MEDITACIONES EN HECHOS DE LOS
APOSTOLES
INTODUCCIÓN AL TEMA.
Mi deseo siempre ha sido y sigue siendo ver
una iglesia que glorifica a Dios en Cristo.
He sido pastor y misionero por algunos años y
nunca ha visto ese deseo cumplido. Ahora, después de 10 años fuera del
ministerio creo que el Señor en su gracia me levanta la cabeza y nuevamente
respondo a Él con el mismo deseo que al principio.
Esto para mi es una nueva oportunidad y quizá
la última que tendré por lo avanzado de mis años. Para mí es un nuevo comienzo
y para nosotros como iglesia también lo podemos considerar como un nuevo umbral
en levantar esta congregación. Por así decirlo vamos a poner cimientos nuevos.
Lo que hagamos ahora será el carácter que tomará esta congregación. Esto es un
privilegio y una responsabilidadTodos somos cristianos de años, o la mayoría, ya hemos estado en otras iglesias. Sabemos lo que hay que hacer. Como llevar una reunión. Cómo y cuándo congregarnos. Cómo alabar, etc. Así es que como buenos entendidos podemos asumir y poner en práctica lo que ya conocemos sin temor a equivocarnos. Esto es como una franquicia. En lugar de levantar un negocio por tu cuenta, simplemente compras una franquicia y todo te viene hecho.
Por otro lado en lugar de asumir que sabemos,
podemos asumir que no sabemos y por lo
tanto nos obligamos a preguntar al que sabe; Cristo, el Señor de la iglesia.
Esto es una de las razones por las que he
decidido compartir algunas meditaciones en el libro de los Hechos.
INTRODUCCIÓN A
HECHOS.
Lucas, el médico amado y compañero de Pablo (el
único autor gentil de la Biblia, es también el autor del Evangelio que lleva su
nombre. Este evangelio está dirigido a un tal “Teófilo” (amado de Dios). En la
introducción del Evangelio nos dice claramente cuál es el propósito que tiene
en escribirlo. Luc. 1:1ss. Esto es,
“para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido
instruido” Claro está, refiriéndose a la vida y ministerio de Jesucristo
terminando con la comisión a sus discípulos y la ascensión.
Su segundo tomo a Teófilo se le ha llamado
“Hechos de los Apóstoles.” Este no es su verdadero nombre bíblico. Este es el
nombre que se le dio en el segundo siglo. El libro de los hechos relata el comienzo y
progreso de la iglesia desde el momento de la ascensión de Cristo.
Hechos es un génesis, un principio, una
resurrección. Hechos es una ventana que el E. S. nos abre para que miremos a
aquellos que recibieron la Palabra, la visión, la comisión de Dios y que en
menos de 40 años habían invadido el imperio romano llenándolo del evangelio de
Cristo.
¿Cómo lo hicieron? ¿Qué recursos usaron? ¿Qué
desafíos confrontaron? ¿Qué errores cometieron? Estas preguntas y muchas más
espero que el Espíritu Santo nos conteste con el fin de que nosotros también
continuemos con la obra que ellos nos entregaron.
Ahora bien, la manera con que Lucas comienza
su segundo tratado es muy peculiar e instructiva para nosotros, él dice así; “ En el primer tratado, ho Teófilo, hable
acerca de todas las cosas que Jesús
comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día que fue recibido arriba.” (Hch. 1:1,2).
El primer tratado, el Evangelio, no es lo que
Jesús hizo y enseñó, sino lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Esto
da continuidad al segundo tratado, Hechos. El Evangelio es el principio y la
base, Hechos es la continuación. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el
Evangelio es lo que Jesús histórico o en los días de su carne, comenzó a hacer
y a enseñar. Mientras que Hecho se refiere a lo que Jesús ascendido continuó
haciendo y enseñando en el Espíritu por medio de su cuerpo místico, la Iglesia.
LOS HECHOS DE
CRISTO ASCENDIDO
Lucas nos da amplia referencia a esta verdad.
Es el Señor quien elige a Matías. Es el Señor quien envió el ES. El Señor
añadía a la iglesia. Es el Señor que hacia milagros y señales por mano de los
apóstoles. Es el Señor que sanó a Eneas por medio de Pedro. El Señor abre el
corazón de Lidia. Y así podemos continuar hasta más de cien veces que Lucas
menciona el nombre del Señor en Hechos.
Por lo tanto yo sugiero que el verdadero
título de este libro es “Los hechos de Cristo resucitado” Esto también lo vemos
en el discurso de despedida en el Evangelio de Juan y también con las palabras;
“…he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo.” (Mat.
28:20)
Por otro lado cuando miramos el último
capítulo de Hecho nos damos cuenta que es una narración inconclusa. Creo
firmemente que el Espíritu Santo lo ha querido así para indicarnos que este
libro aún se está escribiendo. Lucas ha dejado algunas páginas en blanco para
que nosotros las escribamos.
Esto nos da a entender:
1.
La responsabilidad de nuestro ministerio como iglesia y como
individuos.
La
Iglesia es Luz. Sal. Justicia. Reino. Imagen. Etc. en la tierra.
2.
Nuestra absoluta dependencia en el Señorío de Cristo.
No son nuestras obras o hechos, sino
las obras de Dios por medio de nosotros.
3.
El poder y efectividad de este ministerio respaldado por Dios y realizado
en el Espíritu.
Esta es nuestra confianza, nuestra fe,
nuestra autoridad.
4.
Lo temporal y fragmentado de nuestro ministerio.
La obra es de Cristo y no terminará
hasta que; “…entregue el reino al Dios y
Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque es
preciso que Él reina hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus
pies. (1Co. 15:24,25). Todos
jugamos un papel importante pero ni imprescindible
CONCLUSIÓN.
¿A
dónde desde aquí? Como iglesia es necesario que tengamos la visión del Reino.
Lo monumental de nuestra tarea.
La incapacidad de nuestros medios naturales.
Lo imprescindible de buscar la dirección del Espíritu Santo.
Lo fútil y vacío que es enredarse en los negocios innecesarios de la vida.
Lo fundamental que es la Unidad del Cuerpo.
El privilegio de haber sido llamados y equipados.
El gozo de servir al Dios Altísimo.
Y la esperanza ciertísima de la gloria que nos espera.
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