EL ESTUDIO BIBLICO HA DE SER
EVANGELIO-CENTRICO (NUEVO PACTO)
En el punto
anterior dije que el estudio bíblico ha de ser Cristocéntrico. Esto es, ha de
buscar a Cristo en el texto y ha de llevar a Cristo en su aplicación. Cristo es
el cumplimiento de la Ley, es la realidad de las sombras del AT. Jesús dice de
sí mismo; “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” y Juan el Bautista da
testimonio de él diciendo; “…la gracia y la verdad vinieron por medio de Él” (Jn.
1: 17; Jn.14:6) Verdad en cuanto a la
realidad. Él es el verdadero Hombre, el verdadero Israel, el verdadero Templo,
el verdadero sacrificio, el verdadero Sumo Sacerdote. En Él y solo en Él la Ley
de Dios es obedecida y cumplida para todo Hombre. EN El y solo en El habita
Dios, como templo, donde el hombre puede orar y adorar, y así podríamos
continuar con todas las figuras y
acontecimientos históricos del AT.
Ahora bien, este
Cristo ya vino, fue crucificad, resucitado y exaltado a la diestra de Dios
desde donde envió el Espíritu Santo en el día de pentecostés. Este hecho
histórico es fundamental en todo estudio bíblico o sermón. Cuando Él colgaba de
la Cruz y antes de entregar su espíritu al Padre dijo; “ …consumado es” Jn.
19:30. La sangre del Nuevo Pacto ha sido derramada y todo lo que se requería
para que el hombre fuera reconciliado con Dios y recibiera la promesa del Espíritu
fue cumplido. Cincuenta días después de este acontecimiento nace la iglesia por
medio del Espíritu y aquellos 120 son una Nueva Creación.
En el primer
sermón de la iglesia 3000 personas son añadidas a la Iglesia. Estas personas,
al igual que todo cristiano en la historia, entran en el Reino como hijos de
Dios a pleno derecho de herencia. Entran Justificados y santificados. Entran
aceptados en el Amado. Entran “completos en Cristo” esto es, sin faltarles nada
que sea necesario añadir para le vida cristiana. El apóstol Pedro dice; “Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por
su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria
y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,
para que por ellas llegaseis a ser participes de la naturaleza divina…” 2Pe.1:3,4.
Un bebé cuando
nace sano ya tiene todo lo que necesita para la vida en este planeta. Tiene
todos sus órganos y sentidos aunque es necesario el crecimiento y la madurez
para que cada órgano se desarrolle con el uso. Pero no es necesario añadirle
nada. El cristiano no necesita nada, ya lo tiene todo, ya está completo en Cristo.
Por lo tanto el propósito que tiene el Estudio Bíblico es el de descubrir o revelar al cristiano lo que
ya ha recibido por medio del la obra terminada de Cristo y el don del Espíritu.
El Cristiano ha entrado en una obra acabada por Dios al igual que Adán entro en
el huerto del Edén. Ya estaba todo terminado, el solo tenía que cuidarlo,
conservarlo.
La oración de Pablo por las iglesias no es
que Dios les dé más sino que Dios les revele lo que ya tienen “de las inescrutables riquezas de Cristo” como
dice en Ef. 1:15-20 Por esta causa también yo, habiendo oído de
vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo
memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en
el conocimiento de él, alumbrando los
ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os
ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder
para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los
muertos y sentándole a su diestra) en
los lugares celestiales” Igualmente en Ef.. 2:7; 3:17ss; Col. 2:2.
Mi corazón me
duele cuando veo algunos maestros o predicadores hacer llamados al altar para
que los hermanos reciban más humildad o paciencia o amor, u obediencia, o ser
más fieles en la oración. Todo basado en el esfuerzo propio, la determinación y
la disciplina. Para mí esto no son Buenas Nuevas de gran gozo. Esto es poner
cargas que nadie puede llevar. El Señor llama a los cargados y cansados que vengan a él y reciban descanso para sus almas. Mat. 11:28,29.
Quiero poner
un ejemplo que estoy seguro muchos se
identificaran con él. Muchos de nosotros
hemos sentido culpabilidad al pensar en nuestra vida de oración. Quizás no
oramos lo suficiente y nos compramos un libro de oración o una biografía de un
gigante de la oración. Aprendemos de del escritor o del gigante ciertas
disciplinas y nos proponemos a toda costa de mejorar nuestra vida de oración.
No es necesario que pase mucho tiempo para que nos veamos fracasados y nos
sintamos más condenados que cuando empezamos nuestra empresa. ¿Cuál es la
solución? ¿Volverlo a intentar? ¿Leer más libros de oración? ¿Responder al
llamado del altar una y otra vez? No, porque mientras estamos en condenación y
mala conciencia nunca podremos levantarnos de nuestra condición.
Lo primero
que tenemos que saber es que “No hay condenación para los que están en Cristo
Jesús” porque Cristo no solo nos salvó por medio de su muerte, sino que también
nos salvo por medio de su vida. Cuando entiendo que Su vida de oración
perfecta, completa y agradable al Padre, que siempre le escucha. Esa vida de oración
es mía por la gracia de la Justificación. El Siguiente paso es saber que Él me
ha dado oración por medio del Espíritu de adopción que clama Abba Padre. Por último en humildad y acción de gracias recibo
por la fe esa vida de oración que no siendo mía me ha sido concedida por el
Padre.
Concluyendo
este punto quiero subrayar que la verdadera enseñanza bíblica ha de tener como
fundamento el Evangelio de Gracia (el Nuevo Pacto, La Nueva Creación, El Reino
que se ha acercado)como obra de Cristo consumada, traída a nosotros por el Espíritu de Gracia y
recibida en fe y acción de gracias.
“El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os
lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso os dije que tomará de
lo mío y os lo hará saber” Jn.
16:14,15.
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