MI CAMINO

viernes, 30 de mayo de 2014


Heb. 1,a

 

“Yo seré a él Padre, y él me será a mí Hijo.”

 

Hoy meditaremos en el segundo texto que el autor cita del AT para mostrar la superioridad del Hijo sobre los ángeles. Esta cita se encuentra en 2Sam.7:14; 1Cro. 17:13.  El contexto es cuando David consulta a Dios por medio del profeta Natán para edificar una casa donde Dios habite, esto es, el templo. Dios le responde a David y en pacto le dice que  no será él quien le edificará casa, sino que uno de entre sus Hijos será quien le edifique casa, este será llamado hijo de Dios y su trono será afirmado eternamente. Sabemos que fue Salomón quien edificó el templo, pero esta profecía es una alusión clara a Jesucristo como Hijo de Dios, quien es Verdadera Casa de Dios y quien edifica la verdadera casa de Dios en la tierra.

 

Ciertamente Cristo y su palabra es superior a la palabra mediada por los ángeles por cuanto los ángeles son espíritus ministradores en la casa de Dios, pero Cristo es el Hijo sobre su casa. En esta relación de Padre e Hijo es que el ministerio de Cristo es superior al ministerio de los ángeles que operó en el AT.

 

Pero antes de continuar quiero recordar a todos que la intención de estos estudios no son para conocer mejor el libro de Hebreos, sino para conocer a Cristo.  Estos primeros versículos hablan claramente sobre la deidad de Cristo, pero esto tampoco es mi intención, demostrar que Cristo es Dios.  Si esto no fuera así es estudio de Hebreos no tendría ningún sentido, y de hecho toda la Biblia sería sin valor alguno. Repito, el propósito es conocer a Cristo con el fin de que el Espíritu nos lo pueda revelar  como nuestro TODO.

 

Habiendo aclarado esto podemos continuar. ¿Qué importancia espiritual tiene el texto que estamos considerando? Y no solamente esto, sino ¿Qué importancia tiene la relación Padre e Hijo en el contexto de edificar una casa para Dios? Y por último ¿De qué manera puede ayudar a mi vida espiritual el tener una comprensión clara de este ministerio de Cristo?

 

Es mucho lo que se puede decir sobre este tema tan importante, pero trataré de resumirlo en una corta lección lo suficiente para que tú continúes ampliando tu estudio bajo la dirección del Espíritu Santo.

 

Dios creó al hombre para tener comunión con él y para que en esa comunión  gobernara la tierra. Sabemos que el pecado “frustra el plan de Dios” por lo que el hombre pierde la comunión y fue destituido de la gloria de Dios (Ro. 3:23) y por lo tanto es expulsado  del Edén, símbolo de Templo, que es  lugar de comunión y manifestación de Dios.

Desde este momento la Biblia es el relato de la recuperación del hombre por Dios para comunión y gloria. Es la recuperación de un lugar donde Dios y el hombre puedan encontrarse. Sabemos esto porque así  es como termina la Biblia.

“Y oí una voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.” Ap. 21:3.

 

Poco a poco Dios va revelando de una manera más clara su intención de recuperar al hombre y para levantar tabernáculo de reunión, una casa o templo o cuerpo, como lo quieras llamar según las diferentes revelaciones del mismo tema.  Así Dios elige a un hombre, Abraham, del cual procederá un pueblo apartado, esto es, santificado, para que Dios pueda habitar en medio de ellos y estos a su vez sean luz a las naciones. Dt. 26:18,19; Isa. 49:6 (Hch. 13:47)

Dios saca a este pueblo de Egipto y en el desierto le da la ley y el Tabernáculo y todo el servicio de este. Todo esto con el fin de que Dios pueda morar en medio de ellos, en el Arca de Su presencia, lugar de manifestación divina y oráculo de Dios.

 

Pero Dios no se conformaba con morar en el desierto, sino que buscaba un “lugar de reposo” para Él y su pueblo. Num. 10:33 Finalmente por medio de su siervo David (tipo de Cristo), ese lugar fue encontrado y conquistado, esto es,  Jerusalén, y en concreto Sión.  El Salmo 132 es un relato de este acontecimiento. Sión es la capital del Reino porque en ella habita el gran Rey.

En Sión es donde Salomón edifica el Templo y da descanso “permanente” al Arca. Dios confirma su agrado haciendo bajar su Gloria. 2Cro. 6:41,42 y 7:1-3.

 

Hasta aquí todo parece que está bien, parece ser que finalmente Dios ha encontrado el lugar “permanente” de su reposo entre los hombres. Pero esto duraría muy poco tiempo, dando Dios a entender que el Templo no era el verdadero lugar, sino una sombra de algo que vendría más tarde. Así que 400 años después, en el año 587 AC, ese templo queda totalmente destruido y el arca desaparece para no ser encontrada más.  Aunque el templo es edificado otra vez, ya no es con la misma gloria. Todo esto para decirnos que aquella Jerusalén, aquella Sion y aquel Templo no eran lo que Dios tenía en mente, sino que era una palabra fragmentaria e incompleta que estaba hablando por medio de sus profetas. La Palabra final aún tenía que venir por medio del Hijo.

 

Los profetas reciben un poco más de revelación con respecto a este asunto y aunque el Templo volverá a ser edificado ellos ven más lejos entendiendo que Dios es demasiado grande y glorioso para habitar en un templo hecho de manos. Isa. 66:1ss (ver también Isa. 56).

 

El Hijo;  verdadero David, verdadero Salomón, verdadero Templo, verdadero Reposo de Dios.

 

Finalmente viene el tiempo del cumplimiento y el deseo del corazón de Dios es satisfecho en el verdadero Templo. Jesús de Nazaret es el verdadero Templo. Su nombre es; Emanuel, Dios con nosotros. Juan dice así; “…y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria…” Jn. 1:14.  Una traducción literal sería; “…y el Verbo fue hecho carne y tabernáculizó entre nosotros” Jesús era el verdadero Tabernáculo donde residía la Gloria de Dios Como aquel Tabernáculo en el Desierto. Más tarde Pablo dice; “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo” 2Co. 5:19.

 

La enseñanza bíblica es que el Templo no era una estructura permanente, sino algo temporal hasta que la realidad, la plenitud de la mente de Dios llegara, que es Cristo. Por ello Jesús comienza a enseñar que la verdadera adoración a Dios ya no en el Jerusalén, sino en espíritu y verdad. Estas palabras son muy radicales para cualquier judío de su tiempo e incluso de hoy. Dios no está limitado a un lugar geográfico ni a una estructura hecha por los hombres. Esto nunca fue su intención, solo dio el diseño a Moisés y a David porque hablaba de la Realidad que vendría. En el Nuevo Pacto el Templo está donde hay dos o tres reunidos en Su nombre, porque allí está El, la Gloria de Dios, la presencia de Dios en medio de ellos.

Unos días antes de su partida Jesús dijo dos cosas con respecto al Templo. En Mat. 23:38 dice a los escribas y fariseos; “…vuestra casa os es dejada desolada” Aquella casa ya no era de Jehová, Dios iba a levantar por sí mismo otra casa. Así que según Mat. 22:7 el Rey iba a enviar su ejército (los romanos) y quemaría su ciudad y no quedaría piedra sobre piedra en aquel Templo. Mat. 24:2.

 

Jesús mismo se revela a sus discípulos como verdadero Betel (Casa de Dios) Jn. 1:51. Con estas palabras a Natanaél Jesús estaba diciendo; Yo soy la escalera entre el cielo y la tierra, el lugar de encuentro entre Dios y los hombre, la Casa de Dios donde Dios habla y donde Dios se revela. Yo soy la Casa de Dios donde la comunicación de Dios con este mundo se encuentra, y solo en mí porque nadie viene al Padre, sino por mí.

 

Pero la revelación divina no queda ahí. Dios tabernaculizó en una persona, un cuerpo, en Jesús de Nazaret. Después de su resurrección y glorificación, en la fiesta de Pentecostés, la gloria de Dios desciende al tercer templo “no hecho de manos de hombres “y aquellos 120 son llenos del Espíritu de Dios. Fuego del cielo cae sobre ellos al igual que el Tabernáculo y el Templo de Salomón.

Aquellos hombres y mujeres por el hecho glorioso y divino de haber sido “incorporados en Cristo” son ahora Casa de Dios. Esto es lo que significa “estar en Cristo”. Si estamos en la Casa de Dios es solo porque estamos en Cristo. Estar en Cristo es estar en la Casa de Dios. Él es la Casa de Dios y hemos sido incorporados en Él.

En el Nuevo Testamento la Casa de Dios es la Iglesia. La Iglesia no es otra cosa que Cristo. En el pensamiento de Dios la Iglesia es solo Cristo y nada más. Pablo dice  que la Iglesia es; “…su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todos” Ef. 1:23.

 

El primer mártir de la iglesia da su vida dando testimonio de esta gloriosa cuando dice “…el Altísimo no habita en templos hechos de manos” y añade; “¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo, como vuestros padres.” Hch. 7:48-50.

 

Más adelante el Espíritu Santo continua revelando a los apóstoles la realidad del verdadero Templo de Dios. 1Pe. 2:4-10; 1Co. 3:16. Ef. 2:21. La Iglesia hoy es el Templo de Dios. Esto no es una alegoría es una realidad. Dios no tiene otro templo en la tierra, ni otro lugar donde manifestar su presencia y su gloria. Dios no tiene otro lugar de oración y adoración sino allí “… donde dos o tres están reunidos en Mí nombre… porque “nadie puede venir al Padre, sino por mí… Al igual que nadie en el AT podía adorar a Dios sino en el Templo. Toda adoración, oración o servicio (latria) ha de hacerse ahora por medio de y en Cristo, Eamanul, el único Templo.

 

En estudios pasados he enfatizado que Cristo es el modelo, el patrón y la medida de todo y la vara por la que el Padre juzga todo y a todos. Jesús es el patrón, modelo y medida de Templo, lugar de reunión o contacto entre Dios y el Hombre. Ahora la Iglesia que él está edificando y donde él es la piedra angular es el Templo de Dios en la tierra, la iglesia. Por tanto El es el Patrón, la medida y el modelo de la Iglesia. La comunidad tiene que apuntar al Individuo, esto es, la iglesia como cuerpo unido por el Espíritu ha de ser transformada a Su imagen y ha de mostrar las características de Su Modelo. También, la iglesia es medida con la vara de medir que es Cristo. Cada una de las iglesias de Apocalipsis son juzgadas según alguna de los aspectos de la visión de Cristo; “…el que tiene las siete estrellas en su diestra” “…el primero y el postrero”, “…el que tiene la espada aguda de dos filos” etc.

Una iglesia local es medida o juzgada no por la cantidad de miembros que tiene o departamentos o ministerios, sino por “la medida de la plenitud de Cristo en ella”

 

Mi pregunta es ¿Cómo se mida la iglesia de hoy según este Modelo? ¿Cómo medirías tu iglesia según esta Regla que Dios nos ha dado?

 

Cristo vino a procurar una casa para el Padre, cuya casa somos nosotros. Vino a levantar un lugar (no geográfico) donde Dios pueda manifestar su gloria, voluntad y amor. Un lugar donde Dios pueda ser oído y obedecido. Es necesario que abandonemos todo individualismo y que retomemos la visión de Cristo en lugar de nuestros intereses propios. Es necesario que sepamos que sin la unidad del Espíritu estaremos trabajando para algo que Dios mismo tiene que destruir porque es la abominación desoladora, esto es, cuando el hombre entra en el templo de Dios y se sienta como Dios.

 

Pero gloria a Dios que el Dios Todopoderoso ha asegurado el final de todo. “…Y oí una voz del cielo que decía; He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.” Y otra vez dice; “…Y no vi en ella Templo; porque el Señor Todopoderoso, es el Templo de ella y el Cordero.

 

SI OYERES HOY SU VOZ

Adora hoy al Hijo que ha procurado esto para los suyos y ha levantado para su Dios el Templo que siempre ha deseado. El es el Hijo de David, el hombre, que ha hecho esta maravillosa obra. Por eso es mayor que los ángeles, por eso a Él tenemos que oír.

 

En lo personal es la medida de Cristo en mí y la medida en la que yo me niego a mi mismo por medio de la cruz que la plenitud de Cristo es manifiesta en mi congregación y solo así se puede cumplir lo que Pablo dice a los Corintios. 1Co. 14:25. “…y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.”

 

Hoy hemos oído a Dios hablando por el Hijo como Casa de Dios y porque estamos en El nosotros también somos casa. Pero es de suma importancia de hagamos la distinción de que como individuo solo él es casa. Nosotros somos casa corporativamente en la unidad del Espíritu. Ninguno de nosotros como individuos somos Casa de Dios en la plenitud de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

Hebreos 1:5

 

 

En los versículos anteriores vimos siete aspectos o características del Hijo demostrando así la superioridad de la Palabra de Dios por el Hijo, sobre la palabra de Dios por los profetas.

En estos versículos que siguen el autor presenta siete citas del AT para demostrar que el Hijo es superior a los ángeles y si los que no oyeron a estos recibieron castigo. Cuanto más si hoy no escuchamos a Dios en su última palabra por el Hijo.

 

La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué el autor elige este argumento de los ángeles para demostrar la superioridad del Hijo?

Algunos comentaristas sugieren que los recipientes de la carta  estaban cayendo   en una  devoción a los ángeles como la iglesia de Colosas. Col. 2:10.

Pero otra posibilidad, quizás más lógica, es que en el AT la ley fue dada por mediación de ángeles, (Heb. 2:2; Hch. 7:38,53; Ga. 3:19). Por lo tanto el argumento del autor es que al ser el Hijo superior a los ángeles su palabra ha de ser también superior.

 

Este capítulo que vamos a considerar, junto con los capítulos uno de Juan y Colosenses, y el tercero de Filipenses son los más importantes en cuanto a la doctrina de la deidad de Cristo. Pero nuestra intención no es demostrar una doctrina de la iglesia, por muy fundamental que sea. La intención de este estudio es ver a Cristo,  acercarnos a Él y permitir al Espíritu que nos ministre su vida.

Podemos conocer la doctrina y al mismo tiempo desconocer la persona de quien la doctrina habla.

Así que pidamos al Espíritu Santo que nos dé no solamente entendimiento de esta Persona tan sublime, sino que al mismo tiempo nos de la Persona misma, porque solo Él y no la doctrina de Él es vida. En lo que a nosotros respecta la palabra dada por los ángeles dice así; “…el que hiciere estas cosas vivirá.” Pero la palabra dada por el Hijo dice así; “…el que tiene al Hijo tiene la vida.”

No es cuestión de hacer, sino de tener en gracia la vida de Dios dada en el Hijo por el Espíritu y entonces, y solo entonces, esa vida producirá “estas cosas”

 

El nombre heredado del Hijo es superior a las ángeles porque…

 

“Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy”  “Yo seré a él Padre y él me será a mi hijo”

El autor está citando el Sal. 2: 7. Junto con 2Sam. 7:14. Estas dos escrituras del AT son mesiánicas y se refieren al hijo de David, el Mesías  que vendría a establecer el trono y edificar Casa a Jehová.  El salmo 2 en concreto se cita en  muchas ocasiones en el NT para demostrar que Jesucristo es el Mesías prometido. La primera referencia es en la anunciación, el ángel cita este salmo aunque no literalmente; “…y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios la dará el trono de David su padre.” Lc. 1:32.

La segunda vez que se cita es el Padre mismo dando testimonio desde el cielo, al mismo tiempo que el Espíritu Santo desciende sobre Él ungiéndole como Mesías, el Ungido de Jehová. Lc. 3:22.

 

Más adelante Pablo cita este salmo nuevamente en su predicación en Antioquía y lo hace con referencia a la resurrección de Jesús Hech 13:33,  En esta ocasión Pablo aplica esta declaración a la resurrección de Cristo.

 

Algunos niegan la eternidad del Hijo haciendo énfasis en el “hoy” del texto bíblico, pero si nos fijamos en Ro. 1:4 la resurrección es la declaración divina de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Aquel que es el Eterno Hijo de Dios, fue engendrado en el vientre de María para ser Hijo de Dios en carne y sangre. Después de su humillación,  fue declarado Hijo de Dios por medio de la resurrección. Esto es, la resurrección confirmó su estado de Hijo.

Otra cita al salmo 2, y que no podemos pasar por alto, se encuentra en Hch. 4:23-31. La iglesia en Jerusalén ha sido amenazada y la persecución está a punto de comenzar. Estos, reunidos en oración citan este salmo que es crucial para entender la persona y obra de Jesucristo. Por tanto creo que sería de provecho meditar un poco en este salmo.

 

Salmo del Mesías Rey (Sal. 2)

El salmo está dividido en cuatro partes. La primera parte (Versículos 1-3) habla del odio de las naciones, de la subversión del hombre contra Dios y su Ungido. La causa es la rebelión en el corazón de los hombres y las naciones y el rechazo a su gobierno. No quieren ser gobernados por el Príncipe de Paz y quieren romper todo lo que les une a Dios. Ellos maquinan contra el Cristo. Este es un principio espiritual que se ve por toda la Biblia y en la historia del Hombre.

Los cristianos de Jerusalén interpretaron esto cuando el pueblo, los sacerdotes y los gentiles se unieron para matar al Ungido. El Señor refirió dos parábolas que ilustran esto claramente. Lc. 19:11ss. Lc. 20:9ss.

Allá donde se predique a Cristo como único y legítimo rey con pleno derecho   para reinar y gobernar se levantará persecución. Pero allá donde solo se predique el amor de Dios y sus bendiciones sin demandas del Rey, no habrá persecución.

Es necesario que maduremos en nuestro entendimiento de lo que es el cristianismo. Demasiado tiempo lo hemos interpretado homocéntricamente y nos hemos centrado en nuestras bendiciones y bienestar. Cristianismo es el Cristo viniendo a nosotros como soberano para establecer su Reino primeramente en nuestro corazón. Él es la piedra cortada, no con mano que hirió a la imagen de Nabucodonosor y fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. (Dan. 2).

Él vino para preparar un pueblo dispuesto para su Dios. Un pueblo del Espíritu que oiga la voz de Dios y ejecute su palabra.

 

La segunda parte del salmo nos abre una pequeña ventana en el cielo y nos muestra lo que piensa Dios del consejo del hombre y sus intentos de insurrección contra su Ungido. Dios se ríe, se burla y habla en su furor. En esa necedad del hombre es que estamos viviendo desde que el hombre quiso ser su propio dios. La respuesta de Dios es; “Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte.”

Mientras los hombres maquinan, Dios ya ha puesto a su Rey sobre Sión, el lugar de gobierno universal. Sión es la ciudad del gran Rey, la sede de su gobierno. Al final de Hebreos el autor nos dice que nos hemos acercado a la Sión celestial (Heb.12:13) No dice la Sión terrenal, que es sombra,  sino la celestial. Ahí hemos sido introducidos de una manera espiritual y real por Cristo, y nos ha dado el poder del Evangelio para someter hombres y pueblos.

 

La tercera parte no es Dios, que ha puesto a su rey sobre Sión, el que habla, sino el Rey mismo hablando y declarando el decreto que ha recibido de Dios. Es el Ungido publicando su derecho y su soberanía. Reclamando su herencia y apagando la subversión de los rebeldes con autoridad.

Esto ocurrió después de la resurrección  en su exaltación a la diestra de poder. Jesús mismo dijo a sus discípulos; “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto id…” Mat. 28:18.

Los discípulos y nosotros hemos sido encargados de llevar por los confines de la tierra el decreto divino de que su Ungido es el Rey legítimo de las naciones. Somos testimonio vivo de una ciudadanía espiritual y celestial que no pertenece a esta tierra ni al príncipe de esta tierra. Somos una Nueva Creación que vive por el Espíritu, anda en el Espíritu, sirve en el Espíritu y adora a Dios en el Espíritu.

 

Por último, la cuarta parte del salmo es una amonestación a recibir el consejo de Dios y de horrar a su Soberano.  En el original dice “besad al Hijo” símbolo de reverencia y sumisión.

 

El apóstol Pablo ve esto cuando dice; “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” Fil. 2:9-11.

 

Ahora nos encontramos en los tiempos de la declaración del decreto de Dios sobre su Ungido. Pero viene ya el día en que el Rey de reyes vendrá a reclamar su trono y serán días de gran conflicto tal y como nos lo cuanta Juan en su Apocalipsis.   ¡¡Aleluya!!

 

Creo que ahora podemos ver un poco mejor el argumento del autor de Hebreos con respecto a la superioridad del Hijo sobre los ángeles. Después de todos los ángeles serán los ministros que ejecutaran Su palabra en ese día que tome la vara de hierro en su mano. Ellos tocarán las trompetas y derramarán las copas de juicio a los que no han querido someterse a Dios y su Ungido.

 

Podemos conocer mejor a nuestro Señor al ver la tremenda comisión que le fue encomendada por el Padre. No tan solo salvarnos, sino levantar un pueblo para su Dios. Un pueblo del Espíritu que ha sido (o está siendo ahora) transformado a su imagen y que no es de esta creación que ha de perecer.

 

El es el hombre, el único hombre, que habiendo glorificado a Dios y habiendo obedecido hasta la muerte de cruz, es digno de tomar el trono y reinar para su Dios. Pero esta posición de exaltación y gobierno no lo ha hecho para sí mismo, sino para todos los que han salido de este presente siglo malo y han tenido un renacer del Espíritu. Porque el mundo venidero pertenece al hombre que en el Espíritu lleva su semejamnza.

 

 

SI OYERES HOY SU VOZ

Hoy hemos visto el cielo abierto y las declaraciones del consejo eterno de Dios, aquellas cosas que Él se propuso en el designio de su voluntad. Esto es: “…que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día.” “Así que exaltado por la Diestra de Dios…este Jesús…Dios lo ha hecho Señor y Cristo”

 

 

 

Hoy nos postramos ante nuestro Rey exaltado con las marcas en sus manos y su costado que nos hablan de la manera con que recibió su herencia.

 

 

 

Declaramos su soberanía sobre nosotros y su derecho a reinar sobre nuestras vidas.

Le pedimos que ponga en nosotros un espíritu sumiso y apacible, un espíritu quebrantado y humilde para que su voluntad soberana sea hecha en nosotros. Amen.

EL HOMBRE ESPIRITUAL Y EL NATURAL, UN CORTO ESTUDIO

 

 
 

1.      La creación y la intención de Dios

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Un ser espiritual con un cuerpo físico, con la capacidad de razonar y con libre albedrío.

 

La intención era que el hombre juzgara la tierra y la llenara con la imagen de Dios (Creced y multiplicaos). Todo esto por medio de la capacidad de comunión con Dios.

 

Dios le puso en un huerto preparado por El mismo que es símbolo de templo y trono, siendo así el hombre Rey y sacerdote.  

 

Para que el hombre llegara a su estado de glorificación era necesario que pasara por un periodo de prueba. La prueba era solo creer la Palabra de Dios y vivir en obediencia a ella.

 

2.      Una raza diferente es engendrada

El hombre no permanece fiel a Dios y comete fornicación espiritual con la serpiente produciendo en el hombre “otra semilla” Mat. 13:24-30; 36-43. Con este acontecimiento Satanás se convierte en el príncipe de este mundo con hijos según su semejanza.

 

La tentación consistía fundamentalmente en gobernar independientemente de Dios por medio de su propio conocimiento y sabiduría. El hombre se convierte en un ser dominado por la razón y las emociones. Almico, sensual.

 

Las dos primeras simientes engendradas (Caín y Abel) dan a entender la buena semilla, espiritual y la mala semilla, sensual. El homicida desde el principio, Satanás, usa a Caín para extinguir la simiente espiritual. Principio que continuará por toda la Biblia, incluso hasta que llega la Simiente.

 

Dios en gracia y por Pacto procura nuevamente una simiente por la cual cumplirá su propósito eterno, Set. La historia de la Biblia es el seguimiento de esta línea y el conflicto con el reino de las tinieblas.

Por medio de esta simiente, Dios traerá al Segundo Hombre, que es el Hombre espiritual que engendrará hijos espirituales. 1Co. 15: 45-50. Isa 53:10-11; Jn. 12:24.

 

Jesucristo es el primero, el primogénito, de una Nueva Raza de hombres y mujeres del espíritu. Ellos han sido engendrados de Dios por medio del Espíritu Santo. Jn. 1:12-13. Jn. 3:6-8; Ti. 3:5; 1Pe. 1:3,23.

 

Esta es la simiente que heredará la tierra y gobernará el Paraíso final que vemos en Ap. 21 Coherederos con Cristo.

 

3.      El Conflicto

El conflicto interno es que aunque hemos sido engendrados por el Espíritu, en el “Hombre Interior”, esto es, nuestro espíritu. El Hombre exterior, o el “hombre viejo” según Pablo ha de ser renovado, transformado, Col. 3:9,10; Ef. 4:22-24.2Co. 3:18; Ga. 4:19.

 

El conflicto externo es que al igual que Adán y que Israel estamos en tiempo de transformación y prueba. Adán fracasó como hijo encargado de gobernar y extender el paraíso, porque buscó el camino del conocimiento del bien y del mal independiente de Dios, en lugar del camino del Espíritu, esto es la intuición espiritual que es el gobierno de Dios por medio de nuestro espíritu.

 

Del individuo, Adán, pasamos al corporativo, colectivo Israel, que también es el hijo de Dios (Ex. 4:22) Israel es el nuevo hijo de Dios que recibe la Palabra de Dios para ser un pueblo de Reyes y sacerdotes. Un pueblo del Espíritu simbolizado por el bautismo y la resurrección en el Mar Rojo y la segunda generación en el Jordán.  Antes de poseer la Tierra, el Paraíso, el Reino de Dios, tenían que ser circuncidados. Jos. 5:1ss. Porque la carne, el hombre natural no puede recibir las cosas de Dios. 1Co. 2:14; 15:10.

La característica principal de este Paraíso, Reino es que todo es absolutamente dependiente de Dios. Det. 11:10-15.

 

¿Qué ocurre cuando el hombre natural incircunciso quiere producir fruto para Dios? Abraham produjo a Ismael antes de ser circuncidado y a Isaac, el hijo de la promesa, después de ser circuncidado. Jesús dice; “…lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” Jn. 3:6.

 

Este pueblo comenzó en el Espíritu y terminó en la carne. Ju. 21:25. “ …en estos días no había rey en  Israel; cada uno hacía lo que bien la parecía” Este es un patrón repetitivo en el pueblo de Dios. Gal. 3:3.

 

El propósito de Dios era que ese Reino del Espíritu se extendiera por todo el mundo, al igual que el Paraíso, que tenía un Río para regarlo y luego salía en cuatro brazos (Gen. 2:10) Así también Israel fue levantado por Dios como pueblo de Reyes y Sacerdotes, nación santa, del Espíritu, para ser Luz a las naciones. Isa. 49:3-6; Comp. Lc. 2:32; Hch. 13:47; 1Pe. 1:9.

 

CONCLUSION: Adán fracasa como hombre espiritual capaz de engendrar según es Espíritu y llenar la tierra de la gloria de Dios. Israel fracasa como nación  espiritual igualmente. Cristo que es el Nuevo Adán y el Nuevo Israel cumple con el deseo del Padre y Él es el verdadero y único, el final y cumplido Hombre espiritual capaz de engendrar espiritualmente y llenar la tierra de la gloria de Dios.

 

En el próximo estudio miraremos de cerca a este Hombre del Espíritu. Analizaremos las diferencias entre el hombre natural y el espiritual y veremos cómo entrar  y vivir en el espíritu.

 

 

viernes, 23 de mayo de 2014


“…quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.”

¿Por qué una célula se divida hasta formar un bebé? ¿Por qué un átomo tiene sus electrones en órbita sin desintegrarse?  ¿Por qué el universo no se colapsa? ¿Por qué la historia del hombre tendrá un final glorioso? Porque el Hijo que lo creó todo también lo sustenta hasta que todo cumpla el propósito para lo que fue creado.

“…la palabra de su poder” es el dicho o decreto eficaz. Así que Dios creó el universo por medio del “Logos” y el universo es sostenido por el “Rema” del Logos. Jesús demostró una y otra vez  “la palabra de su poder” en el ministerio terrenal. La palabra creativa. La palabra sanadora. La palabra que resucita a los muertos. La palabra que gobierna los elementos de la naturaleza. Pero sobre todo la palabra que llama al hombre a una Nueva Creación y este responde.

 

Pablo en Col. 1:17 dice; “…y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”  La palabra griega “susistemi” se puede traducir; “poner juntos, estar en pie, mantenerse” la Vulgata tradujo, “consisto” de donde recibimos la palabra “consistir” y La Versión Crítica de la Biblia  traduce así; “Y Él es antes de todo, y todo continua existiendo en Él”

 

Cada vez que la tierra rota sobre su eje es un acto de la palabra de su poder. Cada vez que una semilla germina y da su fruto es un acto de su voluntad. Mi opinión no es que Dios creó leyes naturales que automáticamente gobiernan el universo, sino que es Él mismo operando, sustentando, y gobernando el universo y toda la creación por medio de su palabra que es ley.

 

Cristo es quien gobierna la historia con el propósito de llevarla al fin determinado por el Padre. El mismo autor nos dice; “…Cristo…se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.” Heb. 10:12,13. También  1; 13 e igualmente Pablo en 1Co. 15:25.

 

Esta autoridad y poder no solo es para el tiempo presente, sino también  para el venidero. Heb. 1:5.

 

Todo esto es demasiado grande para entenderlo en sus detalles, porque no podemos dejar de pensar en el sufrimiento, las catástrofes naturales, la enfermedad y las guerras. Ahora vivimos en el “ya pero todavía no” esperando la manifestación de los hijos de Dios. Ro. 8:19-21. Y así toda la creación será libre de la corrupción a la que ahora está sujeta.

 

¿Quién es el autor de nuestra salvación? ¿Quién es el que mantiene nuestra salvación? ¿Quién es el que sustenta nuestra vida espiritual? El heredero de todo. El que hizo el universo, el que lo sustenta todo con su poder. La imagen misma de Dios y el resplandor de su gloria. Ese es nuestro salvador y en Él y a Él está confiada nuestra salvación, en el que tiene poder para “sujetar a sí mismo todas las cosas”.  Fil. 3:21.

Con razón puede decir; “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Jn. 10:28,29.

El es capaz  de salvarte y llevar a buen término tu historia y la historia del mundo.

 

 

“…habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”

El autor deja por un momento la descripción de quien es por quien Dios ha hablado y ahora nos declara la obra  de aquel por quien ha hablado. Todo lo que Cristo hizo es Palabra de Dios a nosotros; su obediencia, sumisión. Su amor, compasión y milagros. Sus palabras y enseñanzas. Su sufrimiento, muerte y resurrección. Todo esto es palabra de Dios. Pero es necesario que esa palabra nos sea ahora hablada a nuestro espíritu por el espíritu Santo. Esto es la iluminación que el cristiano recibe y el “maná” por el cual es sustentado.

 

La obra de Cristo está dividida, según este versículo, en dos partes. Primero se refiere a la obra que Él hizo en la tierra. Esto se refiere a la purificación de nuestros pecados. La segunda se refiere a la obra que Él está haciendo ahora. Esto se refiere al estar sentado a la diestra de la Majestad en las alturas.

Todo cristiano tiene que estar familiarizado con los dos aspectos de la obra de Cristo. El aspecto terrenal y el aspecto celestial.

 

El aspecto terrenal es el fundamento de todo. El es el Cordero que quita el pecado del mundo, o literalmente que “lleva el pecado del mundo”. Hera necesario que el pecado fuera quitado de entre medio de Dios y los hombres. Era necesaria la reconciliación. Por tanto Cristo tomando sobre si mismo los pecados de muchos nos reconcilio con Dios para siempre. Heb. 9:25-28.  

Esta es la primera palabra que Dios tiene que habla al hombre en Cristo; perdón y reconciliación, proveyéndose Él mismo de Victima y sacrificio.

 

Ahora  Dios está satisfecho de que no queda pecado u ofensa  entre Dios y el hombre, por tanto los cielos son abiertos y Su Espíritu es derramado. Ese Espíritu que ha heredado el Hijo y compartido con sus hermanos, lo coherederos. Ese Espíritu es el espíritu de santificación. Ese Espíritu es la Vida celestial, el principio vital de la Nueva creación. Nada ni nadie vive aparte de este Espíritu. Este espíritu que ahora opera en el verdadero cristiano y que Pablo leo define como; “…la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús…” es el único que nos puede librar “…de la ley del pecado y de la muerte…” Ro. 8:2. En ese Espíritu tenemos acceso y comunión con el Padre. Ef. 2:18.

 

En este ministerio celestial Cristo es nuestro Sumo Sacerdote, constituido a nuestro favor para dispensar las bendiciones del Nuevo Pacto. Por medio de su ministerio presente es que podemos venir al trono de gracia con confianza, En su ministerio celestial entramos en el Lugar Santísimo donde podemos, por la fe, morar cada momento de nuestras vidas mientras peregrinamos en la Tierra. Por medio de su ministerio celestial en intercesión es que recibimos el Espíritu de Dios que escribe Su Ley en nuestros corazones continuamente.

 

Un último punto antes de terminar y que es importantísimo no pasar por alto es que; “…se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” Es importantísimo notar y comparar el ministerio de Cristo en el Tabernáculo celestial y el de los sacerdotes en el tabernáculo terrenal. La biblia nunca nos dice que los sacerdotes se sentaban, sino que presentaban sacrificios continuamente. Símbolo de un ministerio y obra que no tiene fin porque no podían tratar con el pecado eficazmente. Pero ahora, “una vez y para siempre, con un solo sacrificio ha hechos perfectos para siempre a los que por Él se acercan” Es por esto que nuestro Sumo Sacerdote está sentado, dando a entender la finalización, consumación y perfección de su obra.

Aquí ya tenemos un poco de luz en cuanto al “reposo” que veremos detalladamente en los cap. 3 y 4. Dios entró en su reposo de la creación cuando vio que todo lo que había creado era bueno y lo bendijo. Cristo está sentado en cuanto a la purificación de nuestros pecados, está satisfecho porque el Padre está satisfecho y en garantía de esto nos ha dado Su Espíritu que es Santo.

 

Esta visión celestial, de Cristo sentado a la diestra de poder, es de un valor incalculable para nuestras vidas espirituales. Cuando entramos en condenación o ansiedad por nuestras vidas espirituales o por nuestro servicio y ministerios. Cuando el acusador ha ganado pie en nuestras conciencias o en multitud de diferentes circunstancias, la contemplación de Cristo sentado a la diestra de la Majestad, disipará todo como vapor de condenación.

 

“SI OYERES HOY SU VOZ”

 

Dejemos ahora que el Espíritu traiga y nos grave esta visión celestial a nuestros corazones.

 

No es quien somos, sino quien Él es, que puede garantizar nuestra perseverancia en la fe. No es lo que nosotros hacemos, sino lo que Él ha hecho y consumado que nos da vida en abundancia. Y todo esto por voluntad y propósito del Padre.

 

Escuchemos hoy al Padre ablándanos por el heredero de todo, para que en El recibamos nosotros nuestra porción.

 

Dios nos dijo que no nos hiciéramos imagen o semejanza de Él porque Dios mismo nos iba a proveer su verdadera imagen en Cristo, una imagen viva a la cual somos transformados por el Espíritu.

 

Entreguémonos en plena certidumbre de fe a Aquel que sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y Así como Israel fue sustentado por la Roca que les seguía y el maná que descendía. Nosotros somos sustentados por Su palabra que es Espíritu y es vida.  

 

Dale tiempo a tu sumo Sacerdote que te ministre mientras te postras en adoración y acción de gracias.

 

Levanta tus ojos al cielo y mírale sentado a la diestra de la Majestad y deja que el Espíritu te hable.

jueves, 8 de mayo de 2014


HEBREOS 1:1-4

 

VERSÍCULOS 1 Y 2, a.

 

En los dos primeros versículos el autor nos coloca inmediatamente en la división de los tiempos en la economía salvífica de Dios. Esto lo veremos muy a menudo en toda la epístola. En este versículo la revelación de Dios al hombre está dividida en “…otro tiempo” y “…estos postreros días”.

 

Ahora nos encontramos en los postreros días que Cristo vino a inaugurar al ser el Primogénito de la Nueva Creación. El es, según Pablo, el postrer Adán  (esto es, el que termina con la vieja creación y en El que se crea una nueva generación).

La primera creación es terrenal, la segunda es celestial por cuanto el segundo hombre es celestial y su simiente (que somos nosotros) es celestial. 1Co. 15:45-48 ya que no somos “engendrados de de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.Jn. 1:13.

 

El lenguaje de la revelación divina con la que Dios “habló a los padres por los profetas” era un lenguaje fragmentario, incompleto, imperfecto (por la debilidad de la carne).

Dios habló de muchas maneras diferentes. Algunas veces con voz audible. Otras en la tormenta y el trueno, como Moisés. Otras con un silbo apacible y delicado, como Elia. En otras ocasiones usó acontecimientos históricos del pueblo de Israel. También usó objetos, como el Tabernáculo o tipos como el cordero Pascual  o el Rey David.

 

Como he dicho antes este lenguaje fue fragmentario, incompleto e imperfecto porque ninguno de los acontecimientos, objetos, tipos o personajes podían contener la totalidad de la revelación divina. Nada podía abarcar todo lo que Dios quería decir al hombre, ni tampoco el hombre podía recibirlo. El lenguaje era imperfecto porque los personajes o portavoces que Dios tenía que usar eran imperfectos. Por ejemplo sabemos que el Rey David es un tipo de Cristo. Pero David como tipo de Cristo es imperfecto porque cometió asesinato, adulterio y desobedeció a Dios.

 

Todo el AT es una sombra, un bosquejo o esbozo de la Palabra más perfecta que Dios ha hablado en estos postreros días a nosotros por el Hijo. Es por esto que cuando leemos, enseñamos o predicamos el AT siempre tenemos que interpretarlo a la luz del Evangelio, esto es, a la luz de la más completa y cumplida Palabra que Dios ha dado en el Hijo que es su palabra final y definitiva.

 

La revelación de Dios es progresiva que va de Promesa a Cumplimiento. Desde la promesa en el Edén, pasando por Abraham, Moisés, David y los profetas todo es  palabra de promesa cuyo cumplimiento comienza en el pesebre de Belén. El AT termina en esperanza y expectativa de cumplimiento.

 

Cuando Cristo vino, Dios dejó de hablar en cuanto a más revelación.  La voz de Dios fue oída claramente en el Monte de la transfiguración cuando delante de Moisés y Elías (representantes de la Ley y los profetas) dijo así concerniente a Jesús: “este es mi hijo amado quien tengo complacencia; a él oíd” Mat. 17:5. En otras palabras, Dios ya no tiene nada más que decir en cuanto a revelación de sí mismo o su plan de redención. (Jn. 1:18; 14:9)A partir de esta última Palabra ya no crecemos o maduramos por nuevas revelaciones, sino por medio de conocimiento e iluminación de la revelación ya dada, esto es Cristo. Ef. 1:17. 2Pe. 1:3; 3:18. Por tanto Cristo es la suma total y en Cristo se encuentra la suma total de la Palabra de Dios al hombre.

 

Es por esto que el autor termina esta primera sección con este exhortación; “Por tanto es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos….¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Heb. 2:1-4. 

CONSIDERACIONES PRÁCTICAS

 

La traducción exacta y literal del versículo dos dice así; “…al final de estos días nos ha hablado en Hijo” Nuestra traducción RV dice; “…en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” Los comentaristas dicen que es un hebraísmo lo que el autor está usando, pero lo interesante para mi entender es que es un hebraísmo inspirado por el Espíritu Santo. Digo esto porque no es tanto lo que Dios ha hablado por medio del Hijo lo que vamos a considerar en este momento, sino lo que Dios nos ha hablado en Hijo o lo que Dios ha hablado en la persona del Hijo. 

 

Jesús en su ministerio terrenal eligió a doce hombres entre sus discípulos a los cuales llamó “Apóstoles”, mas tarde incluiría a Pablo al que se le apareció para darle la “visión celestial y el Evangelio”.  A estos apóstoles les dio una unción especial del Espíritu Santo porque ellos iban a ser los encargados de interpretar lo que Dios Padre ha hablado por Hijo. Por medio de la revelación que ellos recibieron es que nosotros podemos entender la Palabra de Dios dada por el Hijo y el significado del acontecimiento histórico de Jesús. Lo que ellos nos han dado es el fundamento del “Nuevo Templo donde Dios mora ahora y de “La Nueva Jerusalén” ¡¡¡Aleluya!!! Ef. 2:19-3:7. Ap. 21:14. Leyendo y minuciosamente estudiando sus escritos, las epístolas, podemos entender lo que Dios ha hablado en el Hijo.

 

Ahora bien, Cristo es la Palabra de Dios a todo y todos. El es el Modelo de todo, el Patrón para todo, la medida de todo. “Yo soy la verdad…” Dijo Jesús de sí mismo y Juan dio testimonio de Él diciendo; “…y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” Jn. 1:14. Así Jesús es la verdad o la realidad de hijo, siervo, profeta, pastor, sacerdote, marido, hermano, pueblo, congregación, cristiano. En definitiva Él es TODO.

T. Austin Sparks dice; “tenemos ahora en nuestras mentes y disponible para nosotros la completa revelación de la mente de Dios. Por todo esto tú eres ahora responsable. El propósito de esta revelación es traerte a cierta posición espiritual y para que gobierne la totalidad de tu vida”  y continua diciendo; “…el grado de tu eficacia o ineficacia como individuo o colectivamente, declarará el grado de tu entendimiento de esta Revelación”

 

El Hijo es la medida por la que somos medidos y es la medida a la que tenemos que atener en nuestro crecimiento espiritual. Este es el propósito eterno de Dios que; “seamos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Ro. 8:29.  Este mismo pensamiento lo vemos en la epístola que estamos estudiando; “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos” Heb. 2:10.

Cristo es el patrón y modelo de Hijo y de acuerdo a ese modelo es que el Espíritu Santo está continuamente conformándonos. Este es el ministerio sacerdotal que ahora está desempeñando Cristo en el Santuario celestial de lo cual hablaremos detalladamente más adelante.

Así que madurez espiritual, crecimiento espiritual, santidad, ministerio espiritual, todo esto tiene que ver fundamentalmente con la medida de Cristo en nosotros. Santidad ya no es por cumplir la ley sino que es por conformidad al Patrón. El apóstol Pablo lo pone de esta manera; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Ef. 4:12-13 y sigue en el verso 15; “…sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Por lo tanto todo crecimiento espiritual, o mejor dicho, el único crecimiento espiritual es aquel que produce el Espíritu Santo en nosotros modelándonos a la imagen de Cristo.

 

Cuando Dios le habla al profeta Amos acerca del juicio a Israel le hace ver una plomada de albañil. (Am.7:7,8) Es de acuerdo a esta plomada que el muro de Israel iba a ser juzgado. Nosotros podemos estar edificando nuestra vida cristiana como si fuera un muro y comparándolo con nuestro entendimiento de la Ley de Dios, o comparándolo con otros cristianos o incluso grandes héroes de la fe. Pero ahora Dios nos ha dado una Plomada fiel y es mirando fijamente esa Plomada que debemos edificar. Pero tengo que advertir que no es por imitación sino que es por impartición. Esa Plomada está en las manos del Espíritu de Dios que mora en nosotros. El es el que aplica la Plomada para enderezar lo torcido. El es el que nos conforma al Modelo. Esto es un acto vivo y orgánico. No de mandamientos escritos en tablas de piedra. Recuerda que el Verbo es la Palabra encarnada, Él es el Mandamiento de Dios, la Ley hecha carne y por el Espíritu morando en nosotros. Por eso digo que en el Nuevo Pacto la Ley de Dios es orgánica y viva. No son ordenes o consejos a seguir sino Naturaleza Divina que ha venido a nuestro espíritu.

 

 

 

 

 

“SI OYERS HOY SU VOZ”

Este es el momento que has de venir en fe delante del Espíritu Santo en humildad sometiéndote a la Palabra y permitir que el te hable. Anota lo que viene a tu corazón. Eso será tu comentario personal de Hebreos.

Lee los dos primeros versículos una y otra vez. Dale gracias a Dios por cada palabra, ora cada palabra, medita cada palabra. Deja que la Lluvia celestial te empape. Pide al Espíritu Santo que te hable del Hijo de una manera personal y para el Cuerpo, la iglesia.

 

Mira a Cristo hoy como la palabra de Dios para salvación y como garantía de que el Modelo sea cumplido en ti el día que más claramente le veas.

 

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 1Jn.3:2

 

 

Amen