MI CAMINO

martes, 22 de abril de 2014


INTRODUCCIÓN (continuación)

EL PROPOSITO DE ESTE ESTUDIO DE HEBREOS

 

La intención de este estudio no es ir versículo por versículo como si fuera un comentario de la Epístola. Tampoco es hacer un estudio técnico o teológico.

El estudio que haremos será pastoral, porque la epístola es pastoral. En realidad la mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que Hebreos no es una carta, sino que es un sermón escrito y enviado para que se leyera en las congregaciones.

 

La epístola hace un claro llamado a dejar de mirar al Viejo Pacto con sus formas, ritos y sombras para ir adelante, a la perfección por medio del ministerio presente de Cristo como Sumo sacerdote y mediador del Nuevo Pacto. El Antiguo Pacto era un sistema basado en lo físico, lo terrenal como sombra de lo celestial, de la realidad que es espiritual y celestial.

 

Jesús es el Apóstol y precursor de este régimen espiritual. Esto es la causa por la que aquellos especialistas de lo terrenal no le entendieron y le rechazaron acusándole de que iba a destruir el templo, que era el centro litúrgico de lo terreno.

Jesús le dice a la Samaritana que la verdadera adoración al Padre ya no será en templo de la Jerusalén terrenal. Será en el régimen nuevo del Espíritu donde no hay un lugar específico, sino que es en todo lugar donde dos o tres se reúnen en su nombre, que es el verdadero Templo, donde Dios y hombre se encuentran. Jesús es el inaugurador, el autor y consumador de esta fe que ha dejado de mirar a los rudimentos de este mundo para mirar solo a Jesús y su dispensación del Nuevo Pacto por el Espíritu.

 

Todo mensaje o estudio bíblico que no tiene a Cristo (nuestro Sumo Sacerdote) ministrando los beneficios del Nuevo Pacto está descansando en aquellos rudimentos que no pueden hacer perfectos a los que por ellos se acercan porque están descansando en el brazo del hombre.

 

El propósito de este estudio de Hebreos es seguir la línea de pensamiento del autor que es ir a la perfección siguiendo a nuestro precursor y entrar con libertad al lugar Santísimo. Es ahí donde el Cristiano vive con el fin de que todo lo que hacemos o decimo sea ministerio a Dios por Jesucristo.

 

La última exhortación de la epístola es a no desechar al que habla porque viene la remoción de las cosas movibles. Todo lo que no pertenece al reino de lo espiritual y eterno va a ser removido. Según Pablo todo lo que es madera, heno y hojarasca será quemado. Dios ha de remover en nosotros todo lo que es religión e ideas religiosas de hombres.

Aproximadamente dos años después que esta carta fuera escrita el templo y la Jerusalén actual (Ga. 4:25) fueron destruidas. Nosotros somos de la Jerusalén celestial, la ciudad que el verdadero David está edificando y que ha de descender para tabernáculo de Dios entre los hombres. Ap. 21:1ss.

 

Por tanto al igual que el autor, en nuestro estudio iremos haciendo distinción entre lo terrenal y lo celestial. Lo perfecto y lo imperfecto. Entre sombra y realidad. Entre lo Viejo y lo Nuevo. Entre la revelación fragmentaria y la revelación completa (Cristo). Entre obras muertas y reposo. Ente lo temporal y lo eterno.

Estoy seguro que si el Señor nos permite ver y entender estas realidades nuestras vidas van a ser transformadas y no vamos a perder el tiempo escuchando fábulas religiosas y rudimentos del mundo.

 

¡¡La Jerusalén celestial es libre, Aleluya!!

 

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