MI CAMINO

jueves, 8 de mayo de 2014


HEBREOS 1:1-4

 

VERSÍCULOS 1 Y 2, a.

 

En los dos primeros versículos el autor nos coloca inmediatamente en la división de los tiempos en la economía salvífica de Dios. Esto lo veremos muy a menudo en toda la epístola. En este versículo la revelación de Dios al hombre está dividida en “…otro tiempo” y “…estos postreros días”.

 

Ahora nos encontramos en los postreros días que Cristo vino a inaugurar al ser el Primogénito de la Nueva Creación. El es, según Pablo, el postrer Adán  (esto es, el que termina con la vieja creación y en El que se crea una nueva generación).

La primera creación es terrenal, la segunda es celestial por cuanto el segundo hombre es celestial y su simiente (que somos nosotros) es celestial. 1Co. 15:45-48 ya que no somos “engendrados de de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.Jn. 1:13.

 

El lenguaje de la revelación divina con la que Dios “habló a los padres por los profetas” era un lenguaje fragmentario, incompleto, imperfecto (por la debilidad de la carne).

Dios habló de muchas maneras diferentes. Algunas veces con voz audible. Otras en la tormenta y el trueno, como Moisés. Otras con un silbo apacible y delicado, como Elia. En otras ocasiones usó acontecimientos históricos del pueblo de Israel. También usó objetos, como el Tabernáculo o tipos como el cordero Pascual  o el Rey David.

 

Como he dicho antes este lenguaje fue fragmentario, incompleto e imperfecto porque ninguno de los acontecimientos, objetos, tipos o personajes podían contener la totalidad de la revelación divina. Nada podía abarcar todo lo que Dios quería decir al hombre, ni tampoco el hombre podía recibirlo. El lenguaje era imperfecto porque los personajes o portavoces que Dios tenía que usar eran imperfectos. Por ejemplo sabemos que el Rey David es un tipo de Cristo. Pero David como tipo de Cristo es imperfecto porque cometió asesinato, adulterio y desobedeció a Dios.

 

Todo el AT es una sombra, un bosquejo o esbozo de la Palabra más perfecta que Dios ha hablado en estos postreros días a nosotros por el Hijo. Es por esto que cuando leemos, enseñamos o predicamos el AT siempre tenemos que interpretarlo a la luz del Evangelio, esto es, a la luz de la más completa y cumplida Palabra que Dios ha dado en el Hijo que es su palabra final y definitiva.

 

La revelación de Dios es progresiva que va de Promesa a Cumplimiento. Desde la promesa en el Edén, pasando por Abraham, Moisés, David y los profetas todo es  palabra de promesa cuyo cumplimiento comienza en el pesebre de Belén. El AT termina en esperanza y expectativa de cumplimiento.

 

Cuando Cristo vino, Dios dejó de hablar en cuanto a más revelación.  La voz de Dios fue oída claramente en el Monte de la transfiguración cuando delante de Moisés y Elías (representantes de la Ley y los profetas) dijo así concerniente a Jesús: “este es mi hijo amado quien tengo complacencia; a él oíd” Mat. 17:5. En otras palabras, Dios ya no tiene nada más que decir en cuanto a revelación de sí mismo o su plan de redención. (Jn. 1:18; 14:9)A partir de esta última Palabra ya no crecemos o maduramos por nuevas revelaciones, sino por medio de conocimiento e iluminación de la revelación ya dada, esto es Cristo. Ef. 1:17. 2Pe. 1:3; 3:18. Por tanto Cristo es la suma total y en Cristo se encuentra la suma total de la Palabra de Dios al hombre.

 

Es por esto que el autor termina esta primera sección con este exhortación; “Por tanto es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos….¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Heb. 2:1-4. 

CONSIDERACIONES PRÁCTICAS

 

La traducción exacta y literal del versículo dos dice así; “…al final de estos días nos ha hablado en Hijo” Nuestra traducción RV dice; “…en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” Los comentaristas dicen que es un hebraísmo lo que el autor está usando, pero lo interesante para mi entender es que es un hebraísmo inspirado por el Espíritu Santo. Digo esto porque no es tanto lo que Dios ha hablado por medio del Hijo lo que vamos a considerar en este momento, sino lo que Dios nos ha hablado en Hijo o lo que Dios ha hablado en la persona del Hijo. 

 

Jesús en su ministerio terrenal eligió a doce hombres entre sus discípulos a los cuales llamó “Apóstoles”, mas tarde incluiría a Pablo al que se le apareció para darle la “visión celestial y el Evangelio”.  A estos apóstoles les dio una unción especial del Espíritu Santo porque ellos iban a ser los encargados de interpretar lo que Dios Padre ha hablado por Hijo. Por medio de la revelación que ellos recibieron es que nosotros podemos entender la Palabra de Dios dada por el Hijo y el significado del acontecimiento histórico de Jesús. Lo que ellos nos han dado es el fundamento del “Nuevo Templo donde Dios mora ahora y de “La Nueva Jerusalén” ¡¡¡Aleluya!!! Ef. 2:19-3:7. Ap. 21:14. Leyendo y minuciosamente estudiando sus escritos, las epístolas, podemos entender lo que Dios ha hablado en el Hijo.

 

Ahora bien, Cristo es la Palabra de Dios a todo y todos. El es el Modelo de todo, el Patrón para todo, la medida de todo. “Yo soy la verdad…” Dijo Jesús de sí mismo y Juan dio testimonio de Él diciendo; “…y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” Jn. 1:14. Así Jesús es la verdad o la realidad de hijo, siervo, profeta, pastor, sacerdote, marido, hermano, pueblo, congregación, cristiano. En definitiva Él es TODO.

T. Austin Sparks dice; “tenemos ahora en nuestras mentes y disponible para nosotros la completa revelación de la mente de Dios. Por todo esto tú eres ahora responsable. El propósito de esta revelación es traerte a cierta posición espiritual y para que gobierne la totalidad de tu vida”  y continua diciendo; “…el grado de tu eficacia o ineficacia como individuo o colectivamente, declarará el grado de tu entendimiento de esta Revelación”

 

El Hijo es la medida por la que somos medidos y es la medida a la que tenemos que atener en nuestro crecimiento espiritual. Este es el propósito eterno de Dios que; “seamos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Ro. 8:29.  Este mismo pensamiento lo vemos en la epístola que estamos estudiando; “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos” Heb. 2:10.

Cristo es el patrón y modelo de Hijo y de acuerdo a ese modelo es que el Espíritu Santo está continuamente conformándonos. Este es el ministerio sacerdotal que ahora está desempeñando Cristo en el Santuario celestial de lo cual hablaremos detalladamente más adelante.

Así que madurez espiritual, crecimiento espiritual, santidad, ministerio espiritual, todo esto tiene que ver fundamentalmente con la medida de Cristo en nosotros. Santidad ya no es por cumplir la ley sino que es por conformidad al Patrón. El apóstol Pablo lo pone de esta manera; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Ef. 4:12-13 y sigue en el verso 15; “…sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Por lo tanto todo crecimiento espiritual, o mejor dicho, el único crecimiento espiritual es aquel que produce el Espíritu Santo en nosotros modelándonos a la imagen de Cristo.

 

Cuando Dios le habla al profeta Amos acerca del juicio a Israel le hace ver una plomada de albañil. (Am.7:7,8) Es de acuerdo a esta plomada que el muro de Israel iba a ser juzgado. Nosotros podemos estar edificando nuestra vida cristiana como si fuera un muro y comparándolo con nuestro entendimiento de la Ley de Dios, o comparándolo con otros cristianos o incluso grandes héroes de la fe. Pero ahora Dios nos ha dado una Plomada fiel y es mirando fijamente esa Plomada que debemos edificar. Pero tengo que advertir que no es por imitación sino que es por impartición. Esa Plomada está en las manos del Espíritu de Dios que mora en nosotros. El es el que aplica la Plomada para enderezar lo torcido. El es el que nos conforma al Modelo. Esto es un acto vivo y orgánico. No de mandamientos escritos en tablas de piedra. Recuerda que el Verbo es la Palabra encarnada, Él es el Mandamiento de Dios, la Ley hecha carne y por el Espíritu morando en nosotros. Por eso digo que en el Nuevo Pacto la Ley de Dios es orgánica y viva. No son ordenes o consejos a seguir sino Naturaleza Divina que ha venido a nuestro espíritu.

 

 

 

 

 

“SI OYERS HOY SU VOZ”

Este es el momento que has de venir en fe delante del Espíritu Santo en humildad sometiéndote a la Palabra y permitir que el te hable. Anota lo que viene a tu corazón. Eso será tu comentario personal de Hebreos.

Lee los dos primeros versículos una y otra vez. Dale gracias a Dios por cada palabra, ora cada palabra, medita cada palabra. Deja que la Lluvia celestial te empape. Pide al Espíritu Santo que te hable del Hijo de una manera personal y para el Cuerpo, la iglesia.

 

Mira a Cristo hoy como la palabra de Dios para salvación y como garantía de que el Modelo sea cumplido en ti el día que más claramente le veas.

 

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 1Jn.3:2

 

 

Amen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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