegar a la medida de la justicia que Dios requiere y ha mostrado en el Amado.

 

Pero como hemos visto antes, Cristo no solo es justicia de Dios para juicio con el fin de traernos a arrepentimiento. Él es también “…el don de la justicia” (Ro. 5:15) Esto es, la justicia que Dios imputa a todo aquel que cree. (2Co. 5:21. Fil. 3:9). El Evangelio revela la justicia que Dios aprueba y que Dios da en Cristo a todo el que cree y la manera que esta justicia es provista y otorgada.

 

LA MANIFESTACIÓN DE LA JUSTICIA

Pablo nos dice claramente que “…en el evangelio se revela la justicia de Dios…” algo que se revela es porque de laguna manera estaba oculto o no se veía con claridad..Esta justicia fue anunciada por la Ley y los profetas pero nunca claramente manifestada hasta que no vino Cristo y revelada después  de la resurrección  a sus apóstoles. (1Pe. 1:10-12,Ro. 3:21).

Es por esto que el Evangelio es poder de Dios para salvación, porque por medio de él se manifiesta, se revela la justicia que Dios gratuitamente ofrece a toda la humanidad. En la proclamación del Evangelio hay una “abrir de los ojos” por medio del Espíritu. (Hch. 26:18; 2Co. 4,6.)

 

Es precisamente por esto que el evangelio es evangelio, esto es, “Buenas Noticias” porque el Evangelio anuncia o revela la justicia por la cual y con la cual Dios justifica al injusto, al impío. El evangelio responde la pregunta que el piadoso se ha hecho por siglos. Ya en el primer libro de la Biblia aparece esta pregunta. “¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? (Job 25:4).

 

EL QUE ES JUSTO POR LA FE VIVIRÁ

Pablo introduce aquí su primera referencia al AT en el libro de Romanos. Lo hace para apoyar su declaración de que la justicia viene de Dios por medio de la fe. Esta misma cita de Habacuc 2:4 también la usa en Ga. 3:11 para hacer diferencia entre la justicia que es de la ley y la que es de la fe.

 

Será de ayuda que entendamos el contexto donde aparece esta declaración por primera vez en la Biblia.

El profeta Habacuc clama a Dios por causa del pecado, la violencia y la injusticia en su pueblo (Hab. 1:1-4). Dios le responde que él va a levantar a los Caldeos para juzgar a su pueblo. (Hab. 1: 5-11). Esta respuesta de Dios le sorprende a  Habacuc, porque Dios es santo y justo. ¿Cómo puede permitir Dios que un pueblo idólatra y peor que Israel los juzgue? (Hab. 1:12-17). La respuesta divina viene a Habacuc asegurándole que Él también juzgará la altivez de los Caldeos y que mientras todo este drama se desenvuelve “…la fidelidad del justo será su salvación”

La palabra que se usa en el texto hebreo es “emuna” y se traduce como fidelidad, firmeza. Pablo usa la traducción de La Septuaginta que es “pistis” equivalente a fe.

 

Todo esto para decir que la primera vez que aparece esta revelación divina es en un contexto de juicio y adversidad donde el justo vivirá en su fidelidad al pacto y a un Dios justo. Esta fidelidad y confianza en Dios lleva al profeta a  terminar con la conocida canción de la higuera, (por llamarla de alguna manera) en  Hab. 3:17-19.

El profeta Habacuc es un modelo del remanente de Dios declarando que aunque venga el juicio o la calamidad, “…con todo, yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación”

 

Así que la fe por la cual somos justificados tiene que ver con fidelidad, firmeza, perseverancia y  confianza en Dios. Mucho del evangelio que oímos hoy ha simplificado tanto la fe que se ha convertido en un simple asentimiento a  una doctrina o confesión que no tiene más consecuencias o cambios de vida.

 

También cuando la doctrina de la justificación se ha enseñado, se ha hecho poniéndole todo el énfasis en el aspecto jurídico. Esto es, que hemos sido declarados inocentes ante el tribunal de Dios. Esto es verdad de la justificación pero la justicia por la cual el evangelio es poder de Dios también tiene un aspecto “eficaz”. Esto es, somos declarados justos por imputación, y estamos siendo hechos justos por la fey el poder del Espíritu Santo andando en obediencia a Cristo, como dice Ro. 8:4. “…para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos conforma a la carne, sino conforme al Espíritu.”  

 

Una justificación que solo enfatiza el aspecto jurídico deja un vacío muy peligroso para muchos cristianos. Es por esto que Santiago dedica parte de su epístola a enseñar que la justificación propiamente entendida produce obras de fe y obediencia.

Por lo tanto el Evangelio es poder y buenas noticias, porque en él se revela la justicia que Dios requiere, modelado por Cristo. Revela la justicia con la que Dios nos justifica por gracia y la justicia en la que andamos por el poder del Espíritu.

 

viernes, 20 de febrero de 2015


 MEDITACIONES EN HECHOS DE LOS APOSTOLES

 

INTODUCCIÓN AL TEMA.
Mi deseo siempre ha sido y sigue siendo ver una iglesia que glorifica a Dios en Cristo.

He sido pastor y misionero por algunos años y nunca ha visto ese deseo cumplido. Ahora, después de 10 años fuera del ministerio creo que el Señor en su gracia me levanta la cabeza y nuevamente respondo a Él con el mismo deseo que al principio.
Esto para mi es una nueva oportunidad y quizá la última que tendré por lo avanzado de mis años. Para mí es un nuevo comienzo y para nosotros como iglesia también lo podemos considerar como un nuevo umbral en levantar esta congregación. Por así decirlo vamos a poner cimientos nuevos. Lo que hagamos ahora será el carácter que tomará esta congregación. Esto es un privilegio y una responsabilidad

Todos somos cristianos de años, o la mayoría, ya hemos estado en otras iglesias. Sabemos lo que hay que hacer. Como llevar una reunión. Cómo y cuándo congregarnos. Cómo alabar, etc. Así es que como buenos entendidos podemos asumir y poner en práctica lo que ya conocemos sin temor a equivocarnos. Esto es como una franquicia. En lugar de levantar un negocio por tu cuenta, simplemente compras una franquicia y todo te viene hecho.

 
Por otro lado en lugar de asumir que sabemos, podemos asumir que no sabemos y  por lo tanto nos obligamos a preguntar al que sabe; Cristo, el Señor de la iglesia.

Esto es una de las razones por las que he decidido compartir algunas meditaciones en el libro de los Hechos.
INTRODUCCIÓN A HECHOS.

Lucas, el médico amado y compañero de Pablo (el único autor gentil de la Biblia, es también el autor del Evangelio que lleva su nombre. Este evangelio está dirigido a un tal “Teófilo” (amado de Dios). En la introducción del Evangelio nos dice claramente cuál es el propósito que tiene en escribirlo. Luc. 1:1ss.  Esto es, “para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido” Claro está, refiriéndose a la vida y ministerio de Jesucristo terminando con la comisión a sus discípulos y la ascensión.

Su segundo tomo a Teófilo se le ha llamado “Hechos de los Apóstoles.” Este no es su verdadero nombre bíblico. Este es el nombre que se le dio en el segundo siglo.  El libro de los hechos relata el comienzo y progreso de la iglesia desde el momento de la ascensión de Cristo.
Hechos es un génesis, un principio, una resurrección. Hechos es una ventana que el E. S. nos abre para que miremos a aquellos que recibieron la Palabra, la visión, la comisión de Dios y que en menos de 40 años habían invadido el imperio romano llenándolo del evangelio de Cristo.
¿Cómo lo hicieron? ¿Qué recursos usaron? ¿Qué desafíos confrontaron? ¿Qué errores cometieron? Estas preguntas y muchas más espero que el Espíritu Santo nos conteste con el fin de que nosotros también continuemos con la obra que ellos nos entregaron.
Ahora bien, la manera con que Lucas comienza su segundo tratado es muy peculiar e instructiva para nosotros, él dice así; “ En el primer tratado, ho Teófilo, hable acerca  de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día que fue recibido arriba.” (Hch. 1:1,2).

El primer tratado, el Evangelio, no es lo que Jesús hizo y enseñó, sino lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Esto da continuidad al segundo tratado, Hechos. El Evangelio es el principio y la base, Hechos es la continuación. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el Evangelio es lo que Jesús histórico o en los días de su carne, comenzó a hacer y a enseñar. Mientras que Hecho se refiere a lo que Jesús ascendido continuó haciendo y enseñando en el Espíritu por medio de su cuerpo místico, la Iglesia.
LOS HECHOS DE CRISTO ASCENDIDO

Lucas nos da amplia referencia a esta verdad. Es el Señor quien elige a Matías. Es el Señor quien envió el ES. El Señor añadía a la iglesia. Es el Señor que hacia milagros y señales por mano de los apóstoles. Es el Señor que sanó a Eneas por medio de Pedro. El Señor abre el corazón de Lidia. Y así podemos continuar hasta más de cien veces que Lucas menciona el nombre del Señor en Hechos.
Por lo tanto yo sugiero que el verdadero título de este libro es “Los hechos de Cristo resucitado” Esto también lo vemos en el discurso de despedida en el Evangelio de Juan y también con las palabras; “…he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mat. 28:20)
Por otro lado cuando miramos el último capítulo de Hecho nos damos cuenta que es una narración inconclusa. Creo firmemente que el Espíritu Santo lo ha querido así para indicarnos que este libro aún se está escribiendo. Lucas ha dejado algunas páginas en blanco para que nosotros las escribamos.

Esto nos da a entender:

1.       La responsabilidad de nuestro ministerio como iglesia y como individuos.

La Iglesia es Luz. Sal. Justicia. Reino. Imagen. Etc. en la tierra.

2.       Nuestra absoluta dependencia en el Señorío de Cristo.

        No son nuestras obras o hechos, sino las obras de Dios por medio de nosotros.

3.       El poder y efectividad de este ministerio respaldado por Dios y realizado en el Espíritu.

        Esta es nuestra confianza, nuestra fe, nuestra autoridad.

4.       Lo temporal y fragmentado de nuestro ministerio.

        La obra es de Cristo y no terminará hasta que; “…entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque es preciso que Él reina hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. (1Co. 15:24,25). Todos jugamos un papel importante pero ni imprescindible

 

CONCLUSIÓN.

¿A dónde desde aquí? Como iglesia es necesario que tengamos la visión del Reino.

Lo monumental de nuestra tarea.

La incapacidad de nuestros medios naturales.

Lo imprescindible de buscar la dirección del Espíritu Santo.

Lo fútil y vacío que es enredarse en los negocios innecesarios de la vida.

Lo fundamental que es la Unidad del Cuerpo.

El privilegio de haber sido llamados y equipados.

El gozo de servir al Dios Altísimo.

Y la esperanza ciertísima de la gloria que nos espera.

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 7 de febrero de 2015


EL REPOSO DE DIOS (CONTINUACIÓN)

 

HEBREOS 3:7-4:13

 

Continuamos nuestro estudio del reposo de Dios siguiendo los dos ejemplos que el autor de Hebreos toma del AT. El primer ejemplo lo toma del séptimo día de la creación Heb. 4:4. El segundo ejemplo lo toma de la Tierra Prometida como lugar de reposo para el pueblo de Dios. Heb. 3:7ss.

 

Hoy examinaremos el significado de este reposo y también miraremos brevemente otra manera que el Espíritu Santo ha querido ilustrar el Reposo de Dios para su pueblo con la figura del Jubileo´

 

Recordemos que el propósito que tenemos es tratar de entender lo que los recipientes de la epístola entendían con la idea del Reposo de Dios. Una vez hayamos analizado estas tres tipologías  lo aplicaremos a nuestro texto de Hebreos y podremos tener una mejor hermenéutica personal y actual.

 

EL REPOSO EN LA TIERRA DE ROMESA.

El libro de Deuteronomio es de gran importancia para entender la Biblia y el plan redentivo de Dios. Podemos decir que este libro es un sermón predicado por Moisés a la generación que ve a entrar y poseer la tierra. Si entendemos que la Tierra Prometida es un tipo del Reposo de Dios para nosotros, podremos sacar un sinfín de ilustraciones prácticas para la vida del Cristiano. En este libro podemos ver en qué consiste el reposo de Dios. Cómo entrar en el reposo y como no entrar en el reposo. Cómo mantenerse y disfrutar del reposo. Qué ocurre cuando se pierde el reposo y como recuperar el reposo, etc.

 

Los libros de Éxodo y Números hablan sobre el peregrinaje del Pueblo desde Egipto hasta las puertas de la promesa. Durante este peregrinaje vemos a Dios dirigiendo al pueblo al Lugar ha elegido para  su reposo  (Núm. 10:33-36; Dt. 1:33) Mas adelante el salmista toma esta idea para declarar que el lugar del reposo de Dios, donde el arca descansa es en el monte de Sion (Sal. 132:8-18) Fue el Rey David que entendió esto buscando edificar un templo. Más tarde Salomón repite estas mismas palabras de Moisés y David en la dedicación del Templo. 2Cro. 6:41.

Nuevamente podemos entender con esto que el reposo del pueblo tiene que ver con el reposo de Dios en medio de su pueblo. No hay verdadero descanso para el hombre hasta que Dios no ha encontrado lugar en medio de su pueblo.

Más adelante los profetas (Isa. 66:1) y sobre todo el Nuevo Testamento (Hech. 7:48-50; Jn. 4:20,21) nos enseñan que no es un templo edificado por hombres ni una ciudad geográficamente situada en Sion a la que Dios se estaba refiriendo. Dios se refiere a un templo de hombres y mujeres santificados por el Espíritu y a una Sion celestial como nos dice claramente nuestro hagiógrafo. Heb. 12:22,23.

 

LA TIERRA PROMETIDA, TIPO DEL  EDEN.

En Núm. 13:27 los espías traen un reporte de una tierra que verdaderamente fluye leche y miel. Es una tierra que Dios cuida y riega (Dt. 11:11,12) es una tierra buena, fértil y llena de toda bendición. (Dt. 8:1ss) Al igual que el Edén donde el hombre es introducido en un huerto que él no ha plantado ni trabajado, también la tierra prometida es un lugar donde el pueblo no ha edificado casas ni plantado árboles ni ha cavado cisternas. (Dt. 6:10ss. ).

 

Esto nos da la idea de un segundo Edén donde el hombre es introducido en el reposo de Dios. Al igual que Adán, Israel fue formado fuera de la tierra. Al igual que Adán, Israel disfrutaría de la presencia y bendición de Dios. Las condiciones de permanencia son las mismas que Adán. Es necesario que el hombre obedezca a Dios (7:12ss), esto es, hay un pacto. De lo contrario, al igual que Adán, serán expulsados.

 

 

 

Más adelante veremos detenidamente en nuestro estudio de Hebreos, que la tierra prometida es solo símbolo y tipo de un verdadero Edén que Dios tiene preparado para su pueblo. Nuestro autor dice claramente que Josué no les dio el descanso verdadero, por lo que David, muchos años después continúa con la invitación. Esta invitación nos llega hasta hoy “…si oyéramos Su voz”

 

 

 

EL AÑO SABÁTICO Y EL JUBILEO

Otro tema que merece la pena mirar brevemente es el jubileo o año de reposo. En Levítico 25 Dios le da a Moisés la ley sobre el reposo de la tierra. Se podía trabajar la tierra por seis años y el séptimo debía de descansar totalmente. Además de esto tenían que guardar el jubileo que era una semana de semana de años. Esto es cada 49 años era especial porque todas las deudas eran canceladas y los esclavos salían libres. El motivo principal y de importancia para nosotros es el verso 23. “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es…”  Esto quiere decir que el reposo es de Dios y no nuestro. Nosotros entramos en el reposar de su obra terminada y disfrutamos por gracia de todo lo que Dios ha provisto en nuestra redención. Por ello la diferencia entre obras muertas y reposo es así. Obras muertas es lo que yo hago para Dios y reposo es lo que Dios ha hecho para mi.

 

Dios juzga a su pueblo por contaminar la tierra con  idolatría destruyendo el templo y llevándoles a cautividad. El periodo del cautiverio es de 70 años, esto es un año por cada año sabático que no dejaron reposar la tierra desde que entraron para poseerla. 2Cro. 36:21.

 

(Dicho de paso nos encontramos en año de jubileo. Comenzó en Sep. 2014 y terminará el 13 Septiembre 2015. Aparentemente según algunos calculan este es el Jubileo número 70 desde la el primer jubileo en la destrucción de Jericó)

 

Podemos destacar dos aspectos que nos interesan para nuestro  estudio de Hebreos y son; En primer lugar que la tierra de reposo es siempre propiedad de Dios. Lo segundo es que Jubileo tiene que ver con la cancelación de las deudas y la liberación de los esclavos.

 

 

 UN RESUMEN

No he querido dar una definición de lo que es el Reposo de Dios, sino que he preferido mirar brevemente en el AT para que tengamos una idea de lo que tipológicamente las Escrituras nos dicen que es este reposo de Dios.

Todo lo que hemos visto en cuanto al significado del Reposo  lo traeremos a nuestro estudio de Hebreos 3 y 4 para darnos un mejor entendimiento del Reposo aplicándolo a la vida cristiana.

 

1. El reposo no tiene nada que ver con cansancio ni falta de actividad.

2. Reposo significa obra terminada, consumada y satisfacción de la obra consumada.

3. Reposo tiene que ver con liberación de los enemigos, fin de opresión y servidumbre

4. El reposo es una obra divina a la cual somos invitados a entrar por gracia y en fe.

5. La característica principal del reposo es la presencia de Dios en medio de su pueblo en regocijo mutuo.

6. Solo en el reposo se encuentra la bendición divina y por tanto la satisfacción del hombre.

7. Fuera del reposo no hay vida, bendición ni canción. (Sal. 137)

8. Se permanece en reposo mientras se oye y obedece la voz de Dios (Tiene que ver con Pacto)

9. El reposo tiene que ver con llenura, satisfacción y regocijo.

10. Vivir en el reposo es símbolo o señal de santificación.

 

 

APLICACIÓN

La escrituras nos enseñan claramente que la entrada a la tierra prometida no era el verdadero Reposo para el pueblo de Dios, sino que es figura  y “…testimonio de lo que se iba a decir..” Heb. 3:5. Igualmente en Heb. 4:9 dice; “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”  Este reposo del que habla el autor es el reposo escatológico que vemos cumplido en los últimos capítulos de Apocalipsis. Este es el sentido del famoso capítulo de la fe (Heb.11) cuando lo miramos en el contexto de la epístola. Todos estos héroes de la fe miraban hacia adelante, la ciudad que tiene fundamento, la Sion celestial. (Heb. 11:10,16). Etc.

Al igual que el pueblo de Israel, nosotros entramos en el reposo por medio de la fe y permanecemos en el reposo, al igual que Israel, por medio de la obediencia que viene por el oír con fe. De ahí la continua exhortación del autor a perseverar. Heb. 3:6, 12-13,14. 4:1,11.

 

Ahora bien, el reposo al que somos invitados por medio del Evangelio, no solo tiene una dimensión futura, sino también presente. Como dice en Heb. 4:3, “Pero los que hemos creído, entramos en el reposo” y también en (Heb. 4:10). “porque el que ha entrado en su reposo…”

Si el reposo solo tiene una dimensión futura, cómo puede decir el autor; “Temamos, pues no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado Heb. 4:1. Algo estaba viendo el autor en aquellos creyentes que denunciaba una condición de estarse perdiendo el reposo presente y por tanto el peligro de no alcanzar  el reposo escatológico.

Creo que la clave puede estar en Heb. 4;10. Estos creyentes estaban mirando atrás, a los sacrificios y el sistema de obras para santificarse. Es por esto que el que ha entrado en el reposo de Dios ha reposado de toda obra que tenga que ver con justificación o santificación.

 

El apóstol Pablo atajando un problema similar en la iglesia de Galácia (pero en este caso una iglesia gentil) contrapone las obras muertas a las obras que son por el Espíritu, esto es, las obras que se hacen dentro del reposo, y dice así; “Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.”   Ga. 5:1-6.

 

Así que para el cristiano entrar en el reposo de Dios es venir a Cristo en fe y regocijarse en su obra terminada. Él es nuestra paz, Él es nuestro reposo. Él es nuestro descanso, como Él mismo nos invita diciendo; “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros…” Mat. 25:28,29.

Sin temor a repetirme quiero que veamos en la invitación de Cristo una aparente contradicción. Jesús nos invita a descansar y a tomar su yugo, que es un implemento de trabajo.   Claramente entendemos con esto que descanso no es inactivada sino todo lo contrario es haber entrado en las obras de Dios, la actividad del Espíritu que no produce ansiedad o estrés, sino gozo en el Espíritu.

 

El Salmo 137 nos habla de aquellos que han perdido el reposo y por tanto están en cautiverio. Nos dice de ellos que colgaron sus arpas y no tenían alegría ni canción en tierra de extraños. Esto es un cuadro típico del cristiano que no anda en el reposo de Dios, ellos han perdido la canción. La alabanza es fácil cuando andamos en reposo, nada es forzado. Nos sorprendemos muchas veces tarareando un himno o corito. Nuestro sacrificio de alabanza está continuamente ardiendo en el altar y nuestra acción de gracias es incesante, porque estamos deleitándonos con el deleite con que  Dios se deleita en su obra consumada.

En este contexto podemos entender quizás mejor el texto que dice; “…el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.” Neh. 8:10.

No es nuestro gozo ni nuestro reposo, sino el gozo con que Dios se goza y el reposo de nuestro Dios al final de su obra redentora que nos fortalece, nos da confianza y gozo en el servicio.

 

Para terminar quiero que volvamos nuevamente a los primeros versículos de nuestra epístola y veamos como ya desde el principio el autor nos da la pista y la base de todo lo que va a decir en su exhortación; “ …el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…” Heb. 1:3.

Sentarse es sinónimo de obra terminada, y obra terminada con respecto a los muchos hijos que ha de llevar a gloria. Heb. 2:10.

 

Pero tampoco quiero pintar un cuadro idílico de la vida de reposo. Claro que hay momentos difíciles de prueba y tentación, incluso de pecado y desobediencia donde perdemos el gozo y la visión celestial. En todo esto debemos saber que nuestra redención es un acto, un suceso establecido en los lugares celestes, ante el trono del Dios que no cambia y vive en la eternidad.

 

Incluso el Israel natural después de perder la tierra, el reposo y la presencia de Dios tiene al camino abierto para regresar en arrepentimiento. Entonces Dios la hará volver a la tierra. Circuncidará su corazón para que el ame. Volverá a oír la voz de Dios. Pondrá por obra sus mandamientos y Jehová volverá a gozarse sobre ellos para bien. Etc. Det. 30.

 

 

Creo que después de esta corta introducción al Reposo de Dios estamos un poco mejor preparados para comenzar nuestro estudio del texto de Hebreos. Estoy seguro que el Espíritu nos irá enseñando aún más sobre este interesante tema para nuestras vidas cristianas.

 

Bendiciones.