MI CAMINO

viernes, 30 de mayo de 2014


Hebreos 1:5

 

 

En los versículos anteriores vimos siete aspectos o características del Hijo demostrando así la superioridad de la Palabra de Dios por el Hijo, sobre la palabra de Dios por los profetas.

En estos versículos que siguen el autor presenta siete citas del AT para demostrar que el Hijo es superior a los ángeles y si los que no oyeron a estos recibieron castigo. Cuanto más si hoy no escuchamos a Dios en su última palabra por el Hijo.

 

La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué el autor elige este argumento de los ángeles para demostrar la superioridad del Hijo?

Algunos comentaristas sugieren que los recipientes de la carta  estaban cayendo   en una  devoción a los ángeles como la iglesia de Colosas. Col. 2:10.

Pero otra posibilidad, quizás más lógica, es que en el AT la ley fue dada por mediación de ángeles, (Heb. 2:2; Hch. 7:38,53; Ga. 3:19). Por lo tanto el argumento del autor es que al ser el Hijo superior a los ángeles su palabra ha de ser también superior.

 

Este capítulo que vamos a considerar, junto con los capítulos uno de Juan y Colosenses, y el tercero de Filipenses son los más importantes en cuanto a la doctrina de la deidad de Cristo. Pero nuestra intención no es demostrar una doctrina de la iglesia, por muy fundamental que sea. La intención de este estudio es ver a Cristo,  acercarnos a Él y permitir al Espíritu que nos ministre su vida.

Podemos conocer la doctrina y al mismo tiempo desconocer la persona de quien la doctrina habla.

Así que pidamos al Espíritu Santo que nos dé no solamente entendimiento de esta Persona tan sublime, sino que al mismo tiempo nos de la Persona misma, porque solo Él y no la doctrina de Él es vida. En lo que a nosotros respecta la palabra dada por los ángeles dice así; “…el que hiciere estas cosas vivirá.” Pero la palabra dada por el Hijo dice así; “…el que tiene al Hijo tiene la vida.”

No es cuestión de hacer, sino de tener en gracia la vida de Dios dada en el Hijo por el Espíritu y entonces, y solo entonces, esa vida producirá “estas cosas”

 

El nombre heredado del Hijo es superior a las ángeles porque…

 

“Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy”  “Yo seré a él Padre y él me será a mi hijo”

El autor está citando el Sal. 2: 7. Junto con 2Sam. 7:14. Estas dos escrituras del AT son mesiánicas y se refieren al hijo de David, el Mesías  que vendría a establecer el trono y edificar Casa a Jehová.  El salmo 2 en concreto se cita en  muchas ocasiones en el NT para demostrar que Jesucristo es el Mesías prometido. La primera referencia es en la anunciación, el ángel cita este salmo aunque no literalmente; “…y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios la dará el trono de David su padre.” Lc. 1:32.

La segunda vez que se cita es el Padre mismo dando testimonio desde el cielo, al mismo tiempo que el Espíritu Santo desciende sobre Él ungiéndole como Mesías, el Ungido de Jehová. Lc. 3:22.

 

Más adelante Pablo cita este salmo nuevamente en su predicación en Antioquía y lo hace con referencia a la resurrección de Jesús Hech 13:33,  En esta ocasión Pablo aplica esta declaración a la resurrección de Cristo.

 

Algunos niegan la eternidad del Hijo haciendo énfasis en el “hoy” del texto bíblico, pero si nos fijamos en Ro. 1:4 la resurrección es la declaración divina de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Aquel que es el Eterno Hijo de Dios, fue engendrado en el vientre de María para ser Hijo de Dios en carne y sangre. Después de su humillación,  fue declarado Hijo de Dios por medio de la resurrección. Esto es, la resurrección confirmó su estado de Hijo.

Otra cita al salmo 2, y que no podemos pasar por alto, se encuentra en Hch. 4:23-31. La iglesia en Jerusalén ha sido amenazada y la persecución está a punto de comenzar. Estos, reunidos en oración citan este salmo que es crucial para entender la persona y obra de Jesucristo. Por tanto creo que sería de provecho meditar un poco en este salmo.

 

Salmo del Mesías Rey (Sal. 2)

El salmo está dividido en cuatro partes. La primera parte (Versículos 1-3) habla del odio de las naciones, de la subversión del hombre contra Dios y su Ungido. La causa es la rebelión en el corazón de los hombres y las naciones y el rechazo a su gobierno. No quieren ser gobernados por el Príncipe de Paz y quieren romper todo lo que les une a Dios. Ellos maquinan contra el Cristo. Este es un principio espiritual que se ve por toda la Biblia y en la historia del Hombre.

Los cristianos de Jerusalén interpretaron esto cuando el pueblo, los sacerdotes y los gentiles se unieron para matar al Ungido. El Señor refirió dos parábolas que ilustran esto claramente. Lc. 19:11ss. Lc. 20:9ss.

Allá donde se predique a Cristo como único y legítimo rey con pleno derecho   para reinar y gobernar se levantará persecución. Pero allá donde solo se predique el amor de Dios y sus bendiciones sin demandas del Rey, no habrá persecución.

Es necesario que maduremos en nuestro entendimiento de lo que es el cristianismo. Demasiado tiempo lo hemos interpretado homocéntricamente y nos hemos centrado en nuestras bendiciones y bienestar. Cristianismo es el Cristo viniendo a nosotros como soberano para establecer su Reino primeramente en nuestro corazón. Él es la piedra cortada, no con mano que hirió a la imagen de Nabucodonosor y fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. (Dan. 2).

Él vino para preparar un pueblo dispuesto para su Dios. Un pueblo del Espíritu que oiga la voz de Dios y ejecute su palabra.

 

La segunda parte del salmo nos abre una pequeña ventana en el cielo y nos muestra lo que piensa Dios del consejo del hombre y sus intentos de insurrección contra su Ungido. Dios se ríe, se burla y habla en su furor. En esa necedad del hombre es que estamos viviendo desde que el hombre quiso ser su propio dios. La respuesta de Dios es; “Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte.”

Mientras los hombres maquinan, Dios ya ha puesto a su Rey sobre Sión, el lugar de gobierno universal. Sión es la ciudad del gran Rey, la sede de su gobierno. Al final de Hebreos el autor nos dice que nos hemos acercado a la Sión celestial (Heb.12:13) No dice la Sión terrenal, que es sombra,  sino la celestial. Ahí hemos sido introducidos de una manera espiritual y real por Cristo, y nos ha dado el poder del Evangelio para someter hombres y pueblos.

 

La tercera parte no es Dios, que ha puesto a su rey sobre Sión, el que habla, sino el Rey mismo hablando y declarando el decreto que ha recibido de Dios. Es el Ungido publicando su derecho y su soberanía. Reclamando su herencia y apagando la subversión de los rebeldes con autoridad.

Esto ocurrió después de la resurrección  en su exaltación a la diestra de poder. Jesús mismo dijo a sus discípulos; “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto id…” Mat. 28:18.

Los discípulos y nosotros hemos sido encargados de llevar por los confines de la tierra el decreto divino de que su Ungido es el Rey legítimo de las naciones. Somos testimonio vivo de una ciudadanía espiritual y celestial que no pertenece a esta tierra ni al príncipe de esta tierra. Somos una Nueva Creación que vive por el Espíritu, anda en el Espíritu, sirve en el Espíritu y adora a Dios en el Espíritu.

 

Por último, la cuarta parte del salmo es una amonestación a recibir el consejo de Dios y de horrar a su Soberano.  En el original dice “besad al Hijo” símbolo de reverencia y sumisión.

 

El apóstol Pablo ve esto cuando dice; “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” Fil. 2:9-11.

 

Ahora nos encontramos en los tiempos de la declaración del decreto de Dios sobre su Ungido. Pero viene ya el día en que el Rey de reyes vendrá a reclamar su trono y serán días de gran conflicto tal y como nos lo cuanta Juan en su Apocalipsis.   ¡¡Aleluya!!

 

Creo que ahora podemos ver un poco mejor el argumento del autor de Hebreos con respecto a la superioridad del Hijo sobre los ángeles. Después de todos los ángeles serán los ministros que ejecutaran Su palabra en ese día que tome la vara de hierro en su mano. Ellos tocarán las trompetas y derramarán las copas de juicio a los que no han querido someterse a Dios y su Ungido.

 

Podemos conocer mejor a nuestro Señor al ver la tremenda comisión que le fue encomendada por el Padre. No tan solo salvarnos, sino levantar un pueblo para su Dios. Un pueblo del Espíritu que ha sido (o está siendo ahora) transformado a su imagen y que no es de esta creación que ha de perecer.

 

El es el hombre, el único hombre, que habiendo glorificado a Dios y habiendo obedecido hasta la muerte de cruz, es digno de tomar el trono y reinar para su Dios. Pero esta posición de exaltación y gobierno no lo ha hecho para sí mismo, sino para todos los que han salido de este presente siglo malo y han tenido un renacer del Espíritu. Porque el mundo venidero pertenece al hombre que en el Espíritu lleva su semejamnza.

 

 

SI OYERES HOY SU VOZ

Hoy hemos visto el cielo abierto y las declaraciones del consejo eterno de Dios, aquellas cosas que Él se propuso en el designio de su voluntad. Esto es: “…que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día.” “Así que exaltado por la Diestra de Dios…este Jesús…Dios lo ha hecho Señor y Cristo”

 

 

 

Hoy nos postramos ante nuestro Rey exaltado con las marcas en sus manos y su costado que nos hablan de la manera con que recibió su herencia.

 

 

 

Declaramos su soberanía sobre nosotros y su derecho a reinar sobre nuestras vidas.

Le pedimos que ponga en nosotros un espíritu sumiso y apacible, un espíritu quebrantado y humilde para que su voluntad soberana sea hecha en nosotros. Amen.

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